Cristina Hoffmann: la eterna luchadora del deporte paralímpico

Cristina Hoffmann superó barreras físicas, económicas e institucionales para convertirse en una figura clave del deporte paralímpico en México. Su trayectoria, marcada por la perseverancia, dejó un legado que impulsó el crecimiento del tenis de mesa adaptado en todo el país.
Cristina Hoffmann es una de las pioneras del deporte paralímpico en México.
Cristina Hoffmann es una de las pioneras del deporte paralímpico en México. / Cristina Hoffmann

Cristina Hoffmann recuerda las “condiciones más paupérrimas” en las que entrenaban en tenis de mesa, lo describe como un espacio oscuro y rudimentario bajo las gradas del gimnasio Díaz Ordaz, donde ella junto con otras deportistas tuvieron que adecuar el lugar con mesas, un foco y una malla para las pelotas, situación que ilustraba la falta de recursos y apoyo para el deporte paralímpico en su época.

A los 11 meses de edad, Cristina fue diagnosticada con polio ––en la década de los 50–– cuando la enfermedad era muy común y afectaba a “muchos millones de niñas y niños”. La enfermedad no fue tan severa inicialmente, le permitía caminar sin bastones. Inició en el deporte paralímpico a través de una escuela para personas con polio fundada por el Doctor Rafael Ramos Méndez.  Un accidente automovilístico le fracturó el pie impidiéndole asistir a la preparatoria. Ahora, usa los bastones para compensar un acortamiento de 3 a 4 centímetros en una pierna.

Aunque inicialmente pensó en natación, se involucró en diversas disciplinas como atletismo, lanzamiento de disco, baloncesto y arquería. Su primera medalla fue en arquería en Lima 1973. Su carrera continuó en los Juegos Parapanamericanos de 1975, donde obtuvo el tercer lugar en baloncesto y fue abanderada y encargada de encender el pebetero. Más tarde se dedicó especialmente al tenis de mesa, deporte al que se dedicó el resto de su vida. Su esposo se convirtió también en su entrenador personal.

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En ese tiempo, sin embargo, el deporte fue una experiencia transformadora para ella. Cristina relata que las becas del seguro social eran casi simbólicas y evidenciaban la ausencia de recursos y reconocimiento institucional en ese tiempo. Y, aunque modestas, se fueron incrementando gradualmente. En la década de los 90, la Conade les dio inicialmente becas de 600 a 700 pesos. Fue el deporte donde encontró un camino para trascender y lograr resultados a pesar de las adversidades iniciales.

Su esposo tuvo un papel fundamental en su carrera deportiva. Él, a pesar de tener una discapacidad más severa que la de ella, la apoyó incondicionalmente. Lo consideraba su “entrenador particular en casa”. La pareja entrenaba con sus hijos pequeños presentes, incluso con el más chico durmiéndonoslas bajo la mesa de tenis de mesa. A menudo sus entrenamientos se extendían hasta la 1 o 2 de la mañana.

Las memorias de Cristina corren con velocidad. Recuerda que su padre era “muy estricto”, que él pensaba que por su discapacidad ella no debía realizar ciertas actividades físicas o tener ciertas libertades. Inicialmente hubo resentimiento, con el tiempo ha llegado a la conclusión de que el “carácter fuerte” de su padre contribuyó a formar la persona que es hoy y lograr sus éxitos. “No todo debe ser malo en esta vida” y “por algo pasan las cosas”, ese carácter dice que “la formó” y le permitió alcanzar lo que ha logrado.

Cristina fue abanderada y encendió el pebetero en los primeros Juegos Parapanamericanos celebrados en México 1975. Encender el pebetero fue un gran reto porque implicaba llevar la antorcha y subir una rampa en su silla de ruedas. 

Cristina Hoffmann ganó medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996.
Cristina Hoffmann ganó medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996. / Cristina Hoffmann

Llegó la medalla paralímpica en Atlanta 1996. En aquella época solo se permitía un entrenador nacional. A pesar de esto, su esposo pudo inscribirse como árbitro y a sus hijos de 5 y 6 años participaron como voluntarios––. Su madre estuvo presente. Comparte una emotiva anécdota sobre su hijo pequeño levantando las pelotas durante su primer partido. Su entrenador temió que la desconcentrara, pero ella lo recuerda con cariño.

Detalla su camino hasta la Final, donde tras ganar la primera vuelta y las Semifinales, se enfrentó a la jugadora austriaca más fuerte. Su madre rezaba y atribuía las victorias a sus oraciones. Todo era parte de un vínculo familiar profundo y apoyo incondicional que recibió durante los Juegos Paralímpicos. Su madre la acompañó rezando bajo las gradas durante cada partido.

