Osmar Olvera, el clavadista que triunfa a prisa

Apenas tiene 21 años y ya es el máximo medallista mexicano en campeonatos mundiales. En Singapur ya tiene tres medallas de plata: en 1 metro, en equipos mixto y en tres metros sincronizados. Todavía competirá en los tres metros individual.
Osmar Olvera suma siete preseas en Campeonatos Mundiales, una medalla dorada, una de bronce y cinco de Plata.
Osmar Olvera suma siete preseas en Campeonatos Mundiales, una medalla dorada, una de bronce y cinco de Plata. / Adam Pretty/Getty Images


Todo ha sucedido a prisa en la carrera deportiva de Osmar Olvera, el joven de copete ingobernable y sonrisa tímida que ya se colgó tres medallas de plata en el Mundial de deportes acuáticos de Singapur. A los dos años, se lanzó por primera vez a la alberca. Hoy, apenas a los 21, es el clavadista mexicano más condecorado en campeonatos mundiales. Su carrera es una resbaladilla de éxitos que parece no tener final. Sin embargo, se debe encontrar el inicio de la historia.

La relación con el agua comenzó cuando Osmar tenía dos años. No solo se desplazaba con facilidad en la alberca. El niño de ojos pequeños e inquietos buscaba las orillas, se salía y disfrutaba de volver al agua con un brinco. Cualquier superficie para impulsarse era buena si le permitía sentir un poco de vértigo y adrenalina. 

Esa inquietud pronto lo llevó más allá. Apenas tenía cuatro años cuando su tío Erick le consiguió una prueba para entrenar clavados en el Centro Nacional de Alto Rendimiento de la Ciudad de México. Parecía la primera gran oportunidad, pero Osmar era tan pequeño que los entrenadores dudaban dejarlo subir al trampolín. Cuando finalmente lo hicieron, le pidieron que se lanzara “paradito” desde un metro, sin embargo, él se lanzó con un mortal (una maroma antes de entrar al agua). Hizo lo mismo cuando se lanzó desde los tres metros. Nadie lo sabía aún: eran las primeras pinceladas del genio.

Su evolución en la alberca de iniciación también fue a prisa y empezó a soñar con más. Cuando tenía ocho años encontró su destino en la pantalla. Era Londres 2012. Sentado en un sillón vio cómo Iván García y Germán Sánchez ganaban la medalla olímpica de plata desde la plataforma de 10 metros.  Aquel día lo decretó: “también voy a ser medallista olímpico”. Y sumó un reto más: “voy a vencer a los chinos”.

A partir de entonces comenzó a tomar determinaciones, como desapegarse de casa para entrenar seis años en Guadalajara con Adair Mata.  El carácter se fortalecía y su cuerpo empezaba a adaptarse al prototipo perfecto para lanzarse desde el trampolín: compacto, musculoso y con piernas gruesas como troncos.

Los primeros éxitos llegaron pronto. En 2018, cuando tenía 14, ganó el bronce desde el trampolín de un metro en el Mundial juvenil de Kiev.  Muy pronto dio otra vuelta a su destino: volvió a la Ciudad de México y se unió al equipo de Ma Jin, una entrenadora china, que hace más de 20 años ha formado talentos olímpicos. Bajo su tutela, Osmar empezó a convertirse en un competidor de estatura mundial. 


En su primera experiencia olímpica, en los extemporáneos olímpicos de Tokio, quedó en el lugar 14. Más allá de que no pasó a la final y declaró que había terminado frustrado, la experiencia le sirvió para secarse los nervios. 

Era la última vez que no veía a la cara al éxito. Hoy la imagen es recurrente: Osmar Olvera está de pie en el podio de premiación con una medalla en el cuello. Así sucedió con las dos platas que ganó en el Campeonato Mundial de Fukuoka, en 2023 (trampolín de 1 metro y tres metros); el oro y bronce de Qatar (trampolín 1 metro y tres metros); plata y bronce en los Olímpicos de París (tres metros sincronizados e individual) y las tres medallas de plata que tiene hasta hoy en Singapur.

Su rostro, dibujado con rasgos juveniles, ya presume un currículum que lo prefigura como el deportista más ganador en la historia del deporte mexicano. Y todo ha sido a prisa.

 


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Tlatoani Carrera
TLATOANI CARRERA

Editor general de Sports Illustrated México.