Conclusiones Semana 16 NFL: Las claves del sorprendente giro de los Patriots quedaron a la vista en Baltimore

La Semana 16 de la temporada regular de la NFL está llegando a su fin y hay mucho que analizar. Si quieres más sobre las grandes victorias de Jaguars y Seahawks, tenemos textos separados para eso. En cuanto al resto, aquí van las conclusiones de la semana navideña.
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New England Patriots
Los Patriots descubrieron algo sobre sí mismos en Baltimore y también se lo mostraron al resto. Todo comenzó cuando el equipo se fue abajo 24–13 ante los Ravens, a dos minutos de iniciar el cuarto cuarto del Sunday Night Football, apenas una semana después de que New England dejó escapar una ventaja de 21–0 frente a los Bills.
Con un arranque de 11–2 construido ante un calendario históricamente ligero, en ese punto era fácil dudar. Estos no son los Patriots de tu hermano mayor. La mayoría de estos jugadores ni siquiera estaban en la liga —mucho menos en el equipo— la última vez que Bill Belichick y Tom Brady levantaron el Trofeo Lombardi. Aún no tenían una prueba concluyente de lo que eran.
Pero estaban a punto de conseguirla, en gran parte por la manera en que reaccionaron a ese hoyo de 11 puntos ante Baltimore.
“No hubo cabezas abajo ni nada en la banca”, me dijo el corredor veterano Rhamondre Stevenson tras el partido. “Sabíamos que estábamos en el juego. Simplemente sabíamos que había un par de cosas que corregir. En la banca vimos qué estábamos haciendo mal y dónde podíamos generar jugadas. Fuimos implacables. Sabíamos lo que teníamos que hacer”.
Y así fue. Los Patriots anotaron 15 puntos sin respuesta para darle la vuelta a los Ravens y ganar 28–24.
Este partido representó a los Patriots respondiendo algunas de las preguntas finales sobre el sorprendente giro de temporada que ha comandado Mike Vrabel. Los Patriots de Drake Maye no habían conseguido antes una remontada así en el cuarto cuarto. Ahora ya lo hicieron. Maye y compañía tampoco habían demostrado la capacidad de reponerse de una derrota devastadora. Ahora también lo han mostrado.
Mucho de ello fue espectacular. La primera serie de touchdown, de 73 yardas en siete jugadas, fue coronada por un pase y recepción sobresalientes, con Maye colocando el balón “en la canasta” para el novato Kyle Williams, quien anotó en una ganancia de 37 yardas. La segunda ofensiva fue impulsada por Maye absorbiendo golpes fuertes en envíos clave a Stefon Diggs, incluido uno de 21 yardas en cuarta oportunidad y dos por avanzar, antes de que Rhamondre Stevenson sellara la serie con una carrera de 21 yardas para touchdown.
“Vi al linebacker; estaba cargado hacia la izquierda, y antes del snap estaba completamente abierto del lado derecho”, explicó Stevenson. “Así que más o menos predeterminé ir por el lado contrario. Y simplemente vi un hueco enorme y lo ataqué”.
Pero este triunfo fue más que la química entre quarterback y receptores, un corredor jugando con total claridad, o incluso el estilo defensivo reflejado en el golpe decisivo de K’Lavon Chaisson para provocar el fumble de Zay Flowers que sentenció el juego. Esta victoria encapsuló lo que Vrabel ha construido con los Patriots.
Stevenson es un ejemplo claro. Dice que el equipo es como una familia, y quizá se deba a la confianza que se ha consolidado. Él lo vivió de primera mano: su problema de balones sueltos al inicio del año pudo haberlo mandado a la banca en otro equipo. En cambio, Vrabel se mantuvo firme con él, evaluándolo por quién es y no solo por su error más reciente. ¿El resultado? Un jugador totalmente comprometido dentro de un equipo lleno de casos similares.
“Con el tema de los fumbles, todo el equipo me respaldó, el staff de coacheo”, dijo Stevenson. “Y Vrabel, en particular, me dijo que iba a ir conmigo. Sabía que estaba intentando corregirlo, que hacía un esfuerzo consciente por sujetar bien el balón y que no estaba siendo descuidado. Él me ve ser intencional en la práctica. Eso te demuestra que si nosotros lo respaldamos, él nos va a tratar de la misma manera en que tratamos al equipo.
