REVISTA | La doctrina Santi

El delantero mexicano busca regresar al gol a partir de su particular método para autocorregirse y una cercana relación con Dios
Gimenez le llama Breakfast Club al método para mejorar regates, tiros al arco, remates de cabeza; detalles para ser mejor futbolista
Gimenez le llama Breakfast Club al método para mejorar regates, tiros al arco, remates de cabeza; detalles para ser mejor futbolista / Marco Luzzani/Getty Images

Santiago Gimenez le llama el Breakfast Club. Es una dinámica que comenzó cuando jugaba en el Feyenoord holandés y que aplica desde que fue fichado por el Milan. Todos los días llega a Milanello, el campo de entrenamiento de los rossoneros, antes del desayuno. Es el primer jugador del equipo que estira, que practica y que trabaja en sus áreas de oportunidad: regates, tiros al arco, remates de cabeza… Afina detalles como quien sabe que nada debe dejar al azar.
Así me lo cuenta en un hotel de Milán, donde graba un comercial con Honor, la marca de teléfonos celulares que se convirtió en su nuevo patrocinador. Viste un traje ceñido color arena, combinado con playera y tenis blancos. Luce con porte de pasarela, muy acorde al tono de la ciudad.

Santiago Gimenez, delantero de Milan
El delantero mexicano es la portada de la edición de Mayo de Sports Illustrated / Sports Illustrated

—Platícame más del Breakfast Club…

—En Feyenoord, al principio, cuando creamos este Breakfast Club éramos dos o tres jugadores y al final cuando me fui era casi todo el equipo que iba a entrenar antes del desayuno.

—¿Y cómo ha funcionado aquí en Milán?

—Ahorita estoy solo, pero bueno, vamos a ir jalando un poco más.

El Breakfast Club es una muestra de que Santiago mantiene alto el ánimo, a pesar de que hoy vive un momento mucho más complicado que cuando llegó a esta ciudad a principios de febrero. Lejos parece la presentación llena de reflectores y las fotos a un lado del legendario jugador y director deportivo Zlatan Ibrahimovic. También lucen lejanos los tres goles prematuros que llenaron de esperanza al club. Marzo y abril se convirtieron en una estación fría para Santi. No encontró la portería rival (incluso falló un penalti) y mientras avanzaron los partidos perdió la titularidad. Poco a poco se acabó el romance y empezó a sentir la presión desde la tribuna rossonera.

A un lado está su esposa, Fernanda Serrano. Tiene cabello corto, blusa blanca y saco cruzado, un estilo que también luce ad hoc para Milán. Me dice que es una ciudad donde “vestir bien es como una responsabilidad social”. También cuenta en tono jovial: “Algo particular de Santiago es que es muy ordenado. Pero de verdad no tienes idea a qué grado”.

De un solo toque, le pregunto de dónde parte su orden y Santiago contesta, casi de pared, con la misma velocidad.

—Me facilita mucho más la vida. No sé decirte si nací así o si me crié así, pero simplemente me gusta ser ordenado. No lo hago por un por qué. Así funciono y me entiendo mejor. Cuando tenía como 10 años pegué una cartulina en la pared de mi cuarto y empecé a marcar una línea para dar seguimiento a mi recorrido.

“Cuando de joven me dieron mi primer teléfono celular, dije: ‘Este teléfono me tiene que ayudar para acercarme a donde quiero, no para alejarme’”.

Ese día, Santiago encontró una forma de redimensionar el hábito de la cartulina que marcaba de niño y comenzó a autogestionar su rendimiento. Empezó a ver aplicaciones de rutinas, de respiración, aplicaciones de yoga, programas que miden el sueño. La gráfica infantil se convirtió en algoritmos infinitos.

Finalmente, cuando muestra su teléfono, se abre el Universo Santi Giménez.

ENTREVISTA COMPLETA EN LA EDICIÓN DE MAYO


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Tlatoani Carrera
TLATOANI CARRERA

Editor general de Sports Illustrated México.