Un juego sin hits y cómo se detectan las rarezas

Fue uno de esos resultados que el beisbol guarda celosamente para sus noches más delirantes. Los Tigres de Quintana Roo y los Conspiradores de Querétaro se enfrascaron anoche en duelo de pitcheo que bordeó el absurdo estadístico: ambos equipos llegaron a la novena entrada sin permitir un solo hit. Al final se repartieron la recompensa: uno se quedó con la victoria y el otro con la hazaña.
Los Conspiradores utilizaron cinco lanzadores para sostener la proeza: Tyler Alexander, Adrian Gusmán, Michelle Baez, Ofreidy Gómez y Reynian Guduan. Sin embargo, arrastraban una carrera sucia desde la tercera entrada —bastaron un pasaporte, un robo de base, un error y una jugada oportuna para que la pizarra consignara una anotación— que no restó mérito a su hazaña en la loma, pero arruinó la pureza del cero y, en última instancia, les costó la victoria.
¡Se escribe historia! 🤩
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Los Conspiradores de Querétaro 🥷🏻 lograron el primer sin hit con carrera combinado en 100 años de existencia de la Liga Mexicana de Beisbol ⚾.#CienAñosSiendoElRey👑 pic.twitter.com/abYrQBvp5a
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Del otro lado del diamante, los Tigres sostuvieron su propio no-hitter por 8.2 entradas. Fue solitario, sacerdotal, oficiado por Carl Edwards Jr con precisión hierática. Pero a un solo out de la gesta estadística, Aneury Tavarez lo rompió con un sencillo al jardín central. Quedó, para Edwards, la cruel poesía del casi, después de firmar un espectacular trabajo de ocho entradas y dos tercios de ocho ponches y dos bases por bolas, con un total de 108 pitcheos.
El primer hit del juego 😱
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Aneury Tavárez consigue el primer hit del encuentro 💥 en la novena entrada#CienAñosSiendoElRey 👑 pic.twitter.com/2dgiYamu3M
No es, sin embargo, la primera vez que el beisbol mexicano contempla un episodio semejante. En 1988 Freddie Arroyo, de los Diablos Rojos del México, lanzó un juego sin hit con carrera—el primero en la historia de la LMB y más reciente hasta ayer—, llevándose la derrota ante los Piratas de Campeche.
Quien conoce las entrañas de la Liga Mexicana sabe que estas rarezas son el oro de los cronistas. Polo Ramírez, Gerente de Medios de la LMB, el hombre que vigila estas excentricidades desde la trinchera de la oficina de comunicaciones, confiesa que los ojos atentos en los marcadores de todos los juegos son los primeros centinelas de estas peculiaridades.
No siempre es fácil llegar a los datos, dice Polo. Aunque la Liga cuenta con Baseball Advanced Media, que recopila el archivo minucioso de todos los juegos en la LMB desde 2005, ir más atrás implica ir más allá, porque el béisbol mexicano, tan pródigo en epopeyas y en silencios, guarda secretos en cada generación. Aproximadamente diez veces por temporada, alguien iguala o supera un récord. Su favorita, dice Ramírez, fueron los 19 ponches de Trevor Bauer en 2024, un portento que seguramente quedará intacto durante varios años.
En ocasiones, a los juegos extraños los delata la frialdad del marcador digital; en otras, lo advierten los colegas o los equipos mismos. Entonces empieza la cacería de datos, la consulta del libro de records —que Ramírez actualiza cada temporada— o la hemeroteca para rastrear precedentes, confirmar rarezas y darle forma a la historia con la precisión que exige el beisbol cuando el juego decide revelar uno de sus caprichos más singulares, donde hasta las cifras más solemnes se inclinan, a veces, ante el absurdo.
