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Macarena Sánchez Jeanny nos recibe amablemente en su casa ubicada en el barrio porteño de San Telmo, una fría mañana de mayo. Un fugaz pantallazo por la escena permite comenzar a conocer a nuestra entrevistada: una foto en la que se ve el emblemático pañuelo verde, símbolo de la lucha por la despenalización del aborto en Argentina, el mate casi listo en la mesa, una credencial suya con la camiseta de San Lorenzo y una pelota de fútbol en el piso.

“No es cualquier pelota. Me la regaló Cristina (Fernández de Kirchner) el día de su cumpleaños. Yo no le llevé nada y ella me dio una pelota”, recuerda con orgullo, mientras observa, casi hipnotizada, ese objeto de deseo que tantas alegrías, y algunas frustraciones, le ha traído en su vida.

Macarena es la cara más visible, la punta de lanza, de la revolución que experimenta el fútbol femenino en Argentina. En abril de este año, se convirtió en la primera futbolista argentina en firmar un contrato profesional, al fichar por San Lorenzo de Almagro, tras una larga lucha colectiva que incluyó un juicio a la Asociación del Fútbol Argentino.

¿Cómo manejás tanta exposición mediática?

Ahora lo tomo un poco más tranquila. Pero al principio la verdad es que me afectaba bastante, por momentos todavía lo sigo sufriendo.

Son muchas cosas, mucha exposición para la que no estaba preparada de un día para el otro. Cosas desgastantes como tener que hablar siempre de lo mismo, por más que es una lucha por la que estoy convencida y me atraviesa. Ser la voz de muchas personas no es fácil, es una presión muy grande.

En estos días fuiste noticia por unos tweets en los que buscabas a una chica que conociste en el Aeropuerto

No me gusta eso, salir en los diarios por cosas que pongo en mis redes sociales. Pero entiendo que funciona así: si yo lo hago público estoy expuesta a que suceda. Me parece que hay cosas más importantes que están pasando en el país.

Al momento de hacerlo tal vez no me doy cuenta. Soy auténtica y si me sale hacer algo lo hago. Aunque después se termine haciendo viral. Ahí me doy cuenta de la repercusión que puede llegar a tener.

¿Siempre supiste que querías ser jugadora de fútbol?

Sí, pasé por otros deportes pero siempre volvía al fútbol. Me terminé dando cuenta de que era lo que quería hacer.

¿Cómo fue tu infancia? ¿En algún momento sentiste que te veían como distinta por jugar a la pelota?

Cuando era muy chica lo disfruté completamente, siempre estaba rodeada de varones. Pero entrando en la adolescencia sí fue más difícil, sufría los calificativos de machona. Eso me afectaba.

Por suerte nunca sentí la discriminación de los nenes de mi misma edad, sí con la gente más grande. De chica no te das cuenta, lo único que querés es divertirte. Cuando vas creciendo empezás a notar la discriminación y exclusión.

¿Cómo evaluarías los avances que se produjeron en este sentido?

Hay un cambio de paradigma cultural muy importante. En esa época no se veían mujeres en una cancha de fútbol 5 y hoy está lleno de chicas. Hay torneos de mujeres o mixtos y están siendo más abiertos a que juguemos al fútbol.

Todavía falta y todo lo que rodea al fútbol sigue siendo muy machista: de 100 periodistas apenas 10 son mujeres. Cuando vas a la cancha también lo notás, pero se percibe una diferencia.

Siguen habiendo clubes que no tienen fútbol femenino, que no tienen escuelitas. Ese es el gran cambio que tenemos que hacer para lograr un fútbol femenino profesional.

Sos una de las grandes pioneras de este cambio. ¿Te gusta? ¿Te pesa?

La mayoría del tiempo me pesa porque siento un gran compromiso por esta lucha. Al mismo tiempo, son cosas que a veces no puedo manejar. Si fuese por mi tomaría un montón de decisiones que beneficiarían a las jugadoras, pero no tengo ese poder. Algo me afecta pero quiero disfrutarlo un poco más.

¿Cómo quedó el vínculo con la AFA tras las denuncias que realizaste?

No tengo relación, simplemente soy jugadora en un club registrado en la AFA. Yo hago mi trabajo, voy a entrenar. Recién el torneo que viene podré jugar. Pero no tuve ningún acercamiento más allá de lo que fueron las audiencias.

Estamos en juicio y hasta que no se termine seguramente queden cosas en el tintero. Espero no sentirlo cuando esté dentro de la cancha. En el torneo que viene lo veré.

¿Te sentiste respaldada por el mundo del fútbol en ese momento?

La mayoría de las personas me apoyó, pero siempre están los que no lo hacen. Te encontrás con dirigentes/as que no lo ven de la misma forma. Nunca van a saber lo que es estar de este lado porque no fueron jugadores/as. Les cuesta entenderlo y tampoco lo quieren ver.

Recibí la negativa de propios colegas. ¡Así funciona! Tampoco le quiero echar la culpa a las jugadoras porque es difícil estar de este lado y sentir todo el tiempo el miedo y/o presión que te ejercen los clubes, la AFA o los dirigentes.

