Alejandro Kirk, el catcher de los Blue Jays que desafió a los scouts

Rechazado y juzgado por su físico, Alejandro Kirk edificó su grandeza desde la incredulidad de todos. Hoy es la columna vertebral de unos Blue Jays que buscan alcanzar gloria.
A pesar del constante rechazo por su físico, Alejandro Kirk se convirtió en uno de los mejores catchers de las Grandes Ligas
A pesar del constante rechazo por su físico, Alejandro Kirk se convirtió en uno de los mejores catchers de las Grandes Ligas / Blue Jays

El 10 de marzo de 2020, el analista de prospectos de FanGraphs, Eric Longenhagen, publicó un informe sobre las 38 promesas más relevantes de los Blue Jays de Toronto. Entre ellos estaba el nombre de un joven receptor mexicano de 21 años: Alejandro Kirk

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El análisis fue tan halagador como despiadado. Longenhagen reconoció que el bate de Kirk, su disciplina en el plato y sus datos de contacto eran excepcionales; lo que siguió fue una descripción fría e implacable de su físico. “Está construido como Chris Farley”, escribió, comparándolo con el comediante estadounidense, conocido por su corpulencia robusta. Lo catalogó, además, como un 20-grade waddler —un “corredor torpe” con la calificación más baja posible en la escala de velocidad—, y advirtió que “no existen precedentes de alguien con esta complexión que haya tenido una carrera robusta en las Grandes Ligas”.

“Habrá que esperar para ver qué le depara el futuro”, remató. 

Cinco años después, la respuesta es evidente y Longenhagen es bienvenido contemplarla: Alejandro Kirk ha desmontado su propia profecía.

Aquel prospecto de silueta insólita se ha convertido en uno de los mejores receptores defensivos del beisbol, un maestro de la zona de strikes, All-Star consolidado, y un pilar indispensable para los Blue Jays de Toronto que hoy disputan la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Marineros de Seattle. Su cuerpo, antes visto como un obstáculo, es ahora parte de la leyenda que lo define y la columna vertebral de una franquicia que aspira a alcanzar la gloria. 

Su temporada 2025 ha sido brillante. Firmó una extensión de contrato de 5 años y 58 millones de dólares y además fue autor de la temporada defensiva más completa de su carrera: terminó la temporada en el tercer puesto de todas las Grandes Ligas en Fielding Run Value, con +22 carreras salvadas según Statcast, salvó 16 de ellas gracias su framing y fue líder absoluto en bloqueos —con +14 por encima del promedio—. Su influencia, sin embargo, trasciende los números: Kirk es el metrónomo emocional y táctico del equipo, un muro inquebrantable que marca el pulso del juego a su antojo. 

Su defensa podría bastar para justificar su lugar en la élite, pero 2025 también trajo el renacer de su bate. Después de dos años irregulares, Kirk volvió a ser el toletero que deslumbró en 2022, cuando fue All-Star y ganador del Silver Slugger. Terminó la temporada con .282 de promedio —líder entre todos los receptores de MLB—, .348 de porcentaje de embasado y .421 de slugging, además de quince cuadrangulares y setenta y seis impulsadas. 

Su estadística más admirable, sin embargo, no está en el poder, sino en la precisión: en 539 apariciones al plato, acumula 63 bases por bolas y solo 57 ponches. Entre 130 bateadores calificados de Grandes Ligas, solo Luis Arráez y Steven Kwan tienen una tasa de ponches más baja. 

Si hay algo que concederle a Longenhagen, es que no fue el único que dudo de Alejandro. Todos lo hicieron. Su historia está construida entre miradas de desdén. 

Su padre, Juan Manuel Kirk, recuerda cómo desde que era niño y jugaba en la Liga Municipal de Tijuana, las críticas a su físico eran una constante. “Alex fue muy criticado, inclusive cuando jugaba en Pequeñas Ligas. A mí me decían: Uy, qué lástima de tu hijo. Es muy buen jugador, pero no, no tiene cuerpo”, cuenta Kirk

Su padre también recuerda a Aaron Acosta, entonces scout de los Rays de Tampa Bay, quien fue el primero en recomendarlo a la organización. Los Rays lo invitaron a un campamento de diez días en su academia en República Dominicana, pero la ilusión se disipó pronto. “Tampa no se interesó en él, por, por su físico, más que nada. No le vieron mucho, mucho futuro”, recuerda su padre. La organización nunca le ofreció un contrato. 

“En ese entonces me di cuenta de que había muchos jugadores, incluso en México, con mejores herramientas que yo. Físicamente… se veían mejor. Seguí entrenando y creyendo, pero un día, mi bate empezó a hablar por mí”, le dijo Kirk a MLB

Tiempo después, Acosta se incorporó a los Blue Jays de Toronto y volvió a mencionar el nombre de Kirk. Esta vez el joven receptor sí fue observado con mayor detenimiento, aunque las dudas persistían: su talento era innegable, pero su cuerpo seguía siendo motivo de escepticismo. 

