Atlante contra el olvido

Una botella lanzada al mar con un mensaje para recordar su existencia. Así es la historia del club Atlante, un decano del futbol mexicano tradicionalmente abandonado a su suerte al cabo de algunos años de brillo. Llevado por la marea del Estadio Azteca a la Ciudad de los Deportes, a Neza, a Puebla, a Cancún o a Zacatepec, el Atlante sobrevive como sobreviven a la modernidad aquellos barrios viejos que alguna vez dieron identidad a su gran capital.
Un club que nunca estuvo quieto
Mencionar el amor por el Atlante da pie a rostros de incredulidad. Es hablar de un futbol arcaico, ya inexistente o muy lejos del actual. Atlante suena a tiempos sepia, a aguas viejas y a hemerotecas; "al papá de mi papá”. Sin embargo, el pasado podría alcanzarnos en un futuro cercano. La tierra se mueve en el balompié nacional y la opción de ver de vuelta a los Potros de Hierro en Primera División ha cobrado fuerza con magnitud de muy posible verdad.
En una liga en donde el ascenso está cancelado desde hace cinco años, el camino de vuelta a la élite no se consigue con pasión, buen futbol y resultados deportivos. En México se logra fuera del campo, con gestiones de escritorio y cumplimiento de requerimientos administrativos.
Ascender sin ascenso
Atlante está sobrado de méritos en la cancha de la condenada a muerte Liga de Expansión, pero la compra de un club —se dice con insistencia que será Mazatlán— es la opción más viable para tenerlo de vuelta en la Primera División.
“Si la única manera de estar en Primera División, que es donde creemos los atlantistas que tiene que estar este equipo, es vía la compra de una franquicia y hacerlo es posible, adelante. Yo estaría encantado de la vida”, dice Félix Fernández.
Fernández Christlieb tiene hoy 58 años. Su rostro ya luce las arrugas que antes sólo veía en sus guantes de arquero. Él es un héroe para el atlantismo desde el inicio de la década de 1990, cuando un gol suyo, en una interminable serie de tiros de penalti, dio al Atlante su último ascenso de forma deportiva.
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El exarquero, campeón con el club en la temporada 92-93 —último título en la capital del país— y uno de los tres porteros mundialistas por México en la Copa del Mundo de 1994, siempre ha pugnado por la vuelta de los Potros desde el mérito deportivo, pero entiende las condiciones actuales de una liga cuyos planes y destino son hojas de acertijos. Él se muestra crítico y duro con la actualidad del balompié mexicano, donde el título “está reservado para cuatro o cinco equipos”, mientras otros más sirven como cazadores de tesoros sin identidad.
"Los atlantistas creemos que nuestro equipo merece estar en la Primera División porque ha reunido los requisitos tanto deportivos como económicos y de certificación"
- Félix Fernández / Exjugador del Atlante
El peso de un certificado viejo
La posible vuelta del Atlante marcaría una especie de pausa en la idea federativa de reconstruir una liga con franquicias absorbidas por fondos de inversión y poderosas campañas de marketing. Los Potros de Hierro no forman parte de ese target; por el contrario, su llegada sería un guiño a la tradición de un equipo de barrio y resistencia.
"Si el Atlante aporta a la liga, no únicamente su tradición y la nostalgia, sino un equipo competitivo y hace que esta liga no sea de cinco o seis equipos, sino de siete u ocho, bienvenido sea"
- Francisco Javier González / Periodista
El periodista Francisco Javier González analiza con optimismo la posibilidad del regreso del Atlante a la Primera División. Ve en los azulgrana una apuesta de mejora en el maltrecho buffet futbolístico nacional. “Hay franquicias que considero —y perdón por la falta de respeto— como equipos chatarra, equipos que hacen daño al ver y también hacen daño competitivamente. Si el Atlante tiene esa vocación característica de lucha y puede mantener el peso económico de todo lo que se le va a pedir, como fuerzas básicas, equipo femenino, etcétera, no veo mal su posible regreso; al contrario”.
El Atlante ve asomar ya su aniversario 107. Fue fundado por un grupo de obreros y comerciantes de barrios populares a inicios del siglo XX —8 de diciembre de 1918—, lo cual forjó su identidad como equipo del pueblo. Su certificado de afiliación a Primera División data de 1916, anterior a su constitución formal, algo común en la época; ese documento perderá valor si se consolida la compra de un club para su regreso.
A José Antonio García, exdueño y presidente del equipo en la década de los años 90 y directivo azulgrana durante su última conquista de liga en el Apertura 2007 —ya como equipo local en Cancún—, perder la continuidad de ese documento es un golpe muy duro para la historia del club; sin embargo, entiende las reglas actuales.
