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Ayer, gracias el medio alemán Die Welt, se desveló que, en caso de que el Barcelona vendiera a Dembélé, debían abonar los 40 millones de euros por bonus automáticamente, lo que convertiría la operación en un negocio ruinoso para el club y, además, hace replantear al equipo el futuro del jugador.

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Dembélé no ha rendido como se esperaba, es palpable, y está dejando más titulares por sus feos gestos fuera del campo que por su capacidad de desborde. Pero hay que recordar una cosa, tiene 21 años y, con su comportamiento, deja bastante patente que es un 'niño' y que, como toda persona, necesita madurar.


Dudo que en el seno del club blaugrana alguien ponga en duda su potencial. Es uno de los jóvenes valores más prometedores del fútbol mundial y solo él es capaz de ponerse un techo, como está haciendo ahora. Oportunidades como jugar en el Barça solo pasan una vez, y él debería aprovecharla. Pero no solo él, también el club, porque jugadores de su potencial no abundan y cualquier club con dinero estaría dispuesto a poner una buena cantidad de dinero sobre la mesa, y correr el riesgo de enmendarle, a fin de tener un crack en su plantilla.

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Por eso el club debería darle una última oportunidad, una última opción de redimirse y demostrar que vale para el Barça. No solo lo agradecerá Dembélé, también las arcas del Barça, que no verán reflejada en su contabilidad una operación ruinosa.