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El pasado domingo se culminó el descenso oficial de los Tiburones Rojos del Veracruz tras caer 2-0 frente a León en el Estadio Nou Camp, lo cual causó suma tristeza en toda su afición, aún cuando se sabía de antemano que era prácticamente imposible eludir la quema porcentual desde el arranque del Torneo Clausura 2019.

No obstante, la buena noticia para el conjunto escualo es que podría mantenerse en la Primera División si paga la multa de 120 millones de pesos, pues los planes de la Federación Mexicana de Fútbol son que próximamente la competencia cuente con 20 equipos.

Sin embargo, no todo es tan bueno para el dueño, Fidel Kuri Grajales porque tendría que entregar el club al gobierno de Veracruz, ya que una de las cláusulas para mantener el trato con la entidad era mantener a la escuadra en la máxima categoría del balompié azteca, el cual pactaron en 2013.

Fue el periodista David Faitelson, quien a través de su cuenta de Twitter dio a conocer que, apenas concluido el campeonato, el polémico directivo ‘tiene que reintegrar al gobierno estatal el Estadio, el escudo, el nombre y el centro de formación’, compartiendo también algunas imágenes del precontrato y comodato entre el club y el gobierno.

Aunado a ello, el comunicador de ESPN añadió que el gobierno jarocho tiene ‘el derecho de reclamarle la franquicia y los derechos al señor Kuri’, ya que este último tenía entre sus planes llevarse la franquicia hasta Mérida, lo cual ya no podría llevar a cabo.

En el 2013, quien fuera el presidente de los Tiburones Rojos, Fidel Kuri Mustieles (hijo de Kuri Grajales) y la administración estatal (entonces bajo el mando del priista Javier Duarte), llevaron al papel lo que desde años atrás había sido un acuerdo de palabra, al firmar un Contrato de Promesa de celebración de Comodato (por el Estadio Luis “Pirata” Fuente e instalaciones de entrenamiento) y Usufructo (por el nombre, escudo, logotipo y marca comercial).

Dicho pacto establece que Mustieles, cabeza de la Promotora Deportiva del Valle de Orizaba, A.C., sólo estaba obligado a mantenerse al corriente de los gastos operativos, pero que perdería los derechos en caso de que el club descendiera y que todo volvería a sus dueños, o sea, el gobierno.

“(El Gobierno declara) Que es propietario del Nombre, Marca Comercial y Logotipo ‘Tiburones Rojos del Veracruz’, y de las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento y del Estadio Luis Pirata de la Fuente”, menciona el acuerdo en sus primeras páginas.

Cabe recordar que en aquella época no exista la opción de pagar una multa para mantenerse en la Primera División, por lo que la continuidad del acuerdo quedará sujeta a la interpretación que hagan tanto el político como el Gobierno, en el sentido de si el descenso del Veracruz, independiente al pago de la permanencia inmediata, podría derivar en la anulación del contrato.

Sólo falta esperar que sucederá con los Tiburones Rojos, pues el Gobierno de Morena no estará totalmente de su lado como acaeció en la época de Duarte y el PRI.

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