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La gran promesa del fútbol brasileño. El heredero de Neymar. Los cantos de sirena auguraban que el Real Madrid de Florentino Pérez acababa de fichar al nuevo Pelé, un jugador rápido, con regate, visión de juego y gol. El próximo dios del jogo bonito, del fútbol total


Un dios que tendrá que bajar al infierno, el infierno que todo hincha de un club profesional en horas bajas conoce y teme, la Segunda División B. Un pozo de 80 equipos, con equipos históricos como Hércules, Real Murcia o Racing de Santander y otros de la talla del Olot, el Cultural de Durango o el Don Benito… pasando por los filiales.

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La realidad es que el Real Madrid ha pagado 45 millones por un jugador que tendrá ficha en la categoría de bronce. Una cifra que supera el presupuesto de toda la Segunda División B, sin contar los filiales, claro. El futbolita brasileño cobrará siete millones y medio por batirse el cobre en terrenos de juego de Segunda División B. 

Para el hincha que no es aficionado a esta categoría, esto implica campos de barro, de césped artificial, terrenos de juego en los que rasear el esférico se convierte en una utopía… en definitiva, estadios en los que el joven brasileño tendrá muy difícil mostrar su espectáculo. Vinicius es el vivo ejemplo de que el mercado se ha vuelto loco. 

Los filiales, eternos odiados de Segunda División B. Todo aficionado que se precie de un equipo humilde y que haya caído o temido caer al pozo ha levantado alguna vez su voz pidiendo una liga de filiales. Saben del desnivel que producen estos equipos. Clubes históricos que, sin derechos de televisión, deben buscar el dinero en cualquier esquina tienen que enfrentarse a otros clubes con presupuestos estratosféricos capaces de completar traspasos de 45 millones de euros. Tan solo proporcionan desigualdad en la competición.

Resulta imposible competir contra ellos presupuestariamente y forman injusticias dentro del campeonato regular. Cuantísimas veces un equipo se ha enfrentado contra un filial repleto de estrellas y solo dos jornadas después, su máximo competidos por el puesto se ha enfrentado a ellos sin que estuviera presente ninguna de ellas, todas con el primer equipo. Clubes que ven en el ascenso su máxima esperanza para sobrevivir ven truncados sus sueños por las grandes potencias de nuestro fútbol. Abandonar la Segunda B es su seguro de vida. Una categoría abandonada que necesita una revisión urgente y un debate sobre la liga de filiales que debe llevarse a la asamblea de la Federación.

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Tal vez la llegada de Vinicius al Real Madrid sirva al fútbol español para reflexionar. Actuar sobre la situación de los filiales y estar más atentos a un mercado que se ha vuelto loco. Ningún club debería desmbolsar una cifra tan alta por un jugador que va a recalar en una categoría semiamateur. El Real Madrid ha pagado hoy la misma cifra por la que adquirió hace 16 años a otro delantero del país carioca, Ronaldo Nazario. No sabemos si Vinicius será el nuevo Ronaldo, el nuevo Neymar, el nuevo Pelé… o el nuevo Cicinho. Por el momento solo ha demostrado controversia y ha hecho estallar a los clubes más heridos de Segunda División B.