ENTREVISTA EXCLUSIVA | Lorena Ochoa, un legado vivo

La mexicana habla de su vida en el retiro, su influencia en la democratización del golf y su trascendencia como leyenda deportiva.
Lorena Ochoa, leyenda del golf mexicano.
Lorena Ochoa, leyenda del golf mexicano. / Foto: Diego Álvarez Esquivel.

Encontrarse en presencia de una leyenda es una experiencia que combina el sentimiento de intimidación con el de expectativa. En el caso de Lorena Ochoa es así, pero con un giro: su presencia es tan amigable y cercana que es fácil dejar de lado el peso de la historia que cargan sus hombros. Tenía 28 años cuando se retiró y para entonces había ganado 27 torneos de la LPGA (dos de ellos, Majors). Sus éxitos la llevaron a ser la primera latinoamericana en ingresar al Salón de la Fama del Golf.

Hoy somos muchas las mujeres que jugamos golf gracias a su ímpetu, a su éxito, pero también a su capacidad de entender su misión como algo que trasciende la satisfacción personal. Un impacto que se remonta a que una niña de Guadalajara que un día le dijo a sus padres y a su entrenador: “Quiero ser la número uno del mundo”.  Lo cumplió. 

En el marco del relanzamiento de su libro, Ochoa no espera. Ella sigue inquieta y persistente en la búsqueda de un legado que trascienda los campos de golf. 

Dejaste el golf profesional a los 28 años. Algo que siempre me ha intrigado es cómo lograste apagar ese "chip competitivo" después de tu retiro.

La verdad sí lo tuve que apagar, porque soy muy competitiva en todo. Ya fuera en el golf, en el backgammon o en las cartas, terminaba siendo un problema familiar (risas). Entonces decidí que sólo cuando estuviera en el campo de golf me permitiría esa mentalidad. Ahora canalizo esa energía en otras cosas, como correr largas distancias. Me encanta llevar mi cuerpo al límite.

O sea, ahora estás corriendo mucho...

Sí, siempre he corrido. Es algo que me ayudó mucho durante mi carrera. Cuando más corría, más fuerte me sentía en los torneos. Gané varios seguidos haciendo 10 o 12 kilómetros por la mañana. Eso me daba un estado de confianza y fortaleza.

Muchas atletas hablan de un "vacío" tras el retiro. ¿Lo sentiste así?

No, porque así como soñé con ser la mejor del mundo, también soñé con ser mamá, con hacer crecer mi fundación y recuperar el tiempo con mi familia y amigos. Me enfoqué en esas cosas y por eso siempre me he sentido motivada.

¿Cómo logras escuchar tu voz interior? Particularmente en un mundo en el que, me imagino, había muchos estímulos, muchas voces, muchos intereses.

La gente quería que jugara golf para siempre. O sea, estaba ganando. Ganando, ganando. Tenía 28 años. Me veía muy bien físicamente, pero solamente yo sabía lo cansada y exhausta que estaba. Y mis prioridades cambiaron: ya tenía mucha ilusión de formar una familia. Si hubiera seguido jugando, lo habría hecho mal. Me hubieran criticado los medios, hubiera acabado harta del golf. Me hubiera enojado. A mis patrocinadores, quizás por malos resultados, los hubiera perdido. Y tuve el valor de tomar la decisión en ese momento, que fue el correcto.

Abby Wambach, una de las mejores futbolistas estadounidenses de todos los tiempos, dice que hay pocas personas tan narcisistas como los deportistas profesionales, porque todo gira en torno a ti: tu alimentación, tus horarios, tu comida, tus viajes, tu torneo, tus golpes, tus patrocinadores. Y ahora ella, que ha formado una familia, ha llegado a ese otro lugar y lo entiende desde otra perspectiva. ¿Qué tan difícil es dar ese salto de pensar nada más en tu éxito? ¿Cuál es ese punto de inflexión y cómo llegas ahí?

