Leagues Cup: el falso dilema entre Liga MX y MLS

Más allá del debate estéril que supone establecer, desde la subjetividad, si la MLS es mejor o peor que la Liga MX, hay lecciones interesantes que se pueden extraer respecto a la más reciente edición de la Leagues Cup.
El hecho de que cuatro de las seis plantillas más caras de la Liga MX (América, Cruz Azul, Monterrey y Chivas) hayan quedado eliminadas en la primera ronda puede ser una pista evidente, pero no necesariamente concluyente.
Salvo Toluca y Tigres, que lograron ubicarse dentro de los primeros cuatro equipos de la tabla general de Liga MX, el resto de proyectos que aspiran a ser dominantes no sólo no consiguieron los resultados esperados, sino que tuvieron muchos problemas para imponer su plan.
Cuando se habla de la MLS y el techo de su nivel competitivo, se suele obviar un aspecto fundamental en el análisis: su cultura táctica.
La confección de las plantillas, los entrenadores, las canchas y la narrativa de la liga está fundamentada en dos rasgos principales: el ritmo y las transiciones.
En la rueda de prensa que sucedió al partido frente al New York RB, el entrenador catalán del Monterrey, Domenec Torrent, le dijo a un reportero regiomontano que “el futbol MLS es muy de transiciones” y que, en su opinión, “ellos son superiores en el aspecto físico”, puesto que “son gente más potente, más rápida, más fuerte”; aunque “el futbol mexicano técnicamente es superior”.
Históricamente, el futbol mexicano siempre se ha sentido expuesto y vulnerable en escenarios de ritmo alto; el reto más recurrente que plantea, por naturaleza, un torneo como la Leagues Cup.
Esto, aunado a los traslados, la logística y las superficies, explica buena parte del naufragio mexicano cuando le toca afrontar escenarios de mínima tensión en territorio estadounidense.
También resulta inevitable hablar de lo inequitativo del formato. A diferencia de la Concachampions, Leagues Cup no promueve la visita recíproca; lo que la invalida, de facto, como termómetro para evaluar la actualidad de ambas ligas.
México puede seguir justificando el colapso de alguno de sus megaproyectos a partir del formato, pero quizá sea más interesante abordarlo como un reto táctico que, según la evidencia de los últimos años, exige un cambio de paradigma.
