Mundial 2026: El templo del futbol se alista

Pelé levantó su tercera Copa del Mundo aquí. Maradona convirtió el Azteca en escenario de su eternidad. Beckenbauer, Müller, Platini, Sócrates, Zico… todos dejaron huella en este pasto que ya es parte del relato universal del futbol.
En 2026 habrá solo cinco oportunidades para que nuevas figuras lo pisen. ¿Cuál de ellas tendrá la fortuna de jugar en un estadio que, lejos de ser el más nuevo, moderno o vanguardista, es sin duda el de mayor historia mundialista? No en vano albergará su tercera inauguración de una Copa del Mundo, un hecho inédito en el balompié global.
Hoy comienza la cuenta regresiva. Un año distancia al pasado del futuro en el llamado Coloso de Santa Úrsula, cuya estructura guarda los ecos dormidos de dos Copas del Mundo inolvidables. En 1970, el Brasil más mágico levantó —y se llevó a casa para siempre— la Copa Jules Rimet. Aquella escuadra de Pelé, Tostão, Rivelino, Carlos Alberto y Jairzinho deslumbró al mundo con una magia que hoy parece extinta.
Pelé em 1970. 😍🇧🇷 pic.twitter.com/dGAuxGytuQ
— Futebol Nostálgico! (@futnostalgico) April 23, 2025
Y luego, en 1986, la Argentina de Diego Armando Maradona: el antihéroe, el genio pequeño, el hombre que ganó un Mundial con la zurda y con su viveza mental. El D10S argentino, con ímpetu indomable y una fortaleza aún imposible de replicar.
Diego Maradona (Argentina) with the World Cup
— tphoto (@tphoto2005) December 30, 2024
in the final of World Cup Mexico 86,
Argentina vs West Germany3-2 at Azteca Stadium
in Mexico-City, 29 June 1986 At.114800
Photo by Masahide Tomikoshi / TOMIKOSHI PHOTOGRAPHY pic.twitter.com/xX5ExXmHVQ
Una cuenta regresiva con obstáculos
El estadio Azteca, va. Se espera esté listo a tiempo para su nuevo festín, sin embargo, el optimismo en torno al inmueble dos veces mundialista contrasta con el resto de la infraestructura necesaria para el gran evento. A diferencia de Guadalajara y Monterrey, la Ciudad de México presenta rezagos en varios aspectos fundamentales para ser digna anfitriona del más importante evento futbolístico en el planeta.
En el Coloso de Santa Úrsula se jugarán únicamente cinco de los 104 partidos a celebrarse en esta primera Copa del Mundo organizada por tres países y con 48 selecciones en lugar de las acostumbradas 32. Sin embargo, tal como lo han contemplado Guadalajara y Monterrey, el Mundial de Norteamérica va mucho más allá de lo ocurrido en el césped: deberá ser una experiencia completa, inmersiva y envolvente, con festivales para los aficionados, espectáculos musicales, gastronómicos y culturales. Serán 39 días de recibir turismo de todo el mundo.
El problema con la Ciudad de México, han afirmado algunos urbanistas y personas expertas en la organización de grandes eventos, radica en comenzar desde cero. Según los especialistas, la experiencia obtenida después de los Mundiales de 1970 y 1986, además de los Juegos Olímpicos de 1968, no ha sido retomada. “Creo que están un poco tarde, como que van a tener que apurar el paso”, comentó Salvador Fernández del Castillo, del Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), a Diana Zavala, periodista de Grupo Expansión.
Clara Brugada, jefa de gobierno de la capital mexicana, presentó el proyecto Ciudad Mundialista, apenas el anterior 7 de mayo. Ese día la funcionaria anunció una serie de reformas a implementar de cara a la Copa del Mundo, lo cual contrasta con los trabajos realizados en las otras dos sedes mexicanas del torneo. Monterrey y Guadalajara, de acuerdo a sus comités organizadores, adelantan por un par de años a la CDMX.
La Ciudad de México espera recibir alrededor de 5.5 millones de visitantes, una cifra similar a la de las otras dos sedes nacionales, lo que se traducirá en una derrama económica estimada en 600 millones de dólares, una parte de los cuales —planea el gobierno local—, se destinarán para varias intervenciones urbanas en beneficio de los habitantes de esta urbe.
Alejandra Frausto, secretaria de turismo de la ciudad, adelanta las intenciones del gobierno capitalino. “Tenemos que vivir un Mundial para todas y todos. No solo para quienes entren al estadio”. La funcionaria ha hecho hincapié en la idea de retomar el juego de pelota prehispánico como uno de los simbolismos de este evento en la CDMX. “Se juega desde hace 3 mil años. Queremos que aquí se viva”.
Las obras en el estadio Azteca comenzaron hace poco más de un año —mayo de 2024— y una vez concluidas, lo cual se espera ocurra en la segunda semana de marzo del próximo año, el coloso inaugurado en 1966 deberá presentar mayor capacidad, nuevas pantallas con mejor calidad y menos peso, vestidores con acceso desde la zona de los banquillos y reubicación de la zona de prensa —en la parte central del graderío—, entre otras reestructuraciones. Además, por supuesto, del campo y el césped, con el sistema vacuum and ventilation, exigido por la FIFA.
59 años de historia, pasión y emociones. 🙌
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¡Hoy celebramos al histórico Estadio de la CDMX que será sede de la @FIFAWorldCup 26™️!
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La ciudad también quiere jugar
Además del estadio, la Ciudad de México ha comenzado a transformar su movilidad con miras al Mundial. Uno de los proyectos más ambiciosos es la ciclovía Gran Tenochtitlán, una ruta de 34 kilómetros que conectará el Zócalo con el estadio Azteca a través de Calzada de Tlalpan. Esta vía, cuyo tramo piloto ya fue recorrido por cientos de ciclistas, está programada para entrar en operación el 11 de junio de 2026, justo a tiempo para el partido inaugural.
En paralelo, el gobierno capitalino ha anunciado la expansión del sistema Ecobici, que sumará 5 mil 700 nuevas bicicletas públicas y más de 50 cicloestaciones, especialmente en el sur, norte y oriente de la ciudad. El Plan Ciclista 2025–2030 contempla además la construcción de 300 kilómetros de nuevas ciclovías, de las cuales se espera que 80 estén listas antes del torneo.
A lo largo de este nuevo eje de movilidad urbana, también se prevé una renovación de rutas turísticas en bicicleta que unirán puntos clave como Tlatelolco, el Centro Histórico y Cuicuilco, integrando mejoras en iluminación, transporte público, accesos peatonales y centros de transferencia como Tasqueña o Huipulco. Más allá de la pelota, la ciudad busca ofrecer una experiencia inmersiva para visitantes y residentes, donde historia, cultura y sustentabilidad se encuentren en cada trayecto hacia el Azteca.
El Azteca ha sido el teatro de lo impensable. Ahí Pelé cerró su obra y Maradona escribió la suya. En 2026, no verá coronarse a una leyenda, pero sí podría ser escenario del primer acto de alguna que aún no conocemos. Bastarán cinco partidos para que ese viejo coloso vuelva a vibrar. Porque siempre habrá estadios nuevos. Y está el estadio Azteca.
