Copa Oro: aparece el mejor México y es bicampeón

La Selección Mexicana de Futbol se corona campeón por segunda ocasión consecutiva en la Copa Oro y levanta el trofeo de mandamás de la Concacaf por deciomotercera vez en su historia. Estados Unidos comenzó arriba, pero fue avasallado por la reacción tricolor, que triunfa 2-1.
Edson Álvarez, capitán de México, anotó de cabeza el gol del título en la Copa Oro. El Tricolor venció 2-1 a Estados Unidos.
Edson Álvarez, capitán de México, anotó de cabeza el gol del título en la Copa Oro. El Tricolor venció 2-1 a Estados Unidos. / Getty Images

Hay triunfos con un valor por encima del propio trofeo de campeón de un torneo, así ocurre con el bicampeonato de este domingo, que permite a México lucir su decimotercer trofeo de Copa Oro en sus vitrinas; algo anecdótico cuando más allá del título, a poco menos de un año del inicio de la Copa del Mundo, el Tricolor se regaló sus mejores momentos como equipo desde la llegada de Javier Aguirre a su tercer capítulo al frente de la selección en septiembre de 2024.

Un bloque uniforme, con salida, sin ansiedad, con largos lapsos basados en toques de primera intención y carácter construido minuto minuto y en cada rodar del balón. Así lució el equipo de Javier Aguirre por momentos, sobre todo durante la primera parte, cuando sin una gota de sudor aún emanando de algún poro de cualquier futbolista mexicano, Estados Unidos se había encontrado con un gol en su primer balón hacia el área mexicana.

Fue una falta de esas con perspectiva de intrascendencia la llaga en un equipo aún sin comenzar a vibrar el encuentro final de la Copa Oro. Ese centro enviado por Sebastian Berhalter, un joven con cierto aire al histórico capitán estadounidense Clint Dempsey, hacia el área mexicana desnudó uno de los pendientes con más apuro por resolver para la zaga nacional: la táctica fija. Porque es inexplicable ver llegar al central estadounidense Chris Richards solo como halcón y únicamente rematar, sin esfuerzo: ni siquiera debió saltar. Imperdonable.

Este aguijonazo fue adrenalina para ver, aún es pronto para saber si se trata de ilusión óptica, a una selección con madurez y hechura de equipo consolidado. Pero México lució de sobra lo mejor de sí. Durante el primer tiempo por el lado izquierdo aparecían con constancia de segundero los toques de Marcel Ruiz, Alexis Vega y su socio Raúl Jiménez

Fue así como Alexis Vega hizo conexión, como es costumbre, con Marcel Ruiz y éste, imaginativo, poco ortodoxo, lo cual dio mayor credibilidad a su travesura, amagó con ejecutar un disparo desesperado, de esos con el sello de terminar en las gradas o en los brazos del arquero, pero ¡oh sorpresa! filtró una pelota tersa y libre como el viaje de la bola blanca sobre un lienzo de billar para explotar al contacto del blanco empeine izquierdo del botín de Raúl Jiménez.

Lo salido de ese golpe fue salvaje. Se escuchó el choque empeine-balón y se escuchó la red, no más. Un violento impacto dejó a los zagueros y al arquero de Estados Unidos como vacas con la vista sobre una carretera. El balón estaba dentro de la portería; el estadio olía a pólvora.

Jimenez mostró una playera de México con el nombre de su amigo recién perdido en un mortal accidente en una carretera de España. En recuerdo del futbolista portugués Diogo Jota se sentó en el césped con su amigo mexicano, quien simuló tomar la consola de un videojuego y recreó aquellas larguísimas tardes en las cuales ambos formaron una pequeña comunidad latina-lusófona dentro del club junto con João Moutinho, Rúben Neves y Adama Traoré.

Raúl Jiménez festejó con el recuerdo de su amigo Diogo Jota, quien falleció trágicamente cuatro días antes, en España.
Raúl Jiménez festejó con el recuerdo de su amigo Diogo Jota, quien falleció trágicamente cuatro días antes, en España. / Reuters

México bajó el ritmo para la segunda parte, pero lo hizo por razones inteligentes: no había prisa y se sabía y mostraba superior. A diferencia de los primeros 45 minutos, esta vez los ataques fueron mayormente por el costado derecho, lo cual desquiciaba al joven equipo de Estados Unidos, que apostó por esperar al equipo mexicano en defensa desde su terreno. Nunca ejerció presión alta, lo cual quizá habría significado algún predicamento para los monarcas de la Concacaf, cuya salida siempre fue limpia y pocas veces comprometida.

Como sea, Estados Unidos seguro mostrará otra cara para su Mundial. Jugadores de ataque fundamentales como Christian Pulisic, Weston McKennie, el portero Matt Turner y el lateral Antonee Robinsonse sumarán a talentos jóvenes como el central Chris Richards, autor del gol, Sebastian Berhalter, mediocampista con visión y pase y el llamativo atacante Diego Luna.

México, en cambio, parece estar en camino de olvidarse de la idea dos delanteros centro. Raúl Jiménez lleva clara delantera sobre Santi Gimenez, menos participativo, menos físico y también menos compenetrado con sus compañeros, pero falta casi un año y esto definitivo no es. 

Finalmente lo único definitivo de este domingo ha sido el buen sabor dejado por México, coronado por el gol de Edson Álvarez al minuto 77, coreado por casi 72 mil fanáticos que hicieron sentir a la Selección Mexicana nuevamente en casa, como ocurre siempre en Estados Unidos, pase lo que pase ahí.


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