Roland Garros: Rafael Nadal y su catedral roja

Roland Garros no se comprende sin Nadal, y Nadal no sería el mismo sin la catedral roja que lo ha visto levantar catorce veces la Copa de los Mosqueteros.
El extenista español Rafael Nadal saluda mientras abandona la cancha durante una ceremonia en su honor en la cancha Philippe-Chatrier
El extenista español Rafael Nadal saluda mientras abandona la cancha durante una ceremonia en su honor en la cancha Philippe-Chatrier / Julien de Rosa / AFP

En el extenso catálogo de epopeyas deportivas, pocas relaciones han alcanzado la hondura simbólica y emocional que une a Rafael Nadal con Roland Garros. En las entrañas del recinto Phillippe-Chatrier, el mallorquín edificó su propio altar, un santuario de polvo de ladrillo donde la historia se inclinó, año tras año, ante su paso.

Ahí, donde el rebote es irregular, donde los puntos se alargan y el esfuerzo se multiplica, él encontraba propósito; con su drive liftado, cargado de efecto y veneno y su capacidad para deslizarse con precisión quirúrgica.

Desde su irrupción juvenil en 2005 hasta su última ovación en 2024, conquistó la tierra parisina con 14 títulos. Un ciclo majestuoso que convirtió su nombre en arcilla misma. 

La chispa del mito (2005)

Apenas tenía 19 años, pero ya se anunciaba como el heredero del polvo de ladrillo. En semifinales se enfrentó a Roger Federer, que buscaba completar el Grand Slam con su primer título en París. Nadal lo venció con una autoridad asombrosa: 6-3, 4-6, 6-4 y 6-3.

Un par de días después, contra el argentino Mariano Puerta por 6-7, 6-3, 6-1 y 7-5, se coronó campeón en su debut en Roland Garros, el primero de sus 22 títulos de Grand Slam. Había nacido una leyenda.

La perfección absoluta vs Federer (2008)

En una de las exhibiciones más inmaculadas en la historia del torneo, Nadal borró de la pista al número uno del mundo con un nivel de tenis sin fisuras. Ganó por 6-1, 6-3, 6-0 en una final que aún hoy se recuerda por su carácter casi inverosímil. Fue su cuarta corona consecutiva en París y un testimonio de su supremacía total. 

El maestro bajo la lluvia: final ganada ante Djokovic (2020)

Por la pandemia, Roland Garros se disputó en otoño, en condiciones frías y húmedas que en teoría lo perjudicaban. Enfrente tenía a Novak Djokovic, decidido a destronarlo. Pero Nadal respondió con una actuación monumental: 6-0, 6-2, 7-5. No solo ganó su 13º título en París, también igualó los 20 Grand Slams de Federer, alcanzando así la cúspide del tenis moderno.

El ocaso asoma: semifinal perdida ante Djokovic (2021)

En una batalla de antología, Djokovic venció a Nadal por 3-6, 6-3, 7-6, 6-2 en un duelo vibrante y dramático. Fue apenas la tercera derrota del español en Roland Garros. Al terminar, Nadal reconoció sus crecientes molestias en el pie. Aquella noche la Philippe-Chatrier lo vio vulnerable.

Resurrección y épica: cuartos de final ganados a Djokovic (2022)

Con el cuerpo en guerra y el mundo dudando de su capacidad para resistir, Nadal se presentó en París sin apenas ritmo. Enfrente, un Djokovic en gran forma. Y sin embargo, fue Nadal quien impuso su temple y su historia: 6-2, 4-6, 6-2, 7-6. El camino hacia su 14º título parisino se abría una vez más, como si el torneo no pudiera existir sin él.

El adiós sin anuncio: derrota en primera ronda ante Zverev (2024)

El destino, siempre caprichoso, volvió a cruzarlo con Alexander Zverev, el mismo que dos años antes se había lesionado en semifinales ante él. Esta vez, el alemán fue implacable y eliminó a un Nadal de 37 años y fuera del Top 200, por 6-3, 7-6(5), 6-3. No hubo despedida oficial, solo una ovación larga, triste, agradecida.

Dos meses después, Nadal volvió una última vez a su templo durante los Juegos Olímpicos de París. Allí cayó en individuales ante Djokovic y no logró medalla en dobles junto a Carlos Alcaraz, su heredero espiritual. 

Pero no importó: su leyenda ya estaba escrita, con el polvo de ladrillo como tinta.


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Alejandra González Centeno
ALEJANDRA GONZÁLEZ CENTENO

Reportera y creadora de contenido en Sports Illustrated México.