Sin embargo, en la Final, donde Cristina quedó en segundo lugar, su madre le dijo que no había rezado, atribuyendo a esto el no haber obtenido la medalla de oro. Después emprendió una campaña de promoción y desarrollo del deporte paralímpico en todo el país.

Después de la medalla paralímpica que ganó en Atlanta 1996, Cristina siguió promoviendo el deporte adaptado en México. Su compromiso era conseguir el material necesario para dos mesas profesionales de tenis de mesa, seis raqueras y pelotas a través de la iniciativa privada. Pensó que su medalla facilitaría la tarea. A cambio solo pedia apoyo para los traslados a los estados de la republicanísimos con el plan de visitar uno por mes.

Pero conseguir los recursos “fue muy difícil. Su familia y amistades fueron los primeros en apoyarla, no las empresas. El proyecto que inicialmente calculó en dos años se completó en tres años y medio. Logró llevar el deporte a los 32 estados del país. Esta campaña fue fundamental porque aumento el número de deportistas de 20 a más de 100.

Como parte de este esfuerzo y para dejar un legado, Cristina impulsó la creación de un torneo internacional de tenis de mesa que lleva su nombre. La primera edición de este torneo contó con la participación de 9 a 13 países y permitió que 12 a 14 deportistas de México obtuvieran resultados. Esto le confirmó que iban “por buen camino”. La segunda edición fue afectada por la pandemia.

Una de las ediciones enfrentó una dificultad crítica: Ana Guevara, entonces directora de la Conade, retiró el apoyo financiero para el hotel a solo ocho días del evento cuando todos los países estaban inscritos y los 2.5 millones de pesos resultarían en una deuda de 7 millones de pesos, debido a que los hoteles estaban contratados, los deportistas habían pagado sus inscripciones y viajes.

Cristina Hoffmann fue número uno del mundo en tenis de mesa del deporte adaptado.
Cristina Hoffmann fue número uno del mundo en tenis de mesa del deporte adaptado. / Cristina Hoffmann

Su amiga la medallista paralímpica Amalia Pérez le prestó 400 mil pesos. Contactó a Carlos Padilla, expresidente del Comité Olímpico Mexicano, que no pudo ayudarla económicamente, pero la contactó con el empresario mexicano Arturo Elías Ayub, que le aportó 600 mil pesos adicionales.

 A pesar de ese momento tan difícil lograron sacar adelante la Copa Hoffmann.

Cristina Hoffmann ganó más de 150 medallas en eventos internacionales.
Cristina Hoffmann ganó más de 150 medallas en eventos internacionales. / Cristina Hoffmann

Se preparó para el Campeonato del Mundo en París 1998. Allí, ganó tres medallas ––oro, plata y bronce–- y se catapultó como número uno del ranking mundial, manteniéndose  durante un año y en ocho ocasiones, a pesar de que el ranking se actualizaba cada tres meses.

Aunque en el año previo a Atenas ganó múltiples medallas de oro en torneos, en los Juegos Paralímpicos de esa edición quedó en quinto lugar. A pesar de no lograr el resultado deseado en Atenas, anunció su retiro como la número cinco del mundo y reafirmó su decisión de retirarse cuando ella quisiera y no cuando otros lo dictaran. En sus propios términos.

Cristina Hoffmann tiene tres campeonatos mundiales.
Cristina Hoffmann tiene tres campeonatos mundiales. / Cristina Hoffmann

Desde los Juegos Paralímpicos de Toronto 1976 hasta París 2024 asistió a todas las participaciones domo deportista, dirigente y como espectadora ––solo se perdió Tokio 2020 por la pandemia. Estos éxitos fueron obtenidos a pesar de las “problemáticas”, “limitantes” y “precariedades” que enfrentó como deportista de deporte adaptado en su época, que incluía la falta de apoyo. Un recuento de sus victorias frente a la adversidad.

Cristina responde que repetiría su historia pese a los años iniciales difíciles, solo por la dicha y las experiencias vividas. Su travesía simboliza una constante búsqueda de alternativas ante los obstáculos, un tema recurrente en su historia de vida y deportiva. Mantiene una actitud positiva, lo cual resuena con su perspectiva de ver lo bueno incluso en las dificultades y después de haber allanado el camino para las nuevas generaciones del tenis de mesa.

Cristina Hoffmann tiene 12 campeonatos parapanamericanos.
Cristina Hoffmann tiene 12 campeonatos parapanamericanos. / Cristina Hoffmann

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Yarek Gayosso
YAREK GAYOSSO

Periodista en Sports Illustrated México, con 13 años de experiencia cubriendo eventos de gran magnitud como los Juegos Olímpicos de París 2024.