“Creo que trato bastante bien al equipo, y por eso siento que él me respalda”.
Como resultado de muchos casos así, y con un candidato a MVP como quarterback, este equipo está en mucho mejor estado del que ha tenido desde la última vez que levantó un Lombardi.
Carolina Panthers
Los Panthers merecen tu respeto. Tal vez mires con desconfianza su récord de 8–7, y es válido. Quizá sea porque juegan en la NFC South, lo cual también es entendible.
Pero, aun así, no se suponía que estuvieran aquí.
Carolina ha sido un desastre desde que David Tepper fue aprobado como dueño en 2018, con dos temporadas de siete victorias, cuatro de cinco triunfos y una campaña de apenas dos en ocho años previos a esta. Los Panthers despidieron a su entrenador más reciente con experiencia de Super Bowl (Ron Rivera), fallaron con una apuesta fuerte por un coach colegial (Matt Rhule) y luego vieron cómo una “contratación segura” (Frank Reich) duró solo un año.
Después contrataron a Dave Canales, cuya primera entrevista fue con Tepper. En parte lo hicieron por lo bien que entrevistó, y en parte por la confianza que Dan Morgan —ascendido a gerente general— tenía en él, tras las ocho temporadas que pasaron juntos ascendiendo dentro del programa de Pete Carroll en Seattle.
Poco a poco, todo empezó a encajar. El año pasado, un inicio de 1–7 fue seguido por un cierre de 4–5. Este año ha traído mayor consistencia y destellos de brillantez, destacando triunfos ante Packers y Rams. Pero lo del domingo fue distinto. Los Panthers no sorprendieron a los Buccaneers, cuatro veces campeones defensores de la división. Ambos llegaron con marca de 7–7 y Carolina salió con una victoria de alto voltaje por 23–20.
“Canales ha hecho un trabajo increíble con los jugadores”, me dijo Morgan. “Les permite ser ellos mismos y, al mismo tiempo, adapta el esquema a lo que saben hacer. Lo mismo con [el coordinador defensivo Ejiro] Evero del lado defensivo. Y luego crear ese ambiente positivo donde es: ‘Oigan, somos un equipo joven. Vamos a cometer errores, pero vamos a jugar duro, a dejarlo todo, y donde caigan las fichas al final, ahí caerán’. Creo que ha sido la química lo que realmente ha unido al equipo.
“De verdad ya se empieza a sentir eso en el edificio”.
En cuanto a los jugadores, claro que brillaron las figuras: Bryce Young (rating de 102.5), Tetairoa McMillan (seis recepciones, 73 yardas y TD) y Derrick Brown (cinco tacleadas y una captura). Pero también cuenta la profundidad y el balance del roster. Es tener a Yosh Nijman listo como tackle izquierdo ante la ausencia de Ickey Ekwonu. Es la recepción de 34 yardas de Jalen Coker que preparó el gol de campo de la victoria. Es la intercepción del novato de cuarta ronda Lathan Ransom para sellar el partido.
Desde la perspectiva de Morgan, los jugadores están cumpliendo con lo que él y Canales buscan, que es el mismo tipo de competidores duros que ayudaron a Pete Carroll a encontrar en Seattle.
“Jugamos muy duro”, dijo Morgan. “Rara vez voy a ver la cinta y pensar: ‘Este tipo está trotando hacia el balón’ o ‘este no está intentando terminar su bloqueo’. Hoy, viéndolos, eso fue muy claro. Tienen hambre de ganar. Son duros. Son físicos. Esa es la marca de football que queremos jugar aquí”.
Pase lo que pase a continuación —con esos Seahawks visitando Charlotte la próxima semana y una revancha ante los Bucs la siguiente—, los Panthers lucen muy distintos a lo que habían sido desde hace tiempo.
