Valenzuela, otra vez fuera del Salón de la Fama

El Salón de la Fama volvió a cerrarle la puerta a Fernando Valenzuela, cuyo impacto cultural, social y deportivo en los años ochenta sigue sin recibir el reconocimiento que merece en Cooperstown.
El sector durti del Comité de la Era del Beisbol Contemporáneo volvió a excluir del Salón de la Fama al "Toro" Valenzuela.
El sector durti del Comité de la Era del Beisbol Contemporáneo volvió a excluir del Salón de la Fama al "Toro" Valenzuela. / Getty Images

El Salón de la Fama del Beisbol en Cooperstown seguirá esperando por Fernando Valenzuela, quien este domingo volvió a quedar fuera de la lista de nuevos inmortales de las Grandes Ligas, pese a su impacto deportivo y cultural durante la década de los ochenta.

El Comité de la Era del Beisbol Contemporáneo decidió entronizar únicamente al ex segunda base Jeff Kent, quien alcanzó 14 de los 16 votos disponibles. Otros candidatos como Carlos Delgado (9), Don Mattingly (6) y Dale Murphy (6) no lograron el 75% de respaldo necesario. En el caso de Valenzuela, al igual que Barry Bonds, Roger Clemens y Gary Sheffield, la cifra fue menor a cinco votos.

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De acuerdo con las reglas actuales, El Toro de Etchohuaquila tendrá una última oportunidad de ser considerado en diciembre de 2031, cuando vuelva a aparecer en la boleta del mismo comité. Si en esa ocasión no supera los cinco votos, quedará fuera de manera definitiva.

El paso de Valenzuela por la votación de la BBWAA (Asociación de Escritores de Beisbol de Estados Unidos) fue breve y poco favorable: apenas dos apariciones entre 2003 y 2004.

La exclusión no se debe a falta de legado, sino a la insistencia de muchos votantes en aplicar una regla no escrita: solo los lanzadores con más de 200 victorias son dignos de Cooperstown. Valenzuela cerró su carrera con 173 triunfos en 17 temporadas, pero su grandeza fue mucho más allá de las estadísticas.

El zurdo mexicano se convirtió en un símbolo que unió comunidades, devolvió orgullo a las raíces latinas y ayudó a revitalizar a las Grandes Ligas en uno de sus momentos más complicados al inicio de los años ochenta.

Historia sobre estadística

Más allá de los números, Valenzuela fue un fenómeno social que transformó la relación entre las Grandes Ligas y la comunidad latina. Su irrupción en 1981 no solo llenó estadios, también llenó corazones: miles de familias mexicanas y chicanas se reconocieron en su figura y encontraron en él un motivo de orgullo. Ese impacto cultural, difícil de medir en victorias o efectividad, es precisamente lo que debería pesar en la balanza de Cooperstown.

El “Toro de Etchohuaquila” también fue un pionero. Abrió puertas para generaciones de peloteros latinoamericanos que después siguieron sus pasos, demostrando que el talento podía surgir en cualquier rincón del continente. Su presencia en el montículo fue un recordatorio constante de que el beisbol es un deporte global, y que su grandeza no se limita a las fronteras de Estados Unidos.

Finalmente, Valenzuela encarna la esencia de lo que significa ser un inmortal: trascender más allá de las estadísticas. Su legado no se reduce a las 173 victorias, sino a la manera en que cambió la narrativa del juego, devolvió esperanza en tiempos de crisis y se convirtió en símbolo de identidad para millones.


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