La influencia de los fondos de inversión en el futbol mexicano

La reciente venta del Querétaro a Innovatio Capital, por 120 millones de dólares, sitúa a México en la conversación sobre la incursión de los fondos de inversión en el futbol.
Con la llegada del grupo presidido por el empresario estadounidense Marc Spiegel, Querétaro se une a Juárez FC (Mountainstar Sports Group), Necaxa (NX Football) y Cancún FC (Blue Crow Sport) como los equipos mexicanos que operan bajo el sustento de los denominados holdings, intermediarios financieros que captan y aglutinan recursos de grandes, medianos y pequeños inversionistas.
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Demonizados por unos como “fondos buitre (vulture fund)” y romantizados por otros como la única promesa de sustentabilidad en el futbol, los holdings privados están marcando la tendencia global en ligas de élite como la Premier League y la Serie A.
Por diseño, este tipo de fondos adquieren equipos en situaciones de emergencia (amenazas de bancarrota, quiebras técnicas o procesos de venta frustrados), les inyectan capital para estabilizarlos y los revalorizan con el fin de conseguir rendimientos elevados.
El problema que han experimentado equipos históricos como el Milan y el Olympique Lyon con dicho modelo financiero, es que, muchas veces, este tipo de actores no tienen ningún interés en preservar los valores fundacionales ni vincularse desde el arraigo, sino que que gestionan al club como una empresa descontextualizada de su entorno.
Esto ha provocado un fenómeno que no se ha atendido como se debería: la despersonalización del futbol.
El modelo multiclubes
Mientras México, ante la exclusión del León del pasado Mundial de Clubes, pareciera despojarse poco a poco del fantasma de la multipropiedad, bajo su modelo tradicional, los equipos del mundo se dirimen entre consagrarse a los fondos de inversión extranjeros como mecanismo de supervivencia o mantenerse como activos eminentemente locales que abonan en términos de identidad, pero que corren el riesgo de volverse insostenibles financieramente.
Resulta paradójico que el futbol mexicano, una estructura en cuyo folclor está afincado el concepto de multipropiedad, comience a explorar el camino de los fondos de inversión, tomando en cuenta que muchos de ellos definieron su estrategia de negocio a partir de amasar clubes satélite: City Group (Manchester City, New York City FC, Melbourne City FC, Yokohama F. Marinos, Girona FC, Sichuan Jiuniu FC,Mumbai City FC, Lommel SK, ESTAC Troyes, Montevideo City Torque, Palermo, Bahía y el Istanbul Basaksehir), RedBird (Milán, Toulouse), Eagle Football Holdings (Olympique Lyon, Crystal Palace, Botafogo) o 777 Partners (Genoa, el Standard Liège, el Red Star FC, el CR Vasco da Gama y el Hertha BSC).
Conviene recordar que hace no mucho, los dueños del futbol mexicano desestimaron la entrada del holding Apollo Group, la supuesta carta revolucionaria que le costó el puesto a Juan Carlos Rodríguez como alto comisionado de la Federación Mexicana de Futbol, para mover los hilos de Liga MX. En defensa de su "autonomía" y los "intereses particulares de cada institución", un grupo de propietarios boicoteó el acuerdo que Rodríguez había pactado con el fondo estadounidense para centralizar los derechos de televisión y generar más ingresos a partir del control absoluto de los activos de la liga.
La inclusión gradual de los fondos de inversión en una estructura que tradicionalmente se ha reconocido por la inflexibilidad de sus cacicazgos, supone, para bien y para mal, una nueva manera de aproximarse al negocio del futbol en México.
