Mundial Sub-17 femenil: sin goles no hay gloria; México, eliminado

La Selección Mexicana Femenil Sub-17 fue eliminada del Mundial Marruecos 2025 tras caer 1-0 ante Países Bajos en semifinales. Aunque destacó por su solidez defensiva, la falta de goles fue su principal debilidad. El equipo jugará por el tercer lugar ante Brasil.
Joselyn Solís, delantera mexicana, luchó, pero el Tricolor carecó de claridad para crear opciones de gol.
Joselyn Solís, delantera mexicana, luchó, pero el Tricolor carecó de claridad para crear opciones de gol. / Club Puebla Femenil

La Selección Mexicana Femenil Sub-17 se despidió del Mundial Marruecos 2025 con una enfermedad que fue incapaz de curar: la falta de gol. En cinco partidos, el equipo dirigido por Miguel Gamero apenas logró tres tantos, una cifra que, aunque suficiente para avanzar hasta semifinales, terminó siendo insuficiente para aspirar al título. El futbol no perdona la esterilidad ofensiva cuando se trata de conquistar lo más alto.

México construyó su campaña sobre una muralla defensiva admirable. Valentina Murrieta, la arquera bajacaliforniana, mantuvo el arco en cero durante cuatro partidos consecutivos, convirtiéndose en símbolo de resistencia y orden. Pero cuando esa muralla fue vulnerada, el equipo se quedó sin herramientas para revertir el destino. Así ocurrió en el debut ante Corea del Norte, y así volvió a suceder en la semifinal contra Países Bajos: dos goles recibidos, dos derrotas, dos silencios ofensivos que marcaron el inicio y el fin de la travesía.

La paradoja es dolorosa y reveladora. México fue invencible mientras no recibió goles, pero incapaz de remontar cuando los recibió. No hubo reacción, no hubo rebeldía en el marcador. El equipo mostró disciplina táctica, pero careció de chispa creativa en el último tercio. Las delanteras mexicanas, valientes pero aisladas, no lograron romper el cerrojo neerlandés ni el norcoreano. Y en torneos cortos, donde cada partido es una sentencia, la contundencia es más que virtud: es necesidad.

El duelo ante Países Bajos fue el espejo de esa carencia. México tuvo menos posesión, menos llegadas y menos ideas. El gol de Lina Touzani al minuto 69 fue un mazazo que dejó al equipo sin respuesta emocional ni futbolística. No hubo reacción táctica ni cambio de ritmo. El reloj avanzó, pero el marcador quedó congelado. Y así, como en el debut, el gol en contra se convirtió en un veredicto inapelable.

México jugará por el tercer lugar ante Brasil, un duelo que puede servir como catarsis o como confirmación. Pero más allá del resultado, la reflexión queda sembrada: el futuro de esta generación dependerá de su capacidad para transformar la defensa en plataforma y no en refugio. Porque el Mundial no se gana con ceros en contra, sino con números a favor.


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