Chicago Bears
Lo más importante que Ben Johnson ha establecido en Chicago es la creencia. Algo que me llamó poderosamente la atención durante el verano, cuando visité el campamento de los Bears, fue muy simple: se veía duro.
Y eso aplicaba para todo. Desde la forma en que los jugadores entrenaban hasta la cantidad de información que el staff les cargaba encima, Ben Johnson estaba llevando a cabo lo que parecía una depuración a la vieja escuela, al estilo Parcells, durante toda la pretemporada (lo cual tiene sentido si se considera que Dan Campbell, con quien Johnson trabajó en Miami y en Detroit, es un discípulo de Bill Parcells). Johnson quería descubrir cuánto podían soportar sus jugadores, de una forma u otra.
El resultado, al menos desde mi punto de vista, quedó claro con cinco minutos por jugarse en el duelo del sábado por la noche ante los Packers, cuando los Bears perdían 16–6 y buscaban desesperadamente una chispa. La mayoría de los equipos con la historia reciente de Chicago probablemente estarían muertos en ese escenario, incluso con marca de 10–4. Estos Bears no lo estaban, y todo se remonta a cómo Johnson los endureció.
“Simplemente haciéndolo más difícil para nosotros al inicio”, me dijo el veterano receptor DJ Moore el sábado por la noche. “Y ya en el campamento se podía notar que la visión que tenía para este equipo estaba empezando a tomar forma conforme se acercaba la temporada. Luego, cada semana, solo teníamos que cumplirla. Y cada semana tratamos de hacerlo y salir a dar nuestra mejor versión”.
Es justo decir que lo han logrado.
La espectacular recepción de touchdown de Moore de 46 yardas en tiempo extra —un pase perfecto del muchas veces criticado y diseccionado quarterback franquicia Caleb Williams— no solo selló la victoria 22–16 sobre los Packers. Volvió a demostrar qué tipo de equipo duro y resiliente ha construido Johnson.
Lo mismo puede decirse de los equipos especiales, con goles de campo de 51 y 43 yardas de Cairo Santos en el último cuarto para acercar al equipo, y preparar el escenario para que Josh Blackwell recuperara la patada corta de Santos con dos minutos restantes. La defensiva también respondió, forzando una entrega de balón por downs en tiempo extra (ayudada por un mal centro en cuarta oportunidad). Pero, por encima de todo, fue Williams quien se mantuvo firme, completando 11 de 21 pases para 143 yardas y dos touchdowns entre el último cuarto y el overtime, con ambas anotaciones bajo una presión considerable.
“Se mantuvo calmado, frío y sereno todo el juego”, dijo Moore. “Sabía que iba a tener una oportunidad para regresar y ganar este partido. Nunca se exaltó, nunca se vino abajo”.
El primero de esos pases de touchdown fue para el novato no reclutado Jahdae Walker, quien llegó al sábado sin una sola recepción en la NFL, pero aun así tuvo la confianza de Williams, quien lanzó el balón a un punto específico para él en cuarta y cuatro, con 28 segundos por jugar y una carga total viniendo hacia él. El segundo, por supuesto, fue el envío a Moore, en una jugada que los Bears habían marcado durante la semana como lista para enfrentar un blitz cero.
“[Johnson] definitivamente estaba guardando esa jugada para un momento así”, explicó Moore. “La defensiva nos dio justo lo que queríamos. Yo solo tenía que correr rápido y ganar. Pero tan pronto escuché la jugada, rompimos el huddle y vi la defensiva, supe que estábamos listos”.
Y ahora los Bears también están en camino, porque llegaron hasta aquí por la vía difícil.
Todavía tienen a los 49ers y a los Lions en el calendario, así que es complicado predecir en qué lugar terminarán en la tabla de playoffs. Pero es bastante claro que, sin importar la semilla o cómo termine esta temporada, Johnson tiene a esa franquicia apuntando hacia algo grande.
Los Angeles Chargers
Estoy realmente impresionado con los Chargers. L.A. ahora tiene marca de 11–4 en una división durísima, sin sus tackles titulares, con su corredor novato principal apenas de regreso, y —como mencionamos la semana pasada— jugando con un estilo inconfundiblemente asociado a Jim Harbaugh.
