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En los últimos años los Pumas han demostrado al resto de la Liga MX, como no se deben de hacer las cosas. Definitivamente Rodrigo Ares de Parga se ha convertido en el máximo enemigo de la institución y ni dentro o fuera de la cancha logra rescatarle algo de dignidad al equipo. 

En primera instancia, el directivo puma se ha encargado de contratar refuerzos inservibles en su mayoría para un equipo que está destinado y obligado a pelear en la parte alta de la tabla siempre; hacerlo sin el dinero necesario y sin preparar a las fuerzas básicas como se hacía en el pasado no puede llevarte más que al fracaso. 

Para concluir, cuando finalmente empieza a dar resultados, con un cuadro bien armado, termina por dar declaraciones que acaban afectando a la plantilla misma, convirtiendo a Pumas en el hazmerreír de la liga.

Buscar la salida de gente como Carlos González, el máximo referente hoy en día del equipo, sólo exhibe más la desesperación que ya hay dentro del cuadro azul y oro, situación que debe de cambiar de una vez por todas. 

Goleadas por parte de Tigres, incapacidad para vencer al América, falta de resultados en los últimos años, entre otras cosas más, están poniendo los últimos clavos en el ataúd de Ares de Parga, quien se juega su última ficha con Bruno Marioni como Director Técnico. 

Las cosas deben de cambiar para el cuadro universitario y el tiempo se le termina a Rodrigo Ares de Parga. Quizás eso sea lo que tanto necesita esta institución, cambiar los ideales desde arriba y regresar a ser esa cuna de futbolistas que se iban formando mientras competían con refuerzos de calidad, para así volver a hacer de Pumas un contendiente real por el título.

Esa es la única forma de dejar de ver a los de la UNAM como un negocio de futbolistas donde el que triunfa termina siendo vendido y volvamos a verlos como el conjunto donde las mejores estrellas quieren estar. Las oportunidades se le terminan a Ares de Parga y los cambios cada vez son más urgentes.