Tarik Skubal, el zurdo de carretera

Kingman, al noroeste del estado de Arizona, encaja más con la clasificación de pueblo desértico que con la de ciudad vibrante. Hasta antes de la llegada de la familia Skubal, proveniente de Hayward, en el área de la bahía de San Francisco, los 28 mil habitantes del lugar solo tenían un motivo para sentirse orgullosos: contar con el tramo más largo de la carretera madre de Estados Unidos: la legendaria Ruta 66.
El ascenso al estrellato del abridor zurdo Tarik Skubal comenzó en un In-N-Out —una cadena de comida rápida del oeste del país— de carretera. Elliot Cribby, el responsable de haberlo reclutado para la universidad de Seattle luego de ser despreciado por casi todas las instituciones respetables del país, no ha vuelto a Kingman desde entonces. “Ni pienso volver”, ironizó.
El propio Scott Boras, el agente de Skubal, reconoció en un reportaje para el USA Today que la única vez que estuvo en Kingman fue para cargar combustible camino a Las Vegas.
Para alguien que creció en Kingman, la lluviosa Seattle fue lo que París para Ernest Hemingway: un sortilegio. El encantó llegó a su fin abruptamente tras percatarse de que la universidad de Seattle, que recién había establecido su programa de beisbol en 2010 después de 25 años de ausencia, no tenía campo propio.
Al Skubal de 17 años, sin embargo, le motivaban otras cosas. Entre ellas probar que podía encajar en otro lado lejos del polvo desértico de Kingman y que su brazo, contrario a lo que las solicitudes de beca rechazadas sugerían, era lo suficientemente especial.
Se consagró como prospecto ante Saint Mary’s, en una exhibición donde logró mantener su recta en las 95 mph de manera consistente. Seis entradas en blanco y 13 ponches después, la gente en la costa del Pacífico comenzó a preguntarse por qué era tan bueno aquel adolescente con nombre árabe y apellido checo.
Su asunción en el programa de Seattle fue interrumpida por una cirugía de Tommy John que le impidió estar en el título de la Western Athletic Conference que conquistó la universidad, un hito improbable para un programa sin tradición ni prestigio en la región.
Ese mismo año, pese a la lesión, los Diamondbacks lo seleccionaron en la ronda 29 del draft de 2017, pero Skubal decidió jugar un año más con la universidad de Seattle para recuperarse de la lesión y añadirle matices a su repertorio profesional.
Después de conquistar los récords históricos de victorias y ponches para la universidad en su último año, el hecho de estar vinculado con Scott Boras, un encantador de serpientes reputado, lo visualizó como un potencial recluta de primera ronda.
Al final, las dudas en torno al estado de su brazo tras la operación de Tommy John le restaron bonos. Los Detroit Tigers lo llamaron para avisarle que lo tomarían en la ronda nueve del Draft de 2018. Demasiado tarde para los flashes.
Entonces nadie de la oficina de Detroit intuía que se habían sacado la lotería con un futuro ganador del Cy Young y el primer pitcher, desde 1988, en completar una blanqueada con menos de 100 envíos al plato —lo que la cultura beisbolera conoce como un "Maddux", en honor al mítico exlanzador de los Atlanta Braves— y registrar al menos 13 abanicados.
Hoy, después de la hazaña ante los Cleveland Guardians en Comerica Park, el mundo entero se pregunta por qué es tan bueno ese post-adolescente de nombre árabe y apellido checo.
