Ignacio Beristain, el incansable sabio del boxeo

A los 85 años, el entrenador que presume 19 campeones del mundo, asiste todos los días al gimnasio para formar nuevos héroes del ring. Entre sus memorias gloriosas, destaca el brutal nocaut que propinó Juan Manuel Márquez a Manny Pacquiao.
Don Nacho Beristain ha forjado a 19 campeones mundiales y hoy en día sigue trabajando.
Don Nacho Beristain ha forjado a 19 campeones mundiales y hoy en día sigue trabajando. / Michael Loccisano/Getty Images

Son apenas las ocho de la mañana y el gimnasio Romanza ya huele a esa mezcla particular que transpiran los espacios de boxeo: sangre, sudor… y, también, lágrimas. Decenas de jóvenes hacen rounds de sombra, le pegan a los costales, mueven las manos con ritmo y cadencia para golpear las peras. Algunos otros se enfrentan en un duelo de sparring en el ring. 

Entre ellos camina Ignacio Beristain, el sabio del boxeo que presume 19 campeones mundiales y seis pupilos en el Salón de la Fama. A sus 85 años no se ha cansado del ring. Hace 33 años fundó este gimnasio -para algunos, templo moderno del boxeo mexicano- y desde entonces llega todos los días antes de las 8 de la mañana. Repite su rutina: da instrucciones a sus entrenadores asistentes, marca la pauta del entrenamiento físico, se acerca a sus pupilos y da consejos con la agudeza de quien sabe demasiado. Una intervención basta para corregir una mala posición de la guardia o un jab que no entra con el ángulo correcto. 

-¿Hasta cuándo se va a dedicar al boxeo, don Nacho?

-No sé, pero aquí estoy activo. Voy a cumplir 86 en julio. A veces me siento un poquito cansado y hace poco me rompí el hombro. Pero esto me sigue gustando mucho y aunque me cuesta un poquito de más trabajo aquí sigo. Recientemente viajé hasta Japón. Y también voy a peleítas aquí”. 

Don Nacho Beristain viendo a detalle la pelea de sparrings.
Don Nacho Beristain viendo a detalle la pelea de sparrings. / Tlatoani Carrera | Sports Illustrated México

Detiene un momento su argumentación para señalar a un joven boxeador: “Está este muchachito que va a la eliminatoria para pelear por el título mundial. No me cuesta trabajo ir a Monterrey y regresar. No es muy de mi agrado estar volando a cada rato, pero acompaño a mis boxeadores”.

Su rostro se ilumina cuando habla acerca de sus nuevos pupilos. Además de medio centenar de mexicanos, boxeadores de varios países buscan este espacio en el Oriente de la Ciudad de México como su centro de entrenamiento. Buscan al hombre que ha convertido tantos carbones en diamantes.

Las joyas de don Nacho Beristain

Su voz se vuelve casi paternal cuando se refiere a sus grandes joyas: “De 19 campeones mundiales que he tenido creo que el número uno es Juan Manuel Márquez, el más técnico. También tengo un aprecio especial por Daniel Zaragoza, mi primer campeón. Tuvo varias peleas de campeonato del mundo y venció a peleadores de primerísimo nivel. Gilberto Román (su segundo campeón) creo que solo se puede comparar técnicamente con Juan Manuel Márquez y Julio César Chávez. Ganó el campeonato mundial en Japón a un peleador que iba invicto en 15 peleas. Le ganó el campeonato e hizo 14 defensas del título, con un boxeo muy bonito. Es difícil hablar de un peleador que domina el boxeo con facilidad. Lástima que murió tan pronto en el accidente automovilístico”.

Otros nombres históricos fueron campeones bajo su tutela: Ricardo “Finito” López, Humberto “Chiquita” González, Melchor Cob. Todos, páginas escritas con tinta dorada.

Si fuera por él, sólo hablaría del deporte de los puños. Sus frases para describir a los boxeadores históricos están llenas de picardía y conocimiento boxístico: “Rubén Olivares era muy buen chupador. Campeón del chupe, pero era muy bueno boxeando. Arriba de él solo Julio César Chávez. Ese güero siempre fue otra cosa”.

Tras caminar entre costales y peras, invita a pasar a su oficina. Se sienta detrás de su escritorio y continúa la charla. Las paredes oscuras están llenas de momentos memorables de sus pupilos en el ring. Cuando ve las fotografías, su rostro se transporta:

Es Humberto González contra el Manita de Piedra. Esa primera pelea la ganó Michael Carvajal. Después la ‘Chiquita’ González le ganó dos. Las fotografías retratan momentos dramáticos, pero hay una que despierta la mayor sonrisa: Manny Pacquiao está tendido boca abajo y Juan Manuel Márquez levanta el puño exultante.

Antes de llegar al apoteósico final, Beristain habla de las tres primeras peleas entre Márquez y el filipino, una zaga de cuatro combates que se llevaron a cabo en un intervalo de ocho años. 

Su voz se emociona desde el principio: “La primera pelea creo que la ganamos nosotros por muy poquito margen, a pesar de que habían tirado a Juan tres veces en el primer round, pero se recuperó y yo creo que ganó y le dieron la pelea a Pacquiao”.

Capítulo dos: “La segunda pelea estuvo cerrada, pero creo que nosotros teníamos chance, porque en el último round Juan Manuel le dio una combinación con la que le rompió el músculo del ojo y se cerró mucho la pelea. Una pelea dificilísima y se la dieron a Pacquiao por decisión dividida, aunque yo creo que ganamos nosotros”.

La frustración se acumulaba: “En la tercera Juan le dio una paliza. No le dio ningún chance. Toda la pelea se la pasó pegándole y Pacquiao fue a la esquina y le dijo a Juan: ‘tú ganaste’, pero el sonido local declara a Pacquiao ganador. Fue un escándalo por todo el mundo. Se hablaba de la mafia del boxeo y de las apuestas. Juan Manuel decía que había sido un robo descarado”.

Para Beristain, las decisiones tuvieron que ver con los intereses del influyente promotor Bob Arum, quien manejaba la carrera de Pacquiao. “Manejaba a los jueces y cuidaba su negocio. Pacquiao era su gran producto”. 

La cuarta pelea no debía dejar espacio para la duda, pero el filipino fue siempre un peleador recio, un huracán de guantes imparables. La pelea se complicaba para el mexicano: “Al final del quinto round, cuando Juan llegó a la esquina me dijo: No lo pude controlar Nacho, porque quería contragolpear y no me dejaba, pero le di tres golpes en el cuerpo y se quejó. Y cuando iba caminando a la esquina lo vi que iba lastimado. Y lo único que me dijo fue: ya lo tengo y lo voy a noquear… Y así fue”.

Lo que vino después es una de las imágenes más crudas del boxeo: un golpe de Juan Manuel Márquez dejó tendido a Pacquiao inmóvil bocabajo en la lona. “Fue un nocaut espeluznante. Está metido como uno de los más brutales de todos los tiempos”. Cuando lo cuenta, su rostro se llena de orgullo.

Son las satisfacciones de un hombre que ha visto demasiado. Sin embargo, no se quiere detener en las fotografías congeladas del pasado. Afuera, decenas de jóvenes quieren construir su camino al éxito. El sonido de los guantes contra el cuero da la armonía del lugar. Hay rostros duros, sudorosos. Algunos de ellos expresan dolor. Todos saben que no hay otra fórmula para triunfar en el ring. El sabio Beristain se mantiene cerca. Aconseja, regaña… no se cansa de formar campeones.


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Tlatoani Carrera
TLATOANI CARRERA

Editor general de Sports Illustrated México.