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Todo lo vivido en torno al cruce entre San Lorenzo y Deportes Temuco, por la segunda fase de la Copa Sudamericana, fue bochornoso. Sin minimizar la histórica victoria que había logrado el conjunto chileno en el partido de ida (1-2 en el Nuevo Gasómetro), hay que decir que la dirigencia del Ciclón notó que había una incorrecta inclusión por parte de un jugador rival (Jonathan Requena) e hizo lo que debía: reclamar el partido en CONMEBOL.

Una vez que el fallo lo avaló y se le dio el partido por ganado al equipo argentino por 3 a 0, tal como marca el reglamento,  se desató una ola de furia por parte de los trasandinos, que le hicieron la vida imposible a la delegación del Ciclón desde que llegó a su país para jugar el partido de vuelta. A saber:

1-Piedras en el micro que trasladaba al plantel de San Lorenzo

2-No tenían predio para entrenar (nadie se los quería alquilar)

3-Casi se quedan sin hotel (quisieron anularles la reserva que habían hecho)

4-Agresión a Nicolás Navarro, arquero del equipo

5-Agresión al preparador físico con heridas en el ojo incluídas

6-Tener que moverse con camionetas y motos

7-Corte de agua en el estadio: no se pudieron bañar

¿Qué hizo la delegación azulgrana para merecer ése trato? ¿Acaso el club estuvo mal en ir a CONMEBOL y reclamar algo totalmente justo? Claro que no. La institución chilena debería haber revisado previamente si todos sus jugadores estaban en condiciones. Es un club profesional, que está disputando nada menos que la Copa Sudamericana.

La conferencia de Nico Navarro fue sencillamente espectacular, y habría que mostrarla como ejemplo no sólo para la gente que rodea al fútbol sino también en otros ámbitos. Defendió a nuestro país, admitió que en lo futbolístico fueron ampliamente superados y reclamó el pésimo trato que tuvieron durante su estadía en Chile. Una pena enorme que ésto siga pasando.