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Si ya de por sí resulta feo ver una grada vacía en cualquier partido televisado, más lo es aún verlo en grandes estadios como el Santiago Bernabéu. Ayer contra el Éibar poco más de 50.000 espectadores acudieron al templo blanco. El dato no es único esta temporada y refleja una cosa clara, la afición está tanto o más desenchufada que el equipo.

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Que la renovación del estadio se antoja necesaria para acomodarlo a la demanda actual es un hecho, pero una cosa es renovar el estadio y otra es sacrificar el futuro deportivo del equipo en pos de la remodelación. Usando como símil el mundo de la interpretación, de nada sirve tener el mejor teatro del mundo, si la obra que se va a representar no merece la pena pagar la entrada.

Eso es lo que le pasa al Madrid ahora mismo. No llega al aficionado ni con la vuelta de Zidane, en otras palabras, hay que invertir y hay que hacerlo en jugadores, no cubiertas metálicas ni techos retráctiles. El que quiera ver la estructura del nuevo estadio que pague la entrada al museo y de paso vea unas cuantas copas. El que quiere ver un espectáculo paga la entrada para el partido, y la paga para ver a gente como Cristiano en su momento o, por citar a rumores, a Hazard o Mbappé en un futuro próximo.

Con la temporada acabada prematuramente nadie esperaba el estadio lleno hasta la bandera, pero hay una falta de ilusión total que solo se va a subsanar con una fuerte inversión en fichajes. La situación no es tan grave como en 2009, cuando volvió Florentino Pérez, pero hay que revolucionar la plantilla e invertir en jugadores que tengan hambre, que inciten a ganar otra vez la Copa de Europa y la Liga.


Desde luego, el nivel de la plantilla no es malo, han ganado 4 Champions en 5 años, eso tiene un mérito increíble, pero tiene que recuperar el plus de competitividad y ambición. Los títulos no se ganan con Varane o Kroos deambulando por el campo o con jóvenes todavía sin completar su formación, se ganan con estrellas y con una 'clase media' - que puede incluir jóvenes perfectamente - capaz de arrebatarle el puesto a las estrellas. En este tiempo, el equipo ha perdido a su estrella y buena parte de esa 'clase media'.

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El equipo ya sabe la fórmula para volver a reinar, solo falta abrir la cartera y traer jugadores que aporten una nueva frescura a la plantilla e ilusión a la afición. De nada vale tener una maravilla arquitectónica para ganar más ingresos si el estadio está vacío.