Isaac del Toro, el ciclista perfecto

El mexicano es valiente, feroz, poderoso, técnico e inteligente, gracias a lo cual destaca por sobre los demás en el pelotón, sin contar, claro, a Tadej Pogacar, dice un referente del ciclismo europeo.
El mexicano Issac Del Toro ha sido la revelación del año ciclista en Europa. Su desarrollo no tiene aún un límite claro.
El mexicano Issac Del Toro ha sido la revelación del año ciclista en Europa. Su desarrollo no tiene aún un límite claro. / Getty Images

La charla discurre con la calidez de una cátedra servida en taza de café. Es una conversación esperada, madurada con el tiempo y sin sobresaltos… hasta que surge una sentencia experta y categórica: “En estos momentos no hay ningún corredor tan completo como Isaac Del Toro. Lo digo desde el más absoluto convencimiento. Es el ciclista perfecto

Pocos periodistas conocen el corazón y el pulso del pelotón como Javier Ares. El español, de 71 años, voz referente del ciclismo europeo, ha narrado y analizado durante más de cuatro décadas las grandes vueltas con una claridad que lo volvió escuela para toda una generación. Hoy comparte micrófono con Alberto Contador —doble campeón del Tour de Francia, doble del Giro de Italia y triple de la Vuelta a España— como dupla estelar en Eurosport, donde ambos conducen los grandes banquetes ciclistas.

Desde ese pedestal de autoridad y experiencia, el veterano comunicador observa con atención la irrupción de un nombre inesperado: Isaac Del Toro, el mexicano que ha encendido la conversación en el mundo de las dos ruedas desde su llegada al UAE Team Emirates.

“Cómo demonios no va a ser un superestrella”

Sports Illustrated: ¿Por qué, más allá de los resultados de este año que son evidentes, que ya hablan por sí solos, a Del Toro se le considera ya una estrella mundial? Es un chico de 21 años con solo una temporada, magnífica por cierto, como profesional ¿No es muy pronto para etiquetarlo como tal? ¿Qué condiciones le ve un especialista como tú para colocarlo ya en ese universo

Javier Ares: Mira, hoy el ciclismo, afortunada o desgraciadamente, se mide por parámetros, por vatios y por potencia. Entonces, cuando tú das en la máquina unos resultados óptimos, ya se sabe que eres un deportista de élite. Luego hay que saber un montón de detalles: tu capacidad de sacrificio, tu capacidad de adaptación y tu inteligencia para correr, que normalmente se aprecia y desarrolla con el tiempo y la preparación, y para eso te sigue el equipo.

Pero en el caso de Del Toro, él lo que tiene es un físico. Recuerdo unas declaraciones de Joxean Fernández Matxín, —director de carrera del UAE—, hablando de cuando lo había conocido. El chaval, con 18 años, estaba haciendo pruebas de ciclocross en Bélgica. Eso ya te llama la atención poderosamente; son corredores mentalmente muy fuertes. Abandonar la comodidad de tu país y marcharte a un territorio absolutamente desconocido, donde ni siquiera el idioma te es familiar habla de un carácter emprendedor, valiente, decidido. De alguien que quiere ser.

Entonces, Del Toro ha demostrado eso. Ha demostrado que quería ser ciclista, ha venido con todo. Cuando no era absolutamente nadie se puso en contacto con Matxín. Lo buscó para pedirle ayuda, colaboración, conocimiento e información. Habla bien del carácter, de esa espontaneidad de “voy a llamar a este tío”. A otro no se le habría ocurrido.

Y luego, claro, si tú tienes los números, es decir, la categoría, la calidad, la potencia que la naturaleza te ha dado, y esto habrá que preguntárselo a los padres o de dónde provenga, porque hablamos ya de su genética, entonces él tiene ese nivel de atleta.

Ahora bien, ¿por qué es una superestrella en ciclismo y no lo es en atletismo? La razón es bien sencilla: porque es un corredor que tiene unos registros que se adaptan a todos los medios. Podría ser un muy buen ciclista —buenísimo, de los mejores del mundo— y no ser una estrella. 

Sin embargo, resulta que anda bien en contrarreloj, que se va de todos como un tiro, que tiene la fisonomía de un buen escalador, que es rápido como un demonio, entonces estás llegando a la conclusión de que es un ciclista perfecto. Y eso no es nada fácil encontrarlo en el pelotón. Este tío es muy completo. Y cuando eres tan completo y has hecho segundo en el Giro de Italia, ¿cómo demonios no vas a ser una superestrella?

Va a ganar muchísimo. Llegó a ganar 16 carreras este año. Gana con una facilidad enorme, porque llega solo, porque llega en grupo pequeño, porque incluso llega en grupos numerosos de 30 corredores, también es capaz de ganar el sprint.

