La Máquina que aprendió a sufrir para volver a soñar

Del accidente más doloroso al renacer; Nicolás Larcamón templó a Cruz Azul en el fuego de la derrota y hoy La Máquina sueña con la final
Nicolás Larcamón construye día a día una mejor versión de equipo. Bajo su mando Cruz Azul se acerca al título de liga.
Nicolás Larcamón construye día a día una mejor versión de equipo. Bajo su mando Cruz Azul se acerca al título de liga. / Getty Images

De aquel fuego inquisitorio tras el primer gran traspié del Cruz Azul de Nicolás Larcamón, solo quedan dos lecciones: los triunfadores se esculpen a altas temperaturas y quien olvide la existencia de los accidentes en cualquier actividad deportiva no tiene idea del propio deporte.

Fue apenas en junio anterior. Nicolás Larcamón recién había tomado el control del Cruz Azul cuando apareció la primera tormenta: una feroz goleada por 0-7 frente al Seattle Sounders en el Lumen Field. Nada menos que la peor derrota sufrida por cualquier club mexicano frente a un rival de la MLS en toda la historia de enfrentamientos entre equipos de México y Estados Unidos. Ahora, a casi cinco meses de distancia, La Máquina está en la semifinal de la lucha por un nuevo campeonato de Liga MX.

El resultado (0-7) fue un duro golpe para el proyecto, pero servirá para fortalecernos y demostrar de qué estamos hechos”

Nicolás Larcamón / DT Cruz Azul

Hubo un aprendizaje, es evidente. También es innegable la buena fortuna de haber vivido aquello para aprender pronto de los errores en la cimentación del proyecto. Ese 0-7 de la Leagues Cup fue como una temprana tomografía del equipo antes de encarar su completo proceso transformador. “Lo sucedido es imperdonable para un equipo como Cruz Azul, pero creemos que tenemos la capacidad para usar esto como combustible, fortalecer nuestro vínculo y demostrar lo que somos”, dijo entonces Larcamón y vaya ha cumplido.

Cruz Azul visitará el miércoles a los Tigres, su rival en una de las semifinales del Apertura 2025 de la Liga MX. Lo hace con un golpe de suerte, quizá la de los campeones, tras apear de su camino al Guadalajara. En esta reciente eliminatoria La Máquina también estuvo cerca de verse entre llamas tras permitir dos goles. De hecho, un penal errado por Javier Chicharito Hernández abrió el camino al equipo capitalino para retomar el control de su destino y eliminar a los rojiblancos. Y así es el deporte: si no hay vértigo la comodidad se instala en los equipos como bacteria huésped lista para encontrar una baja de defensas y atacar implacable.

La transformación no se explica sólo en los números de la tabla ni en las siempre subjetivas y mudas estadísticas, sino en las virtudes que el equipo ha cincelado entreno tras entreno; a prueba y error en cada jornada de la liga.

Con Larcamón, Cruz Azul ha construido solidez táctica. Aquel 0-7 le encurtió el cuero al equipo. La Máquina hoy muestra un orden defensivo claramente ausente en junio; ha hecho de una debilidad un aspecto de fortaleza: aquella inmisericorde goleada le ha hecho la piel de acero.

El camino, sin embargo, no fue un paseo. Larcamón llegó bajo la sombra inevitable de las comparaciones con Vicente Sánchez, quien había dejado buenas sensaciones en su breve interinato. La apuesta de la directiva por un proyecto más estructurado parecía arriesgada, y el golpe de Seattle fue visto como confirmación de los temores. Pero el argentino supo recomponer desde la autocrítica, convenciendo primero al vestuario y después a la afición, como quien reconstruye una fantástica casa heredada desde su gusto y convicción.

La victoria angustiosa frente a Guadalajara en la liguilla es la mejor prueba de esa evolución. Cruz Azul sufrió, resistió y encontró la manera de imponerse en un duelo que exigió carácter. No fue un triunfo brillante, pero sí uno que refleja la esencia de este equipo: competir hasta el límite, sostenerse en la adversidad y salir adelante cuando la presión amenaza con asfixiar.

Ese carácter se ha convertido en la marca de Larcamón. Más allá de nombres propios, el equipo muestra una identidad reconocible: orden defensivo, intensidad en la recuperación y una convicción que no se quiebra. La Máquina ya no depende de individualidades, sino de un colectivo que entiende su papel y que se ha ganado el derecho de soñar con la final.

El contraste con el pasado inmediato es evidente. Donde antes había dudas y fragilidad, hoy hay estructura y confianza. Esa metamorfosis explica por qué Cruz Azul está de nuevo en semifinales, y por qué Larcamón ha logrado darle sentido a un proyecto que con un arranque sacudido por el sismo de una goleada y las repercusiones de esta, sobretodo las surgidas desde afuera del campo; en los medios de comunicación y ciertos aficionados y rivales.

La antesala de la final es un territorio donde la presión se multiplica y los errores se pagan caro. Pero si algo ha demostrado este Cruz Azul es que sabe resistir, que puede reinventarse y que está dispuesto a escribir una nueva página en su historia.

Tres grandes virtudes del Cruz Azul de Larcamón

Solidez táctica y defensiva

Tras el 0-7 inicial, Larcamón reorganizó al equipo con líneas más compactas y mejor coordinación entre centrales y laterales. Willer Ditta se consolidó como líder defensivo y el equipo redujo drásticamente los goles recibidos en Liga MX. Esta solidez le permitió competir con regularidad y evitar altibajos.

Intensidad y presión alta

Larcamón imprimió un sello de agresividad en la recuperación: Cruz Azul presiona desde la salida rival y busca transiciones rápidas. Esto genera un estilo más dinámico y desgastante para el adversario, distinto al bloque medio que usaba Vicente Sánchez. La intensidad se convirtió en una marca registrada que conecta con la identidad “aguerrida” que la afición reclama.

Capacidad de recomponerse

El equipo mostró carácter para levantarse tras la humillación contra Seattle. Encadenó victorias en Liga MX y recuperó confianza, demostrando que el grupo supo transformar una crisis en oportunidad. Esta resiliencia es vista como la principal virtud de Larcamón: un DT que no se derrumba ante la adversidad.


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Ángel Soto M.
ÁNGEL SOTO M.

Editor y redactor de Sports Illustrated México.