Terence Crawford frena de golpe al Canelo Álvarez

Casi tres años y medio después de perder contra Dmitry Bivol, Saúl “Canelo” Álvarez terminó con la cabeza abajo en el ring. Su rival, Terence Crawford, un sobreviviente de bala que se mantiene invicto después de 42 peleas, incrementó el ritmo round con round. Con un ritmo implacable sobre el ring impuso sus condiciones y convenció a los jueces con claridad.
Antes de comenzar, cuando caminaban rumbo al ring, el escenario ya sonaba a Canelo. Música de banda, mariachi, luces que hacían brillar el estadio oscuro. Las gargantas del estadio Allegiant entonaban:“México lindo y querido”.
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Max Kellerman to Terence Crawford: "You are the 🐐 of this era."#CaneloCrawford pic.twitter.com/zlPhJXGKzY
— Netflix Sports (@netflixsports) September 14, 2025
Crawford, un boxeador que puede pelear desde ambos perfiles, se cuadró con la guardia zurda. En el primer round los golpes casi se olvidaron. Parecía más un ballet que caminaba el ring. Hasta ahí, Canelo estaba en la pelea. Sin embargo, Crawford aceleró el ritmo mientras transcurrían los episodios.
En el round 3 y 4, el estadounidense empezó a soltar las manos, siempre con una defensa eficiente que manejaba la distancia fuera de los puños del Canelo.
Mientras golpeaba, Crawford pocas veces perdía la sonrisa mustia de su rostro. Sabia que empezábamos a desesperar al mexicano. Que sus combinaciones entraban cada vez con más facilidad. El Canelo ya no ganaba los rounds. Sus guantes parecían lentos para alcanzar a Crawford, que pegaba combinaciones de tres golpes y se movía con habilidad antes de recibir el castigo rival.
En el noveno round Crawford se paró de frente e intercambió dinamita. Pronto se dio cuenta que no debía apostar al choque de trenes. Aunque volvió a decidirse por la distancia, cada vez fue más incisivo y golpeó con más fuerza.
Al final de la pelea, las tarjetas de los jueces ya favorecían a Crawford con claridad. Para el round 12, ya solo se esperaba el milagro. Canelo intentó entrar con fuerza, pero se dio cuenta que quedaba a merced de la fuerza contragolpeadora del estadounidense.
Cuando la campana sonó implacable ambos boxeadores levantaron el brazo como señal de victoria. Sin embargo, sus rostros eran diferentes. El Canelo caminaba a su esquina con resignación y Crawford con esa misma sonrisa con la que camino los rounds.
Las tarjetas de los jueces confirmaron el veredicto: Crawford, por decisión unánime, se quedaba con todos los títulos del peso supermedio.
Canelo prometía regresar con una victoria. Aunque su rostro no estaba mallugado por los golpes. Su rostro transmitía el sabor de su decepción.
