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La vida sigue igual o incluso peor en el Real Madrid. Al equipo se le está haciendo demasiado larga la temporada y eso se refleja en la actitud de los jugadores en cada partido. Ni siquiera Zinedine Zidane ha sido el revulsivo que muchos esperaban. El francés aceptó hacerse cargo del Madrid a falta de diez partidos para que finalizase la temporada pero el conjunto blanco no da síntomas de recuperarse y eso que por delante hay muchos aspectos que mejorar.

El francés cogió un equipo con la moral hundida, sin la posibilidad de pelear por un título en el mes de marzo, con jugadores que no han sido capaces de ofrecer un buen rendimiento a lo largo de la temporada, con problemas tanto en defensa como de cara a gol. Quizá Zidane cuando aceptó el ofrecimiento de Florentino no se esperaba que el equipo estuviera tan mal anímicamente, pero él ya sabía que los problemas no se iban a solucionar solamente con su presencia y los primeros meses iban a ser difíciles. 

Cuando Zidane aceptó regresar al banquillo blanco no sólo tenía por delante la misión de reflotar al equipo sino de rescatar a jugadores que pasaron de brillar por sus propios medios a caer en una espiral de autodestrucción de la que no eran capaces de salir. Y conseguir que un equipo con los altibajos del Madrid pasara de cero a cien es una tarea imposible de realizar en poco tiempo incluso para el técnico de las tres Champions consecutivas.

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Volver a enchufar a jugadores que han ganado tantos títulos en tan poco tiempo es un reto complicado para cualquier entrenador, pero Zidane es un hombre agradecido y no hay nada que se le ponga por delante. Sólo un gran madridista aceptaría coger un equipo en esas condiciones. Y si recuperar a los jugadores y enchufar de nuevo al equipo es más complicado, el casting que está haciendo desde que se sentó en el banquillo es una tarea ingrata. En estos partidos Zidane ha hecho todo tipo de pruebas poniendo y quitando jugadores y en sus manos está tomar la difícil decisión de descartar a aquellos futbolistas con los que un día fue campeón. Y por lo que se ha visto en el terreno de juego son pocos los que están dando la cara.

El tramo final de temporada se le está haciendo muy cuesta arriba al Madrid y a Zidane que tras la derrota en Vallecas salió a pedir perdón a los aficionados. Él es consciente de la exigencia de este club y sabe de primera mano que nadie le va a regalar nada, pero que una vez que pasen estos meses de tormenta podrá armar un equipo a su gusto para seguir ampliando su increíble palmarés. Una vez ya se hizo cargo de un equipo a la deriva y la jugada le salió bien, ahora puede volver a repetir la fórmula a base de trabajo y paciencia. Después de estos meses oscuros la luz volverá a brillar para el madridismo.

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