De un día para el otro podés llegar a perder todo si llegás a hablar. No hay que recaerle a ellas, sino apuntar los enojos en la dirección correcta y saber que la culpa la tienen las personas que tienen el poder.

¿Algún apoyo que recibiste y quieras destacar?

Juan Pablo (Sorín) fue uno, pero no me resultó sorpresivo porque todos saben el compromiso que tiene con la sociedad, las causas sociales y el fútbol femenino en particular.

Nahuel Guzmán también. Ahí me sorprendió un poco porque no lo tenía como uno de los posibles apoyos. Hablé bastante con él. No hubo muchos jugadores varones que nos apoyen.

¿Con los jugadores de la selección masculina tuviste algún contacto?

No. Era necesario que nos apoyen y nos hiciesen un poco más fácil la tarea a partir de toda la visibilización que ellos tienen. La llegada a los lugares que nosotros queremos cambiar, como la AFA, la sociedad y los hinchas.

No es lo mismo que yo diga que el fútbol es machista a que lo diga Lionel (Messi), por decirte uno. Podrían hacer que muchas personas repiensen sus posiciones y eso estaría bueno.

¿Intentaste llegar a ellos?

No. No intenté llegar a nadie en estos meses. Se fue dando solo; las personas que me ayudaron se acercaron solas.

Hablemos de la selección femenina. En unas semanas comienza el Mundial de Francia. ¿Cómo las ves a las chicas?

Se vienen preparando bien. Tuvieron un parate de dos años sin entrenar ni jugar; salieron del ránking FIFA incluso. Hicieron un reclamo muy grande en ese momento: querían ser escuchadas, que les paguen viáticos, cambiar canchas y demás. Un poco lo lograron aunque también tienen que seguir pidiendo.

Futbolísticamente están bien. Obviamente, Argentina no es una potencia en el fútbol femenino y está lejos de serlo con todas las problemáticas que venimos denunciando. Cuando te chocas con las potencias esas cosas se ven.

La mayoría de los equipos que va al Mundial cuenta con jugadoras profesionales, que viven de esto. En Argentina no sucede: nosotras tenemos que dividir la cabeza y el cuerpo en tres jornadas diarias. A veces vamos a entrenar sin comer, sin dormir bien. Todo eso te desgasta.

Y además, la mayoría de las jugadoras de nuestra selección no tuvo el entrenamiento adecuado desde chicas. Yo, por ejemplo, entrené en una plaza hasta los 15 años.

¿En qué momento creés que se empezará a notar la profesionalización del fútbol femenino en Argentina?

Cuando todas tengamos contratos, cuando en los clubes haya inferiores. En el torneo que viene habrán equipos con seis jugadoras profesionales y las otras 20 seguirán siendo amateurs.

Va a llevar tiempo y será responsabilidad nuestra seguir pidiendo por lo que todavía falta. Tampoco se va a notar cuando haya 30 contratos profesionales por equipo mientras atrás sigan pasando cosas como no tener inferiores. No sirve que le hagas un contrato a alguien como yo, que tiene 27 años, y una nena de 10 no pueda ingresar a un club.

Recién en un par de años empezaremos a ver cambios. Lo que está bueno es que muchas jugadoras se empiecen a mover, vayan a otros clubes en busca de contratos y el torneo se haga más competitivo, que no sean siempre los mismos cuatro que pelean arriba.

¿Qué hace falta para que el fútbol femenino de Argentina alcance mayor masividad?

Es como está sucediendo en España. Los medios tienen que darle mayor visibilidad, invitar a la gente a ir a la cancha, no solamente mostrando que hay un partido de fútbol femenino y ya. Hay que darle mucha más motivación, mucho márketing, vender un espectáculo.

Acá jugamos en canchas feas, sin tribunas, en horarios en los que no va nadie. Para nosotras es difícil poder vender una disciplina en estas condiciones y tampoco deberíamos tener que hacerlo. La gente de la Federación y de los clubes son quienes deberían encargarse. Tiene mucho que ver con los sponsors, los medios de comunicación.

Se nota por tus posteos en las redes que te interesa la política. ¿Cómo tomaste el anuncio de Cristina?

Es una candidata que es de mi afinidad, me gusta lo que pregona para el país. Fue inteligente, no fue egoísta y creo que es el partido y el proyecto de país que nos puede sacar adelante.

Me alegró que se postule como vicepresidenta y que elija a Alberto Fernández como candidato a presidente. No tengo problema en decir que yo los voy a bancar. Espero que, gane quien gane, las cosas en el país mejoren porque estamos pasando por un momento muy duro.

¿Tuviste algún contacto con la gestión de Cambiemos?

No, nunca. Sí con otros partidos.

¿Te juntarías con ellos?

Sí, mientras sea beneficioso para las jugadores de fútbol y para el deporte femenino no tengo problema. En estas cuestiones hay que dejar un poco los ideales de lado y tener la cabeza fría para saber que el gobierno de turno es el que te va a ayudar.

¿Te interesaría participar en política?

No lo descarto. Creo que es la forma mediante la que se puede ayudar a la gente. Se pueden hacer cosas solidarias, como donar ropa o alimentos, pero donde realmente se cambia la vida de las personas es desde la política.

En algún momento me gustaría, me interesa mucho. Pero ahora quiero jugar al fútbol.