En eso se parece un poquito a Juan Ayuso. No es tan rápido Ayuso como Del Toro, pero también es un corredor que se adapta a todo el recorrido. Anda muy bien en el plano, anda muy bien en la contrarreloj, anda bastante bien en montaña, etcétera. Tienen que ser estrella a la fuerza.

Sports Illustrated: ¿Corre el riesgo Del Toro de hartarse muy joven, por lo mismo que le pasó a Juan Ayuso y de terminar forzando su salida del UAE porque todo gira en función de Pogacar; esto último con justa razón?

Javier Ares: No del todo. Vamos a ver, pongámoslo en contexto. Del Toro tiene dos años menos que Ayuso. Ayuso, los dos o tres años iniciales que estuvo en el UAE, no se la pegó. Es decir, Pogacar va a ser el líder del UAE para el Tour de Francia y lo pretenderá todavía. Del Toro podrá ser otra vez el líder del Giro, podrá correr en la Vuelta a España y podrá correr en infinidad de carreras. Con 21 años, ni siquiera a él le conviene tener esa responsabilidad en el Tour.

La revancha del Giro, el objetivo de Del Toro

Sports Illustrated: Me voy a permitir pedirte sacar el oráculo: ¿veremos a Del Toro en el Tour o crees que lo ideal será verlo una vez más en el Giro, ya como ciclista principal, y evitar posibles conflictos con Pogacar?

Javier Ares: Sí, rotundamente sí. Del Toro, por ahora, no tiene que ir al Tour de Francia. Pero necesitamos tener una visión poliédrica de la historia, no va a ser mi opinión simplemente. Habría que hablar con el chaval, habría que hablar con Pogacar, habría que hablar con Matxín —director de carrera del equipo—, habría que hablar con todas las partes.

Pero la verdad, date cuenta de una cosa también muy importante y que se obvia con frecuencia: cuando firman los contratos, los corredores firman muchas cláusulas. Entonces, entre las cláusulas está: “Te doy medio millón más por ser campeón del mundo”. “Te doy un millón más por ganar una gran vuelta —sea la Vuelta, sea el Giro—”. “Te doy tanto por ganar una Clásica”.

Entonces, luego, cuando te encuentras situaciones como aquella cuando el equipo Jumbo-Visma dominó la Vuelta a España —los tres haciendo podio y a ver quién gana— nos ponemos a opinar como si fuéramos los responsables de las decisiones. 

Yo no creo que haya un interés real en tener a Del Toro en el Tour, ni creo que Del Toro tenga interés en esa carrera, porque todavía es un poco tierno. Tiene que correr otra vez el Giro y ganarlo. Y sobre todo, lo que debe hacer es crecer. Crecer es saber correr. Crecer es pasar una serie de situaciones como las que ha pasado este año, que ya le han servido de lección, a lo mejor incluso más que sus 16 victorias.

Sports Illustrated: Al hablar con otros periodistas de España y Colombia, algunos piensan que en su momento debió fichar por otro equipo, en el cual hoy sería el ciclista número uno, cosa que no ocurre en el UAE. ¿Es así?

Javier Ares: ¿Se equivocó fichando por UAE? Por supuesto que no. Vamos a poner otra vez las cosas en el tiempo: te fichan cuando tienes 19 años, recién ganado el Tour del Porvenir. Te viene el equipo más poderoso del mundo y te ofrece un contrato realmente suculento y muy importante, además a muy largo plazo. No es tan fácil. No va a estar mejor en ningún otro sitio. Si el año que viene va al Giro, el UAE no cometerá los errores de este año. Irá como gran líder de la carrera.

Las odas se vuelven lanzas. Nadie como del Toro

Sports Illustrated: A manera de apreciación personal, quizá Juan Ayuso siente más presión porque la tradición de ciclistas españoles como Miguel Induráin, Alberto Contador, Alejandro Valverde, Pedro Perico Delgado o Luis Ocaña pesa mucho; no así en el caso de México, donde ha habido grandes como Raúl Alcalá, Miguel Arroyo o Alberto Pérez Cuapio, pero no al nivel de aquellos monstruos, ¿no? Del Toro no carga una responsabilidad así. Lo que está haciendo es histórico porque es único…

Javier Ares: Pero pasamos de la noche a la mañana, en un suspiro. Mañana, cuando no gane el Giro, lo criticarán. Al final probablemente ni México ni la afición más sensata de México le va a exigir, pero ha estado tan cerquita de ganar un Giro de Italia, que mañana, cuando no gane, las odas se vuelven lanzas. Ya hemos visto la historia repetida muchas veces. No es el peso del maillot rosa, es el peso de la grandeza. Y si no gana, van a empezar a decir que ha fallado. Y eso es cruel, pero eso es lo que conlleva ser una estrella.