Los Cowboys llegaron al domingo con algo que demostrar, luego de haber sido eliminados de la contienda por los playoffs de la NFC menos de 24 horas antes. Eso se notó en una serie ofensiva inicial de 79 yardas en 10 jugadas, y en que anotaron nuevamente en sus siguientes dos posesiones. Pero los Chargers resistieron el golpe y eventualmente sacaron del partido a Dallas.
El marcador final fue 34–17. La verdadera historia, sin embargo, estuvo en los números de la segunda mitad. L.A. superó a Dallas 219–129 en yardas después del descanso, casi duplicó el tiempo de posesión y, lo más importante, dejó en blanco a sus anfitriones 13–0 tras irse al medio tiempo con ventaja de 21–17.
“Simplemente es concentrarnos, ejecutar y aprovechar nuestras oportunidades”, me dijo el veterano receptor Keenan Allen al final del partido. “Tratar de no dejar nada pendiente, mantener todo frente a nosotros y asegurarnos de cumplir con nuestra parte”.
Allen fue Charger durante 11 temporadas antes de ser cortado por Harbaugh y el gerente general Joe Hortiz con la llegada del nuevo régimen. Pasó el año pasado en Chicago y regresó esta temporada, por lo que ha visto de primera mano el antes y el después de la franquicia, su situación en el staff de coacheo y el quarterback en el que han decidido confiar.
¿Su evaluación? Empieza con Harbaugh.
“Simplemente tiene esa aura, esa cultura ganadora, ese sentimiento de victoria”, dijo Allen. “Creo que todos creen en ello”.
Y eso se ha demostrado, por supuesto, en la forma en que el equipo ha mantenido el rumbo pese a las lesiones. Los Chargers tuvieron a un guardia (Jamaree Salyer) como tackle izquierdo titular, a una contratación de octubre (Bobby Hart) cubriendo el tackle derecho por Trey Pipkins III (reemplazo de Joe Alt), y a un quarterback jugando con una manga protectora en una mano izquierda operada quirúrgicamente.
Ese quarterback, por supuesto, es una parte fundamental de todo esto. Y esta versión de Justin Herbert, según Allen, es distinta a la de antes de Harbaugh.
“La forma en que maneja la ofensiva, está mucho más compuesto, mucho más confiado”, explicó Allen. “Ve las cosas antes de que sucedan y toma la decisión correcta una y otra vez”.
Luego está la defensiva comandada por Jesse Minter, que compensa la falta de estrellas en su mejor momento (salvo Derwin James) con inteligencia, disciplina y una gran cantidad de disfraces.
Si juntas todo, tienes a un equipo que, de alguna manera, se está volviendo más duro y mejor conforme avanza la temporada. Y ahora, con la derrota de los Broncos el domingo, tendrán la oportunidad —si vencen a los Texans el sábado— de pelear por el título de la NFC West en la Semana 18 en Denver.
Algo que, sinceramente, no vi venir.
New Orleans Saints
De repente, los Saints tienen margen de maniobra —y quizá algo más que eso— con Tyler Shough al mando. En abril, hablé con algunos scouts que pensaban que, si el novato de New Orleans no hubiera sido un jugador universitario durante siete años, pasando por tres programas distintos, y no tuviera ya 26 años, podría haber sido considerado el mejor quarterback de su generación.
Es demasiado pronto para saber si eso terminará siendo cierto.
Pero tras siete aperturas, Shough ya está mostrando algo. El equipo tenía marca de 1–7 cuando fue nombrado titular, y desde entonces los Saints están 4–3. Ha completado el 66.4% de sus pases para 1,792 yardas, con siete touchdowns, cinco intercepciones y un rating de 86.5. Si a eso se le suma su tamaño, fuerza de brazo, serenidad y control, New Orleans tiene a un quarterback joven con potencial. ¿Cuánto potencial? Esa sigue siendo la gran pregunta.
Dicho eso, hay algo claro: ha sabido aprovechar su oportunidad.