Dean Decillis, entonces cazatalentos especial de los Blue Jays, viajó a una exhibición de prospectos en México con la misión de encontrar a un catcher para el equipo. No era Alejandro Kirk, pero el tijuanense captó la atención de Decillis. Para cuando regresó a hablar con Andrew Tinnish, vicepresidente de scouteo internacional de Toronto, ya había olvidado por completo al jugador que debía observar.

Esta temporada, Alejandro Kirk robó la primera base de su carrera en MLB
Esta temporada, Alejandro Kirk robó la primera base de su carrera en MLB / Getty Images

“En realidad, me gustó más el del otro equipo”, le dijo. “Puede recibir, tirar, tiene manos suaves, batea hacia las líneas, su swing es limpio y domina la zona de strike… aunque, para ser sincero, no tiene un gran físico”, sentenció.

Y aun así, Toronto se atrevió. Fue el único equipo que vio algo más allá del cuerpo de Kirk: el instinto, la precisión, la calma detrás del plato. Los Blue Jays apostaron por él cuando nadie más lo hizo, y lo firmaron directamente desde México por treinta mil dólares, una cifra ínfima frente a los montos que suelen acompañar a los grandes prospectos internacionales. La inversión, bastante modesta, terminó siendo una de las más visionarias en la historia reciente del club.

Su firma marcó el inicio de una revancha silenciosa.“Por su tipo de cuerpo, siempre iba a ser el muchacho que tenía que demostrar que podía lograrlo”, dijo Decillis años después. Y lo logró. 

En 2020 Alejandro Kirk debutó con los Blue Jays y la prensa siguió observándolo con la misma lupa con la que lo habían medido los scouts: su peso, su forma, su físico antes que su juego.

En septiembre de 2022, cuando Kirk ya era titular del equipo, el comentarista canadiense Matthew Ross publicó un tweet burlándose de su figura, después de una jugada en la que Kirk, con esfuerzo anotó desde la primera base. "Es simpático, pero también es vergonzoso para el deporte. Darle prominencia a jugadores como este alimenta estereotipos negativos del beisbol”, dijo Ross en un tweet que luego eliminó.

Alek Manoah, pitcher de los Blue Jays y amigo de Kirk en Toronto, salió en su defensa con una respuesta contundente . “Lo que en realidad es vergonzoso para el deporte son las personas que se hacen llamar Matthew y que jamás han jugado un solo día en las Grandes Ligas, creyendo que pueden controlar la narrativa y los estereotipos. Anda, dile a ese niño de ocho años que tiene cinco kilos de más que debería rendirse ahora. O, mejor aún, aléjate del teclado y deja que Kirk inspire a esos niños a seguir persiguiendo sus sueños y la grandeza”, escribió el lanzador

Manoah y Kirk compartieron sus primeros pasos en las granjas de Toronto. Ambos jóvenes, ambos subestimados. “Creo que él le da esperanza a la persona promedio”, dijo después Manoah. “Al chico que no mide 6 '4” ni pesa 220 libras. El que tiene un poco de sobrepeso. Les demuestra que, si trabajas duro y amas el juego, eso es todo lo que importa”. 

“Todo el que conoce a Kirk, lo ama”, dice Manoah. “Él no vino del dinero ni de las mejores circunstancias. Hubo muchos obstáculos en su camino, y es una estrella de Grandes Ligas. Eso dice mucho. Nada más importa realmente, solo lo duro que trabaja y la gran persona que es”. 

En el beisbol, los cuerpos cuentan historias. Algunos son templos de velocidad y fuerza. Otros, como el de Kirk, desmienten los manuales. Con sus 1.73m y sus 111 kilos, el receptor mexicano es un valor atípico y un caso de estudio. Baseball America llegó a describirlo como un jugador “fácil de pasar por alto por su cuerpo rechoncho”. Pero los números se han vuelto su mejor argumento.

“Mi físico, obviamente, quería ser más alto. Quería tener mejores herramientas. Pero esto es lo que Dios me dio. Nunca me molestó”, le dijo Alejandro Kirk a MLB. “Estoy muy contento con lo que tengo. De hecho, usé mi físico para superarme. Me obligué a mejorar. No usaría como excusa que era diferente a los demás y a sus físicos. No iba a renunciar a esto. Me hizo esforzarme más que nadie”. 

Eric Longenhagen se preguntaba en 2020 qué sería de aquel joven receptor con el cuerpo de Chris Farley y el paso torpe de un waddler. Cinco años después, la respuesta es inequívoca. Alejandro Kirk es uno de los mejores catchers de todas las Grandes Ligas, uno que hoy dirige al cuerpo de lanzadores de los Blue Jays en el escenario más grandes del beisbol; uno que esta temporada robó la primera base de su carrera. Y el estadio entero lo ovacionó de pie.


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Alejandra González Centeno
ALEJANDRA GONZÁLEZ CENTENO

Reportera y creadora de contenido en Sports Illustrated México.