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Este fin de semana se viene una edición más del Clásico Joven entre América y Cruz Azul en el Estadio Azteca, en choque correspondiente a la Jornada 14 del Torneo Clausura 2019. La rivalidad entre estos equipos de la Ciudad de México siempre ha sido fuerte, pero sin duda en los últimos años se ha ido elevadno.

Durante la conferencia de prensa de esta semana, el técnico de La Máquina, Pedro Caixinha, afirmó que no es ninguna revancha por lo sucedido en la final del Apertura 2018 y que sólo se enfoca en sumar los tres puntos para poder mantenerse en zona de Liguilla, sin embargo, ese discurso puede parecer muy pobre a todos los seguidores del equipo, que no pueden seguir aguantando la paternidad que las Águilas han impuesto sobre ellos y más tras las dos finales perdidas en la última década.

Lo acertado de las palabras del Forcadoes ir por los tres puntos porque es una obligación para la institución, sacar la casta y dejar de ser el hazmerreír de los azulcremas, ya que al tratarse de un equipo ‘grande’ nunca debe bajar los brazos y sin importar si es un amistoso, de liga o de cualquier otra cosa, su cabeza siempre tiene que estar enfocada en el triunfo. Lamentablemente muchos no saben lo que representa vestir dicha camiseta y únicamente se contagian de esa malaria que habita desde 1999 en la institución.

Tal vez los cementeros no lo acepten, pero últimamente este cotejo representa más que eso, es una batalla mental y anímica contra ellos mismos, pues después de tantos descalabros, la presión está presente cotidianamente, dificultando todo pues no sólo deben vencer a su rival sino la barrera que los frena y paraliza para pensar claramente y entregarse al cien por ciento.

El más claro ejemplo se vio en la última final del Apertura 2018; los de La Noria llegaban como el superlíder, la mejor defensiva, imbatible como local luego de su regreso al Coloso de Santa Úrsula y con un paso arrollador en la delantera, pero justo en los dos juegos decisivos toda esa estadística quedó de lado. No mostraron garra, se vieron desanimados, quizá porque en la cabeza traían el eterno pensamiento de que si perdían volverían a burlarse, le romperían el corazón a sus hinchas y aparecería una vez más la famosa ‘maldición’.

Obviamente enfrentar a los de Coapa siempre lleva un sabor extra, pues no sólo sucede con Cruz Azul, sino con los otros clubes de la Liga MX, no obstante, los que más sufren son los azules porque son los que más han elevado su rivalidad al ser casi similares, gastando millones en futbolistas que puedan marcar diferencia, trayendo a un director deportivo que le dio éxitos a los azulcremas, peleando en lo alto de la tabla y siendo de los más constantes en la fase final.

Este fin de semana los que llegarán con más presión serán los celestes, pues son quintos de la tabla y el América cuarto, por lo cual tratarán de llevarse los tres puntos para pasarlos y tratar de cerrar los juegos en casa durante la Fiesta Grande, aparte quiera o no el lusitano, la plantilla está tocada todavía por su terrible actuar en la gran final, algo que pudo verse al inicio del presente certamen cuando arrancaron de forma negativa el camino.

La realidad es que, aunque La Máquina derrote a las Águilas, la presión siempre estará presente en ella cuando choque con el más odiado, pues las cosas tristes y que pegaron psicológicamente nunca se olvidan y menos por las formas en que se dieron.

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