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El últimoo domingo se suponía que era una fiesta la primera final del Campeonato Paulista. Sin embargo, la previa del clásico encontró a las torcidas de ambos equipos enfrentadas con hechos de violencia de magnitud, que empañan el espíritu de cualquier deporte.

En la zona oeste de la ciudad de San Pablo, en la localidad de Ferraz de Vasconcelos, ubicada a unos 50 kilómetros del estadio Morumbi, en las adyacencias a una estación de tren, estuvo el epicentro de la batalla campal entre las dos hinchadas, horas antes a que se disputará el partido de ida por el torneo regional más importante de Brasil.

Vídeos publicados en redes sociales tomaron estados virales, donde se observa a un contingente caminando con palos por una calle y de repente se ve como empiezan a correr.

Hubo acuchillamientos y golpes con palos: la confrontación dejó 14 heridos, de los cuales tres fueron heridas de bala y los restantes tuvieron lesiones diversas, producidas por la riña. Cinco simpatizantes fueron detenidos, según informó la policía. Los lastimados fueron traslados a los centros médicos de la zona.

Desde la psicología, hace tiempo que se investiga a la violencia en el fútbol, no como un hecho de individuos aislados, sino abordándola desde un comportamiento social. Como señalan los profesionales Páez y Campos, “el conformismo es el cambio de creencias o conductas debido a la presión de un grupo, que modifica las disposiciones previas del sujeto en la dirección de la norma establecida por el colectivo en cuestión”. Es decir, modificar nuestra conducta para adaptarla a la de un grupo (hinchada), lo que se conoce también como “sentido de pertenencia”. Para erradicarla (a la violencia), es necesaria una mirada interdisciplinaria desde los distintos campos sociales.

En cuanto a lo futbolístico, el cotejo culminó en un cerrado y aburrido 0-0. La vuelta será el próximo domingo en el Arena Corinthians, en un encuentro de máxima seguridad.