“Mi objetivo es dejar todo en la cinta, para que se sientan cómodos conmigo como titular en cada partido”, dijo Shough. “Mi preparación, lo que se ve en el video, cómo trabajo dentro del edificio, ser un líder, ser yo mismo… eso es lo que me importa. Todo ha ido muy bien hasta ahora. Tengo que seguir así porque, al final del día, esto es la NFL. Te evalúan constantemente, y lo entiendo. Lo que pongas en la cinta importa”.
Y por eso está dentro de la ecuación de quarterback de los Saints rumbo a 2026. Parte de ello, explica él mismo, viene de la preparación que tuvo tanto como titular como suplente, fallando y teniendo éxito en Oregon, Texas Tech y Louisville.
“Eso me ayudó a equilibrarme mentalmente, en cuanto a las expectativas y la importancia de la preparación”, señaló.
Ese crecimiento continúa siendo evidente, como quedó claro en un momento clave durante la paliza 29–6 del domingo sobre los Jets.
“La serie de dos minutos antes del medio tiempo, saliendo al campo, tuve un pase grande a Juwan [Johnson], y ni siquiera era parte de la jugada original”, explicó. “Teníamos múltiples alertas, distintas cosas que queríamos atacar, y simplemente cambié a una jugada completamente diferente. Todos estábamos en la misma página y terminó siendo una jugada explosiva que nos ayudó a voltear el campo. Tener esa confianza, esa preparación y contar con eso en la caja de herramientas fue un momento divertido”.
Entonces, ¿qué significa el desarrollo de Shough para el futuro de New Orleans?
Probablemente no ha hecho lo suficiente como para disuadir a la franquicia de seleccionar a un quarterback que crean capaz de convertirse en un Josh Allen o un Patrick Mahomes. Pero, tal como están las cosas, la posibilidad de que ese tipo de prospecto exista en el Draft 2026 luce, cuando menos, incierta. Además, mientras los Saints sigan ganando, seguirán cayendo en el orden del draft (actualmente se proyecta que elijan octavos).
Como mínimo, Shough parece haber hecho lo suficiente para que los Saints no tengan que forzar una decisión, lo cual solo le abrirá más oportunidades para demostrar de qué es capaz.
Philadelphia Eagles
Ahora que sabemos que los Eagles tendrán la oportunidad de defender su título en enero, hay algo claro: la fórmula será distinta a la del año pasado. La ofensiva de Philadelphia no es exactamente la misma. En contraparte, la defensiva podría ser incluso mejor que la versión de 2024, luego de haber limitado a nueve rivales consecutivos a 24 puntos o menos, mientras constantemente le compra tiempo a la ofensiva para acomodarse.
Eso volvió a quedar de manifiesto en la victoria del sábado ante los Commanders, con la que aseguraron el título de la NFC East. La defensiva mantuvo a sus rivales divisionales en apenas 10 puntos durante tres cuartos, antes de provocar una intercepción que cambió el partido —obra de Cooper DeJean— al final del tercer periodo para abrir definitivamente el marcador.
Jugar de esa manera, claro, implica recorrer un camino más estrecho hacia el título para el equipo de Nick Sirianni. Pero es un mérito tanto de entrenadores como de jugadores que ese camino aún exista.
“El año pasado fue especial”, me dijo el veterano Brandon Graham tras el partido. “Perdimos a muchos jugadores. Les pagaron, como a Sweaty [Josh Sweat], a Milt [Williams] y a varios más en la defensiva. Y siento que hicieron un gran trabajo trayendo gente, construyendo profundidad. Para mí, honestamente, ha sido genial ver cómo todos crecen. Porque cada año es distinto. Tenemos caras nuevas, titulares nuevos, gente nueva que llega…
“Y al final, se trata de seguir trabajando, incluso en medio del caos y la tormenta que a veces se viven durante la temporada. Nadie se quebró”.
La oportunidad estuvo ahí, incluso durante una racha complicada de tres partidos consecutivos —derrotas ante Cowboys, Bears y Chargers— que mermaron el colchón que les dio el arranque 8–2. Pero en medio de todo eso, Philadelphia tuvo que atravesar un proceso para encontrar la fórmula adecuada rumbo a los playoffs de este año.
