Carlos Sepúlveda, el secreto de sus números en una temporada histórica

Carlos Sepúlveda convirtió la paciencia y la disciplina en un arte, hasta coronarse como primer campeón de bateo mexicano en la historia de los Diablos Rojos. Su 2025 es la prueba de que la constancia también escribe capítulos históricos.
El infielder Carlos Sepúlveda fue autor de una temporada histórica
El infielder Carlos Sepúlveda fue autor de una temporada histórica / Foto: Diablos Rojos del México

En el vasto y vertiginoso cosmos del beisbol, pocas gestas entienden la complejidad y la pureza que implica batear. 

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La esencia de este arte reside en una paradoja: se trata de golpear una esfera de apenas siete centímetros de diámetro, que viaja a velocidades que rozan o superan las 100 millas por hora —unos 160 kilómetros—, y que, por si fuera poco, es lanzada con la más malévola intención de manipular y disrumpir el tiempo de reacción del bateador

No obstante, en ese oficio inclemente y de contornos ilusorios, Carlos Sepúlveda ha encontrado su elemento, uno que lo ha elevado a una cumbre que, en más de ocho décadas de historia de los Diablos Rojos del México, ningún mexicano había alcanzado: la de ser Campeón de Bateo en una temporada de la Liga Mexicana de Beisbol

Por insólito que parezca, ni leyendas de la talla de Nelson Barrera, máximo jonronero y productor de carreras en la historia de la Liga Mexicana; ni Daniel Fernández, paradigma del primer bate y símbolo escarlata; ni el carismático Ramón “Abulón” Hernández, eterno referente de la segunda base, lograron jamás ceñirse un título de bateo vistiendo el uniforme de los Diablos Rojos del México.

.395

En un deporte donde errar en siete de cada diez intentos equivale, insólitamente, a la excelencia, rozar la marca de los cuatro aciertos por decena es internarse en un paraje reservado para una estirpe mínima de elegidos. 

Para descifrar la magnitud de la temporada de Sepúlveda, es imprescindible adentrarse en el lenguaje minucioso de los números

La cifra que consagra su 2025 —.395 de promedio— es apenas la superficie de un océano estadístico. Lideró la liga en porcentaje de embasado con .503, una marca de orfebrería que lo coloca en la órbita de los grandes magos de la paciencia en la historia.

Carlos Sepúlveda es un monje de la zona de strikes, un devoto de la pureza del contacto. “Es un bateador extremadamente disciplinado, que defiende el plato y que se rehúsa a hacerle swing a picheos malos. Creo que es la filosofía fundamental en la dinámica de Carlos. De hecho, Carlos se ponchó menos de los boletos que recibió”, explica Octavio Hernández, Director de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, y un apasionado de los datos. 

Esta temporada, en 233 turnos al bat, Sepúlveda acumuló menos ponches que bases por bolas recibidas. Tuvo un porcentaje de ponches de 15.3% —45 chocolates— y un porcentaje de boletos de 17.3% —55 bases por bolas—. “Eso es élite. Es extremadamente raro en el béisbol moderno”, recalca Hernández

El originario de Monclova, Coahuila, tiene una capacidad sobresaliente para defender el plato, mostrándose, además, de una paciencia estoica frente a los primeros envíos del turno al bat: en los 1,244 lanzamientos que vio a lo largo de la temporada, apenas le hizo swing al primer pitcheo en un exiguo 13 por ciento de las ocasiones. “¿Sabes por qué? Porque no le importa batear atrás en la cuenta, porque es un tipo que sabe cómo defender el plato independientemente de que puede estar atrás”, apunta Hernández. 

Otra de las métricas que testifican su disciplina es el chase rate, un índice que mide la frecuencia con la que un bateador cede al impulso de hacer swing a lanzamientos fuera de la zona de strikes. En este apartado, su autocontrol roza la exquisitez: le hizo swing a pitcheos fuera de la zona solo en un 26.7% de las veces. “Solo a uno de cada cuatro pitcheos malos que él vio, les hizo swing”, detalla el analista. 

Para dimensionar el dato, basta confrontarlo con el de Robinson Canó, uno de los grandes referentes del contacto en la LMB, y advertir la distancia que los separa. El dominicano —que bateó .372 en 2025— tuvo un chase rate de 41.7%. 

“Nada más para que tengan un nivel de conocimiento del plato que tiene Carlos Sepúlveda. Absolutamente elite. Es un tipo que va para allá y tiene una disciplina absoluta.

Rehúsa a poncharse en tiempos donde el ponche es común. Es un tipo que se rehúsa a hacerle swing a picheos malos en tiempos en los que el poder se impone sobre esta disciplina”, concluye el sabermétrico. 

El nuevo modelo de los Diablos

Carlos Sepúlveda es, en muchos sentidos, un producto modélico de la Academia de los Diablos Rojos del México. Ingresó a ella siendo un adolescente, moldeado en sus fundamentos técnicos y en la cultura de disciplina que caracteriza al semillero escarlata. 

A los 17 años, su destino dio un salto decisivo cuando fue firmado por los Cachorros de Chicago. En 2022, tras ser dado de baja por Chicago, Sepúlveda volvió a México

Pero ya no era el mismo muchacho que se había marchado años antes: había regresado pulido, curtido por miles de turnos al bate en los estadios de Las Menores, dotado de una lectura del juego que sólo otorga la experiencia en el sistema más competitivo del mundo. Su llegada definitiva a los Diablos en 2023 coincidió con un momento de gran ambición para la franquicia, y encajó de inmediato como un engranaje perfecto en la maquinaria ofensiva.

Para Octavio Hernández, director de la Academia, el caso de Sepúlveda encarna un modelo que el club quiere seguir potenciando: exportar jóvenes talentos formados en casa a organizaciones de Grandes Ligas y, años después, recuperarlos en su punto de madurez para que lideren en la Liga Mexicana. Es un círculo virtuoso que ya ha dado frutos y que, en el caso de Carlos, ha producido a un bateador de élite, dueño de una paciencia y un control del plato que lo han convertido en uno de los peloteros más valiosos del circuito.

“El caso de Carlos Sepúlveda es uno de los casos más recientes de este nuevo formato en el que la Academia Alfredo Harp Helú exporta un jugador. A los 17 años entra en el sistema de un equipo de las Grandes Ligas y regresa luego a los 8, 9 años después, pulido para formar parte de un equipo histórico”, explica Hernández Pernía

Sepúlveda es uno de los peloteros más completos de los Diablos Rojos del México. Es un bateador constante, un defensor incansable y corredor inteligente en las bases. Es, además, un líder en el dugout. 

“Es absolutamente impresionante verlo jugar todos los días. No toma turnos irresponsables, no toma rolas a la ligera, todo lo hace bien y es una persona que pareciera que estuviese siempre un paso adelante tanto del lanzador como de la jugada”, dice Hernández

La temporada 2025 de Carlos Sepúlveda es un recordatorio de que la grandeza no siempre se manifiesta en gestos grandilocuentes, sino en la repetición paciente de un gesto perfecto, una y otra vez, hasta que la estadística se rinde y la historia toma nota.


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Alejandra González Centeno
ALEJANDRA GONZÁLEZ CENTENO

Reportera y creadora de contenido en Sports Illustrated México.