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Dependiendo del cariz con el que se mire, la noticia puede ser positiva o muy negativa. Alcohol y aficionados no van íntimamente ligados de la mano, pero la prohibición de las autoridades rusas de prohibir la venta de alcohol durante la celebración de la Copa del Mundo no sentará muy bien a algunos de los seguidores que vayan desde el próximo mes de junio a Rusia.

La medida pretende prohibir la venta en Moscú (aunque se podría ampliar a todas las sedes) de alcohol en los bares, restaurantes y otros puntos de venta como supermercados o quioscos de prensa, desde el día anterior a la celebración del partido. La prohibición está justificada. El dispositivo de seguridad será máximo, pero aun así se pretende evitar que surjan altercados, y bien es sabido que el alcohol alienta este tipo de sucesos. Lo que si se permitirá será la venta de alcohol en las Fan Zones instaladas por la FIFA y dentro del mismo estadio.

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La drástica medida tiene su razón de ser en los incidentes entre aficionados sucedidos durante la pasada Eurocopa celebrada en Francia. Tanto los ultras rusos, como ingleses, franceses, ucranianos o húngaros (que no irán a la cita rusa) dieron una imagen lamentable con numerosos altercados por toda la geografía gala.