El sábado trajo mayor claridad. Tras la paliza 31–0 sobre los Raiders la semana pasada, el equipo volvió a apoyarse en Saquon Barkley y el juego terrestre (que no es exactamente el mismo del año pasado) para resaltar a una defensiva que ha mejorado conforme sus jugadores jóvenes se afianzan.
Ahora, debido a que el equipo sigue evolucionando y a que ha habido tropiezos, Graham considera que las circunstancias hacen que construir inercia en las próximas semanas sea “realmente” vital para este grupo de Eagles.
“No tiene sentido levantar el pie del acelerador”, dijo. “Es más bien como decir: ‘O.K., este es nuestro primer paso, ya estamos en el baile’. Aquí estamos”.
Y sí, aquí están los Eagles, con un camino más complicado por delante que el que tuvieron el año pasado. Veremos hasta dónde son capaces de llevarlo.
Cincinnati Bengals
Por tan mal que se hayan visto las cosas en Cincinnati, el domingo dejó clara una distinción muy real en lo que los Bengals tienen en su roster. Joe Burrow y Tua Tagovailoa fueron seleccionados con cinco picks de diferencia en el Draft de 2020. Ambos llegaron el domingo al Hard Rock Stadium ya eliminados de playoffs, con planteles que seguramente serán reconfigurados en los próximos meses.
Uno lanzó para 309 yardas, cuatro touchdowns y un rating de 146.5.
El otro fue enviado a la banca, convertido en el tercer quarterback de emergencia de un equipo que estaba recibiendo una paliza de 45–21.
El punto es este: el futuro de Cincinnati todavía puede ser muy prometedor, basado en lo que Burrow ha ayudado a construir desde 2020, con un poco más de suerte con las lesiones y mejores piezas defensivas. Y eso quedó reflejado en el esfuerzo del equipo ante los Dolphins.
“No me sorprendió en absoluto. Me sentí orgulloso de ellos, pero no sorprendido”, me dijo el coach de los Bengals, Zac Taylor, mientras abordaba el vuelo de regreso a casa. “Tenemos un carácter tremendo en el vestidor, y les dijimos que este era un partido de carácter. Dos equipos ya fuera de playoffs, viajando a clima de vacaciones en Miami, y nuestros muchachos lo manejaron de la manera correcta. Trabajaron bien toda la semana, siguieron el plan.
“Y luego salieron al campo y viste cómo arrancaron la segunda mitad. La defensiva forzó cuatro pérdidas de balón consecutivas, y la ofensiva anotó cuatro touchdowns seguidos. Fue divertido vernos jugar bien en las tres fases”.
Hubo varias cosas que saqué de mi conversación con Taylor, y profundizaré más en eso —y en algunos puntos específicos sobre Burrow— en mis notas del martes. Pero lo principal es que este equipo, golpeado por lesiones y conflictos contractuales, tiene una oportunidad de oro para resurgir como un ave fénix rumbo a 2026.
En cuanto a los Dolphins, hablaremos de ellos en los apuntes rápidos.
Pittsburgh Steelers–Detroit Lions
El final del partido entre Steelers y Lions fue una aberración. La convención arbitral y la llamada de conferencia con Park Avenue fueron, en el mejor de los casos, confusas, y en el peor, desesperantes, con dos equipos peleando por su vida en playoffs y completamente desconcertados.
El resultado: Amon-Ra St. Brown lanzó un pase lateral a Jared Goff, quien anotó un touchdown. Pero la jugada no contó porque St. Brown fue sancionado por interferencia ofensiva antes de recibir originalmente el balón de Goff. Claro, antes de eso, para muchos, parecía que el avance de St. Brown ya había sido detenido antes de soltar el balón. De cualquier forma, el desenlace fue el mismo: victoria de Pittsburgh.
Y asegurémonos de darle crédito a los Steelers. Pittsburgh salió a la carretera, consiguió su tercera victoria consecutiva y, con marca de 9–6, se acerca a su primer título del AFC North desde 2020, además de asegurar una temporada sin récord perdedor por 19 años consecutivos bajo Mike Tomlin (22 en total). Aaron Rodgers luce más cómodo que en años, el juego terrestre empieza a carburar y la defensiva ha respondido admirablemente sin T.J. Watt.
