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Camisetas de color blanco y otras de color blaugrana ya se han visto en más ocasiones enfrentadas sobre un terreno de juego, sin que causara confusión a los espectadores. Sin ir más lejos, sucede en cualquier Clásico. 

Por eso fue de extrañar que el Barça vistiera en Lyon la camiseta suplente, la amarilla. Pero así fue por orden de los colegiados. Según dijeron, el factor decisivo para no vestir los colores habituales está relacionado con las medias, en este caso de Lopes, portero del Olympique de Lyon, que eran de color rojo.

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Al parecer la segunda equipación, amarilla, era la única apta para disputar el partido y la única que se alejaba de la polémica de la confusión. Las medias azul marino de la primera equipación y las salmón de la tercera, por lo visto, eran susceptibles de confusión con las rojas que iba a vestir el portero local. 

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Lo que parecía de nuevo una estrategia de marketing por parte del FC Barcelona resultó ser una exigencia del equipo arbitral para que se pudiese disputar el encuentro con normalidad.