Sports Illustrated: Cada comparación es injusta y complicada. Pero ya me has mencionado que se parece bastante a Ayuso. De los tantos ciclistas, que has visto en tu extensa trayectoria como especialista, ¿Del Toro te recuerda a alguien más allá de Ayuso?

Javier Ares: No. De hecho buscarle una similitud exacta con Ayuso, tampoco es correcto. Los comparo en el hecho de que son contemporáneos. Han venido uno detrás del otro, marcando unos derroteros muy parecidos: la misma edad, el mismo equipo, etcétera. Sin embargo, a la hora de buscar... a ver, en el ciclismo de otro tiempo no había este tipo de corredores. Es muy difícil. Cuando digo “otro tiempo” me refiero a hace 15 años, no a hace 50.

No había esta preparación. La gente no hacía ciclocross en invierno. La gente no se preparaba tan a conciencia. El túnel del viento, las mejoras técnicas de material, etcétera... Todo esto es un desarrollo enorme que han traído los tiempos modernos. Entonces, es impensable.

No te voy a decir, porque Del Toro todavía no lo ha hecho, a lo mejor lo hace, que sea un Marco Pantani de la escalada; un súper escalador. No te voy a decir que sea un hombre más rápido que Eddy Merckx, que era rapidísimo, capaz de ganar el Tour entero, la Milán-San Remo. Y no te voy a decir tampoco que sea el mejor contrarrelojista del mundo, tipo un Fabian Cancellara o gente como Wout van Aert, ahora Remco Evenepoel, etcétera. No. Porque Del Toro califica con un notable alto en todo, y eso es difícil. Por eso, cuando me dices: “¿Encontrarías algún precedente?” No.

Del Toro va a ser una superestrella. Y ojo, ser superestrella no significa ganar 34 Tours de Francia. Porque puedes ganar un Tour de Francia siendo un segundón, no expongo casos para no herir susceptibilidades, pero muchos corredores aprovecharon una época de no mucho nivel, en la que no había un dominio absoluto de Lance Armstrong, de Bernard Hinault, de Laurent Fignon, etcétera.

Y a lo mejor se encuentra por delante con Pogacar otros cinco o seis años, y no ganas el Tour en la vida. Pero que es una superestrella, lo digo ya. Y que va a ser mucho mejor de lo que es, lo digo ya de forma rotunda.

Pero, mira. Si te dijera de un corredor al que se podría parecer es a Raúl Alcalá. Él era muy bueno en montaña, pero este es más explosivo que Alcalá. Este es indómito, es valiente, tiene una arrancada muy violenta, capaz de soltar a todo el mundo, incluso en terreno empedrado.

Si tengo que buscar una comparación, sería en tiempo reciente. Porque antes es totalmente impensable observar a un corredor multidisciplinar de estas características; olvidándonos siempre de Eddy Merckx, el más grande.

Y si tengo que hablar ahora, sin mencionar a Pogacar, te lo digo rotundamente: no hay ningún corredor tan completo como él en estos momentos. Lo digo desde el más absoluto convencimiento. Es que en Del Toro, sin que me lo cuenten, todavía no vemos ni la tercera parte, ni la mitad de lo que puede dar.

Sports Illustrated: Has visto tantos ciclistas, tantos jóvenes que prometen, y por alguna razón, más allá de las caídas, más allá de un tema físico, puede ser por no tener la cabeza bien amueblada, no llegan. ¿Qué debe evitar Del Toro, con casi 22 años, para no perderse como algunos otros?

Javier Ares: El éxito consiste en seguir manteniendo la profesión como sacerdocio. Ese es un lema que hay que llevar por bandera siempre. El último caso que he conocido, salvando todas las distancias, es el de Fernando Gaviria. Él era un súper fenómeno colombiano que se entregó al dolce far niente, como dicen los italianos. Al placer, a sus automóviles, a sus hobbies, pero claro, ya había hecho su carrera en cierto modo. Ya casi había sido el mejor velocista del mundo, entonces es más comprensible que, en un momento determinado, diga: “Bueno, hasta aquí hemos llegado”.

Lo que resulta verdaderamente admirable es que corredores como Pogacar, con toda esa estela, siguen manteniendo ese sacerdocio que consiste en la entrega absoluta al ciclismo. Pero es verdad que también —yo creo— dependen muchísimo del entorno. Y el entorno los cuida mucho, a diferencia del futbol y otros deportes, donde es más fácil la vida disoluta. El ciclista se pasa la vida en una concentración casi conventual durante la mayor parte del año. Entonces, es muy difícil que se disipe.


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Ángel Soto M.
ÁNGEL SOTO M.

Editor y redactor de Sports Illustrated México.