Yann Sommer, nacido para atajar

Cuesta encontrar algún defecto en Yann Sommer, el héroe del Inter de Milán durante las semifinales de Champions League ante el Barcelona. Tiene hoyuelos en las mejillas, escucha música de Bruce Springsteen, toma clases de guitarra y canto, tiene un blog de cocina en el que enseña a preparar espárragos verdes a la parrilla y modela relojes.
"Necesito algunas actividades diferentes lejos del futbol para ayudarme a desconectar", justificó en una entrevista con CNN antes del mundial de Rusia 2018.
Además comparte el intangible que hizo de Roger Federer —con quien desarrolló una gran amistad y una modesta rivalidad por ser el hijo pródigo de la ciudad de Basilea— el esteta más grande de la historia: todos sus gestos destilan elegancia. Incluso cuando se exige al máximo en un lance salvador, como el que firmó hoy ante Eric García para preservar la ventaja del Inter.
En un reportaje publicado por House of Switzerland, un portal administrado por el Departamento Federal de Asuntos Exteriores del gobierno suizo, Dominique Dirlewanger, investigador asociado de la Universidad de Lausana y autor del libro Los suizos, reconoció su aura como portero por “ser el último bastión” y advirtió en él “un aire muy suizo” que “hace que la gente se identifique mucho con él”.
“A pesar de su físico de playboy, nunca se roba el protagonismo. En el vestuario es un líder, pero siempre tranquilo y dice las cosas con claridad sin alterarse. Tiene una serenidad en su manera de ser que logra transmitir al equipo", añadió Steve Von Bergen, con quien coincidió en la selección.
Oriundo de una comuna del cantón de Vaud, a orillas del lago Lemán, desde muy niño se mudó a Basilea, en el extremo noroeste del país, cerca de las fronteras con Francia y Alemania, el país que lo adoptó en la élite tras despuntar con el F.C. Basel de su país.
Llegó al Borussia Monchengladbach para sustituir a Marc-André ter Stegen, el hoy portero del Barcelona. En la Bundesliga irrumpió como una estrella emergente. Lo confirmó con su selección nacional, con la que se granjeó una gran reputación como atajador de penales después de adivinar un lanzamiento de Kylian Mbappé para eliminar a Francia en la Eurocopa 2020.
Más que en el portero indiscutible del equipo nacional, se convirtió en “la manta caliente que te hace sentir protegido en invierno”, según las palabras de Pierluigi Tami, el director de selecciones nacionales de su país.
En 2023 llegó al Inter después de salir campeón de la Bundesliga en su única temporada con el Bayern Munich. Pronto eclipsó a André Onana, con el que el cuadro neroazurro había alcanzado la final de Champions League semanas atrás.
En su primer año ganó la Serie A, pero sufrió dos fracasos de los que le costó trabajo reponerse: caer eliminado en Octavos de Final de Champions frente al Atlético de Madrid y, peor aún, perderse el concierto de Bruce Springsteen —"el soundtrack de su infancia" y "una herencia de su padre"— en el estadio del Inter de Milán. El show, pactado para octubre de 2024, fue pospuesto ante los problemas de salud del legendario cantautor.
Este verano, tras establecerse como el hombre clave de la emocionante llave de semifinales frente al Barça, afrontará, con 36 años, las dos citas más importantes de su vida: disputar la primera final de Champions League en su carrera y asistir al concierto reprogramado de Bruce Springsteen en el Giuseppe Meazza con apenas semanas de distancia.