Dicho todo eso, demasiados partidos se han convertido en historias sobre los oficiales. Y al final, este fue otro más, aunque debió tratarse de una furiosa remontada de los Lions que se quedó corta. Ojalá que esta offseason la liga revise a fondo cómo maneja el arbitraje, más allá de los resultados, especialmente con el CBA de los oficiales venciendo el 31 de mayo.
Apuntes rápidos
Ahora, cerremos con algunas reflexiones finales…
• La conclusión más sensata en el caso de Tagovailoa: que los Dolphins absorban más de la mitad de su cifra de 54 millones de dólares para 2026 a cambio de un pick del Draft, y lo conviertan en el proyecto de recuperación de alguien más… si es que encuentran quien lo tome. En algún punto pensé que podría tener sentido mantenerlo como un quarterback puente para 2026, pero una ruptura limpia quizá sea lo mejor.
• Me interesará ver si Grant Udinski recibe entrevistas en enero. El coordinador ofensivo de los Jaguars fue altamente valorado por Kevin O’Connell y recibió ascensos consecutivos en Minnesota para evitar que se fuera. Cumple 30 años el próximo mes, apenas un año más joven de lo que era Sean McVay cuando obtuvo el puesto con los Rams. Tiene talento, y no abundan nombres jóvenes ofensivos en la fila de espera.
• Si los Raiders hacen un cambio, el coordinador defensivo de los Chargers, Jesse Minter, es un nombre interesante a seguir. Minter ha hecho un buen trabajo como DC en tres paradas distintas (Vanderbilt, Michigan y Chargers), y el éxito de Mike Macdonald en Seattle también lo beneficia. Minter fue compañero de staff de Macdonald en Ravens y lo reemplazó en Michigan en 2022.
• Los Bills ganaron un partido realmente feo el domingo, que a veces es justo lo que necesitas. Ahora, si los Patriots de alguna manera tropiezan contra Jets o Dolphins…
• Me pregunto qué efecto tendrá, en términos de calendario, tener a Josh Johnson, Max Brosmer y Chris Oladokun (y también Dak Prescott) liderando equipos eliminados en Navidad, considerando cuánto está pagando Netflix por involucrarse. Con la Navidad cayendo en viernes, sábado y lunes en los próximos tres años, no sorprendería que la liga construya cierta flexibilidad, aunque eso sea terrible para los aficionados que asisten a los juegos.
• Giants y Raiders son los dos peores equipos de la NFL, empatados con marca de 2–13, y se enfrentan el próximo domingo. Las Vegas podría estar jugando por el derecho de seleccionar a Fernando Mendoza o Dante Moore. Los Giants, en cambio, probablemente subastarían el pick, con varios equipos necesitados de quarterback lo suficientemente cerca en el orden como para negociar.
• Se ha asumido desde hace semanas que el régimen actual de Falcons está en la cuerda floja. Pero Atlanta ha ganado dos seguidos, así que ¿una sorpresa en Monday Night ante Rams la próxima semana cambiaría algo? No creo que suceda. Y tampoco estoy seguro de que alterara el plan de fondo. Aun así, podría hacer las cosas más interesantes.
• Cam Ward tuvo una muy buena tarde ante los Chiefs el domingo, para lo que valga.
• Aún me gusta Jonathan Gannon como coach. Pero siete derrotas consecutivas y 12 en 13 semanas son muy difíciles de sobrevivir. Aunque el dueño de los Cardinals, Michael Bidwill, no ha mostrado sus cartas, es justo decir que el desempeño de Arizona probablemente amerite algún nivel de cambio, con Gannon hoy un poco más comprometido que el GM Monti Ossenfort.
• Los Browns siguen compitiendo, y sigo pensando que Kevin Stefanski es un muy buen coach y que sería contratado rápidamente si queda disponible en enero. También entendería si todos decidieran que simplemente es momento de un cambio.
