El PSG, la nueva lección de Luis Enrique

Tras poner en jaque a los grandes de Inglaterra, Luis Enrique encara la final de la Champions con el PSG; demuestra que su mayor victoria es la sabiduría adquirida tras el dolor de haber perdido a su hija a causa del cáncer.
Luis Enrique se reconstruyó desde la tragedia. Hoy prepara al PSG para encarar el partido más importante de su carrera: la final de la Champions League frente al Inter de Milán.
Luis Enrique se reconstruyó desde la tragedia. Hoy prepara al PSG para encarar el partido más importante de su carrera: la final de la Champions League frente al Inter de Milán. / Getty Images

Uno a uno caían. Eran como pollos de aluminio en la feria, derribados con precisión por un rifle de aire antes de que el público pudiera pestañear. Nada de “Liga de granjeros”, como se le había etiquetado al campeonato francés desde las islas británicas: cuatro monarcas ingleses abatidos a los pies del París Saint-Germain dirigido por Luis Enrique. Primero, el Manchester City de Guardiola; después, el Liverpool; luego, el Aston Villa; y, por último, el Arsenal de su amigo Mikel Arteta.

Bajo el fulgor de los focos, su voz emergió rasposa, acusando cicatrices y al mismo tiempo rebosante de emoción. Sonaba a poeta viejo reaparecido después de años de duelo. “Somos la liga de los agricultores, pero es bonito. Estamos disfrutando de los resultados y de los elogios de todos. Somos un equipo joven, pero la mentalidad y el carácter es genial. Tengo que felicitar a mis jugadores”, declaró Luis Enrique, con cada alarido rasgándole aún la garganta.

Luis Enrique (Gijón, 1970) siempre se caracterizó por ser un hombre recio y de difícil roce con la prensa, dueño además de un fino —y a veces mordaz— sentido del humor. Metódico y estudioso, posee convicciones sólidas y gusto por el desafío. No cualquiera abandona al Real Madrid siendo un adolescente para ir al club donde se le valorara más: el Barcelona. Vaya giro, vaya carácter.

Hoy enfrenta quizá el mayor reto de su carrera: la final de la Liga de Campeones al frente del París Saint-Germain. ¿Por qué este duelo ante el Inter de Milán es el desafío más importante, tras el triplete con el Barça en 2015 y su etapa como seleccionador nacional? Porque lo asume al mando de un PSG que, pese a que llegó a contar con Messi, Neymar Jr. y Mbappé, no lo logró. Lleva años buscando la gloria europea. Esta versión del club, más humana y terrenal, contrasta con aquel gigante cuya política deportiva se basaba en petrodólares.

Sin duda el primer equipo en aprender la lección de Luis Enrique fue el propio PSG. Los dueños cataríes apostaron por una constelación de figuras y fracasaron. Con Luis Enrique descubrieron un yacimiento de petróleo y entendieron: la figura debe estar a un costado de la línea de cal, es el líder del banquillo y el español se pinta solo para ello, basta recordar aquella temporada de 2015, cuando en enero, en una visita del FC Barcelona a la Real Sociedad, dejó fuera del partido a Lionel Messi —con quien mantenía severos desencuentros— y Neymar Jr.. “Yo soy líder del equipo”, sentenció entonces. Años después repitió la dosis a Kylian Mbappé, ya como técnico del PSG.

Esa voz —herida, pero firme— despierta la pregunta de qué cicatrices lleva por dentro. Más allá de sus éxitos en el campo, hay una huella imborrable: la pérdida de su hija, Xana, quien con tan solo nueve años de edad falleció víctima de un agresivo osteosarcoma (un cáncer que ataca a los huesos). Aquel golpe estremeció su mundo, pero también forjó una resistencia extraordinaria: aprendió que la adversidad más profunda puede convertirse en semilla de fortaleza y esperanza.

"Las experiencias más negativas de tu vida son las que más te enseñan", dice. "La gente podría pensar, 'Pero tu niña, tu hija, murió a los nueve años...'. Mi hija vino a vivir con nosotros durante nueve maravillosos años. Tenemos mil recuerdos de ella. Ustedes me preguntarán si me considero afortunado o desafortunado. Me considero afortunado. Muy afortunado", dice y eriza la piel de quien le escucha y observa tan ecuánime.

Seis años han pasado desde la tragedia de Xana. Luis Enrique y su familia han creado una Fundación con el nombre de su pequeña, dedicada a ayudar y asistir a niños, jóvenes y sus familias afectados por enfermedades oncológicas.

“La fundación surge con el propósito de ayudar a todas aquellas personas que, desgraciadamente, pasan por estas experiencias y no tienen recursos para acompañar a sus hijos. En nuestro caso, tuvimos la suerte de poder dejar nuestros trabajos y dedicarnos al cien por cien a Xana en su proceso. Queremos ayudar a esas familias y acompañarlas”, explicó en su momento Luis Enrique.

En la antesala de una nueva final en el Allianz Arena de Múnich, Luis Enrique entrena en el PSG a un grupo joven —23 años de promedio— con el rigor de un profesor, la pasión de un ajedrecista y el cariño de un padre.

"Tengo una foto increíble de ella, plantando una bandera del Barcelona en el césped. Quiero poder hacer lo mismo con una bandera del Paris Saint-Germain. Mi hija no estará allí en el sentido físico, pero estará allí espiritualmente, y eso es muy importante para mí", confesó en una reciente rueda de prensa. 

Y el día ha llegado: sábado 3 de mayo a las 13:00 horas (tiempo de la CDMX) en el Allianz Arena, en Múnich. Una fecha más en la perpétua conexión entre Luis Enrique y su niña Xana


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Ángel Soto M.
ÁNGEL SOTO M.

Editor y redactor de Sports Illustrated México.