La revisión de lanzamientos llega a MLB para evitar el arte de robar strikes

Durante décadas, el framing fue uno de los secretos mejor guardados del beisbol. El arte de la coreografía mínima del guante, el movimiento contenido que busca transformar la frontera entre una bola y un strike en un espejismo aceptado por el umpire. Una habilidad trabajada en el silencio del bullpen mucho antes de que la sabermetría le pusiera cifras.
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Este oficio, convertido en números con la llegada de las métricas del framing runs, podría enfrentar hoy una de sus mayores amenazas. A partir de 2026, Major League Baseball introducirá el ABS (Automated Ball-Strike) challenge, un sistema que mantiene al umpire como voz principal, pero le permitirá a los bateadores, lanzadores y receptores desafiar sus llamadas de bolas y strikes.
BREAKING: Major League Baseball will use the Automated Ball-Strike Challenge System (ABS) during the entire 2026 season
— MLB (@MLB) September 23, 2025
ABS CHALLENGE RULES:
- Each team will get two challenges and can keep them if they're successful
- Challenges can only be initiated by a pitcher, catcher, or… pic.twitter.com/xHkRIbHrRx
Con un simple toque en la gorra o el casco, la jugada se revisará mediante el sistema Hawk-Eye y la pantalla del estadio mostrará si la bola está o no en la zona de strikes.
Sin embargo, una pregunta es inevitable, ¿qué ocurrirá con el arte de mascotear cuando una máquina pueda enmendar los errores humanos?
José Molina, catcher con 15 años de experiencia en las Grandes Ligas, cree que cambiará por completo la posición de los receptores durante el juego. “Ahora tú coges la bola y el árbitro robot es el que canta la bola, así que el catcher lo que va a hacer es quizás bloquear una bola o cuidar las bases o batear”, dijo en junio de este año, antes que MLB hiciera efectiva la regla del ABS Challenge.
An on-field look at exactly how the Automated Ball-Strike Challenge System (ABS) will work during the 2026 Major League season pic.twitter.com/nkhP61zjoD
— MLB (@MLB) September 23, 2025
“Tienen que batear más ahora porque no hacen lo que nosotros hacíamos. La tecnología es importante en el juego, pero ya traer unos robots para que hagan el trabajo de los umpires, me suena una falta de respeto”, dijo, categórico.
Para Jeff Mathis, que catchó durante 17 años en MLB, el cambio es radical: “La parte artística se iría por la ventana. Tú solo atrapas la pelota… y dejas que los robots se encarguen”, dijo.
Sin embargo, no todos coinciden. Ryan Sienko, coach de receptores de los Tigres, insiste en que el objetivo del framing no es engañar al árbitro, sino presentar de la mejor manera un lanzamiento en la zona: “El framing no es engañar; es mantener la pelota en la zona”. Bajo esa óptica, la técnica podría mantenerse, aunque más depurada y menos decisiva.
Otros, como Joe Mauer, lo miran desde el otro lado del plato. El ex receptor, ganador del MVP y recién ingresado al Salón de la Fama aseguró que habría deseado tener el sistema como bateador: “¡Absolutamente! Si mejora el juego, estoy de acuerdo”. Al mismo tiempo, advierte que algunos receptores modernos exageran los movimientos del guante, un recurso que bajo el nuevo escrutinio tecnológico perderá sentido.
Los datos de Ligas Menores confirman que el uso de desafíos se concentra en momentos críticos: apenas se emplea en el primer pitcheo (1.6% de las veces), pero se dispara a 8.2% con la casa llena.
The first two instances of the ABS Challenge System occurred in today’s Cubs-Dodgers game.
— MLB (@MLB) February 21, 2025
We saw both a call overturned and confirmed. pic.twitter.com/2cIXlK6lc2
En esos escenarios, el framing seguirá teniendo un papel: convencer al umpire en la primera instancia, antes de que alguien decida gastar un reto.
En consecuencia, la evolución del receptor parece trazada. Ya no bastará con ser un especialista en robar strikes. Los equipos valorarán más a los catchers completos: sólidos en el bloqueo, certeros en los tiros a las bases y con aportes al bate. El framing seguirá existiendo, pero dejará de ser la herramienta que podía inclinar una temporada.
Y aunque el framing no desaparezca, dejará de ser un arte capaz de cambiar el curso de un juego por sí solo. Será, como mucho, un detalle más en el repertorio de un receptor que ya no podrá vivir únicamente de su muñeca.