 

Es una vida muy difícil de vivir en una maleta, de estar sola, de mucha competencia, de mucha rivalidad, de muchos celos, de mucho egoismo. Yo dije: quiero jugar golf y sentir que estoy jugando golf por alguien más, por algo más bonito, por algo más grande, por algo más profundo. No nada más viajar y ganar dinero, sino que de verdad haga la diferencia. Y esa para mí fue mi mayor motivación, por eso aguanté tantas friegas, estar lejos y con tanta presión y con tantas problemáticas, porque siempre decía: ‘acuérdate que estás jugando por los niños de la fundación, acuérdate que estás jugando por los niños de la Barranca, acuérdate que estás jugando para que puedan terminar sus estudios’. Y eso siempre fue una motivación para mí.

Y ahora, ¿ves golf?

No mucho. Cuando entrevistan a alguien y me mencionan, me meto a ver un poco. Pero sí sigo a los mexicanos en competencia y les mando mensajes de apoyo.

¿Por qué no lo ves?

Porque no tengo tiempo.

Cuando vas a un torneo, ¿te dan ganas de jugar?

Se siente bonito recordar los buenos tiempos, pero también me emociona ver cómo el golf sigue creciendo. La LPGA vuelve a México y es momento de apoyar a Gaby López, que lo ha hecho de manera impresionante.

En esta nueva etapa, ¿cómo apoyas a las golfistas mexicanas?

De manera prudente. No quiero generar presión. Les mando mensajes con energía positiva y, cuando lo necesitan, hablamos sobre sus juegos. Cuando están en México, muchas me buscan para jugar juntas y eso me encanta.

¿Cómo ha cambiado el golf femenil desde que jugabas?

Antes todo era más sencillo. Compartíamos cuartos, los hoteles no eran lujosos y los gastos eran menores. Ahora las redes sociales pueden ser una distracción, pero también una herramienta si las manejas bien. Lo importante es enfocarse en lo positivo y no dejarse afectar por la crítica.

Hablando del golf femenil mexicano, ¿cuál es el panorama actual?

Vamos por buen camino. Cuando me retiré sabía que pasaría tiempo antes de ver nuevas generaciones competitivas. Hoy ya hay 100 mexicanas jugando en universidades de EEUU, y en mi programa "Xuntas" tenemos 47 niñas con gran potencial. Lo importante es apoyar tanto a las jugadoras como a sus familias y entrenadores.

En México el golf aún no es un deporte tan popular. ¿Crees que eso influyó en que no te valoráramos del todo en tu momento?

Puede ser. Mi carrera fue muy corta e intensa;  no había con quién compararme. Ahora, con Carlos Ortiz y Abraham Ancer ganando torneos, la gente está dimensionando lo que logré. Lo importante es que el golf creció y es más accesible. Hay academias y espacios públicos para aprender. Eso es lo que me llena de orgullo.

¿Cuál consideras tu mayor legado?

Haber acercado el golf a más personas. Cuando jugaba, apenas había cinco o seis mexicanas en universidades de EEUU; ahora hay más de 100. Me encanta ver a niños aprendiendo este deporte. Pero también estoy muy enfocada en mi fundación, apoyando a niños en situación vulnerable. Ojalá me recuerden por eso también.

¿Cómo podemos tener más atletas y figuras públicas comprometidas con dejar un impacto social?

Cada quien debe hacer lo que esté en sus manos. A veces nos enfocamos en lo negativo, en lo que no funciona, en lugar de buscar oportunidades. Los atletas que han triunfado internacionalmente es porque se la creen, porque sueñan en grande. Ojalá que las nuevas generaciones tengan esa mentalidad.

¿Te gustaría ver a una mexicana superando tus marcas?

Claro. Los récords son para romperse. Pero no se trata de comparaciones. Cada quien tiene su camino y su propia manera de jugar. Lo importante es que sigan abriendo puertas y construyendo sus propias historias.


Published |Modified
Marion Reimers
MARION REIMERS

Analista y periodista.