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Una nueva locura ha ocurrido en nuestro fútbol argentino de cada día. Y, lo peor, es que ya no nos sorprende. En Formosa, un partido terminó en batalla campal y quien peor la pasó fue el árbitro del encuentro, acusado de no adicionar los minutos correspondientes.

Pongamos la situación en contexto: por los cuartos de final del Torneo Federativo de Clubes, Mariano Moreno y Herlendy disputaban la revancha (ida 3-4) para meterse en las semifinales, y el conjunto local necesitaba un gol para igualar la serie ya que iba 3 a 0 arriba en el marcador.

Todo comenzó cuando un jugador del Mariano Moreno le pegó al juez, disconforme por los pocos minutos que adicionó sobre el final. 

Luego de que la policía custodie al árbitro, un futbolista del Herlendy insultó a un rival y ése fue el puntapié para el comienzo de la batalla campal entre jugadores, cuerpos técnicos y hasta la hinchada local, por lo que tuvieron que ingresar caballos al campo de juego para tratar de calmar las aguas.

Sin embargo, la disputa continuó fuera de la cancha: el colectivo de la institución visitante fue atacado con piedrazos, y los árbitros debieron irse escondidos en un patrullero de la policía. Violencia sin fin...