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Ayer por la noche se dio a conocer una charla telefónica que entabló Messi con Lionel Scalonni, director técnico interino del conjunto albiceleste, en la que el astro le comunicó que no iba a ser parte de la plantilla, al menos por este año. 

La bomba de "La Pulga" no tan solo es entendible sino que es la mejor decisión que podía tomar. Es de público conocimiento la sobrecarga emocional y la presión que le generó la selección nacional durante los últimos años. Tras el subcampeonato en el Mundial de Brasil, el panorama fue de constantes dolores de cabeza para Lionel, quien tuvo que ponerse a la espalda a un equipo sin identidad y tuvo que lidiar con una hinchada que pretendía que juegue exactamente como lo hace en el Barcelona y que la selección tenga los mismos resultados que el equipo culé. Lo que los aficionados no logran darse cuenta es que Leo es siempre el mismo jugador y que la diferencia radica en la dependencia que tiene cada una de las plantillas respecto al 10.

Es redundante decir que la ausencia de Messi en el Barcelona no sería fácil de reemplazar, pero no sería imposible para el equipo blaugrana encontrar una forma de jugar bien al fútbol y ser un equipo grande, con o sin el astro. Imposible decir lo mismo de la selección argentina, equipo que no es equipo, sino  una lista de maravillosos apellidos que en lugar de mirar el balón durante el partido lo miran a Leo, como el resto de la afición.

Tan solo viendo la diferencia de la cara de Leonel cuando usa la camiseta del equipo catalán y cuando viste la celeste y blanca queda claro que Messi no se merece vivir lo que está viviendo con el equipo de su país. El rosarino sabe que en cualquier equipo que juegue va a ser la estrella y la mayor expectativa va a estar siempre puesta en él, pero si el grupo no existe, sea cual sea la plantilla, el jugador nunca va a poder lucirse. 

Leo debe quedarse afuera de su selección, por lo menos hasta que se forme un grupo. Para que el diez vuelva hay que dejar de incluir la palabra "necesidad" cuando se habla de su relación con el equipo que dirige momentáneamente Scaloni. En otras palabras, Messi debería volver cuando el plantel prescinda de él: solo entonces va a poder traer los resultados que le trae el Barça.