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Hay dos momentos en los que Guillermo Ochoa rozó la élite durante su carrera. Uno, aquella actuación histórica ante Brasil en el mundial del que fue anfitrión durante 2014 y el otro, poco consabido, fue cuando estuvo cerca de fichar por el PSG, en 2011. Por ese entonces, se preparaba para despegar hacía Europa tras consagrarse en México con el América y un inusual obstáculo se presentó en el camino al Parc des Princes: el clembuterol.

Fue durante el verano de 2011 que este anabolizante asaltó los titulares de los diarios mexicanos al informarse, en plena Copa Oro, que Antonio Naelson Sinha, Edgar Dueñas, Christian Bermúdez, Francisco Javier Rodríguez y Guillermo Ochoa habían dado positivo en un antidoping por su utilización. 

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Esa inesperada noticia tiró por la borda lo que lucía como un acuerdo inminente, según relataron el propio portero y su representante, Jorge Berlanga, en el primer episodio de la serie 'Sin Derechos' de Marca CLARO.

"Estaba a días de ser presentado en París y fue un golpe terrible [..] Esto parecía que se iba a tardar unas 3 o 4 semanas (en resolver) y el París sólo nos dio unos días. Lamentablemente, no llegamos a tiempo", compartió, aún un poco dolido, el agente de Guillermo. 

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El ahora meta del Standard de Lieja contó como el PSG debió cuidar su inversión al no firmarle por un posible castigo de dopaje:

"Al final el París terminó firmando a (Salvatore) Sirigu. Me dijeron: 'No podemos firmarte así, vamos a ocupar una plaza (de extranjero), no sabemos si vas a jugar, si vas a cobrar un salario sólo por entrenar y después te suspenden un año", relató Ochoa. 

Posteriormente, con su carta en mano tras terminar contrato en las águilas, el seleccionado nacional tuvo acercamientos con el Ajaccio y después de una reunión con el director deportivo en el aeropuerto de Marsella logró un acuerdo con la institución de Córcega.

Con el modesto Ajaccio, Ochoa comenzó su paso por el balompié europeode manera dual: tuvo actuaciones superlativas en lo individual pero en su tercer temporada el equipo descendió a segunda división. Tras ello, fichó con el Málaga, luego fue al Granada y ahora, a sus 32 años, defiende los colores del Standard, con el que recién conquistó el torneo copero de Bélgica.