“Siempre lo comenté: no me gustaría que se comprara una franquicia. Me gustaría el ascenso deportivo a través del certificado que se tiene desde 1916, pero también entiendo a muchos atlantistas que me han hablado y me dicen: ‘Es que si no es así vamos a seguir en la Segunda División —Liga de Expansión—’. Y lamentablemente tienen razón”, narra García.
"Si la actual directiva hace campeón al Atlante, ahí sí me quito el sombrero y tendrá mi reconocimiento"
- José Antonio García /Extitular del club
Félix Fernández piensa sobre la misma línea, incluso, a golpe de hechos y realidades, resta un poco de nostalgia al tema del certificado: “Sin duda es triste”, dice, pero ese certificado tiene una historia previa que debe restar dolor a la posibilidad de que se pierda. “Ese certificado original, antes de llamarse Atlante, se llamó Sinaloa, Lusitania y U-53”, añade.
Herederos de una nostalgia viva
Los que nos heredaron el amor por estos colores 💙♥️#SerAtlante#SerDeHierro pic.twitter.com/h2KAd6Y3IT
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Miguel Herrera, actualmente técnico de futbol y estratega de México en la Copa del Mundo de Brasil 2014, jamás ha ocultado su afición por los Potros de Hierro y, por supuesto, ve con ilusión un renacer azulgrana en la Liga MX. “Ojalá se dé y pueda estar otra vez en la Primera División. Después de muchos años, el Atlante sigue siendo un equipo que llama la atención; así lo ha hecho en la Liga de Expansión y por supuesto lo hará si vuelve a la liga”.
Herrera fue campeón junto con Félix Fernández en aquella temporada de 1992-93, cuando solo había un torneo de liga en el año y los rivales se enfrentaban dos veces durante el campeonato. Él sabe de dar la piel por los colores de su equipo; basta recordar aquella histórica sanción de 12 partidos tras la aún polémica eliminación de los Potros en 1991 frente al Cruz Azul.
Fue en el Clausura 2014 cuando el Atlante jugó su último partido en la Primera División. Lo hizo con una derrota de 4-3 frente a Santos Laguna en la Comarca Lagunera. Desde entonces los Potros sólo han sido un recuerdo.
"La del Atlante es una afición golpeada, pero también es una afición fiel y si el equipo regresa ahí estaremos para apoyarlo"
- Miguel Herrera / Técnico de futbol
“Diez años son muchos”, reflexiona José Antonio García. Destaca que en ese tiempo es complicado generar identidad porque difícilmente un niño elegirá hacerse aficionado a un club sin posibilidad de jugar contra los grandes como América, Guadalajara o Cruz Azul. “Hay atlantistas de herencia. El amor a los colores se ha compartido generación tras generación, pero desde hace una década es muy difícil. Mi nieto tiene 16 años y un día me dijo: ‘Abuelo, no voy a decir en la escuela que le voy al Atlante porque me preguntan qué es eso, dónde juega o contra quién juega’. Seamos realistas: hoy ese tipo de chavos voltea a ver al Real Madrid, al Barcelona, al Manchester o al PSG”.
¡UN NUEVO CAPÍTULO EN NUESTRA HISTORIA!
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Damos la bienvenida a Ricardo Carbajal Oteo como nuestro Director Técnico para encarar el Clausura 2026.
Su liderazgo y visión se suman a la mística de los #PotrosDeHierro.
¡Bienvenido a la #FamiliaAzulgrana! #SerAtlante #SerDeHierro pic.twitter.com/tuGq3qBwtX
Aficiones que no hacen ruido, pero existen
En antaño el reto para los clubes recién llegados a la Primera División era lograr evadir el descenso: salvarse con base en una buena planeación deportiva y un esfuerzo en la cancha. Hoy, no. El posible retorno del Atlante está librado del descenso, lo cual, además de ser un factor muy crítico en la Liga MX, también es una bocanada de oxígeno para todos los equipos de capital menor. Atlante, si no debe preocuparse por perder la categoría, tiene un buen impulso para su misión principal: volver a arraigarse; hacer afición.
“Hay un enorme número de atlantistas que no se manifiestan, que no van al estadio, que no participan en redes sociales, que no se ponen una camiseta, pero que estarían dispuestos a retomar su afición. Y si el equipo da resultados y convoca a más gente, pues toca volver a pasar ese cariño de generación en generación como se ha venido haciendo”, considera Félix Fernández.
Miguel Herrera comparte la visión de su excompañero de equipo y confía en la buena gestión de Emilio Escalante, dueño del club, para lograr hacer de los Potros un equipo con convocatoria. “La del Atlante sí es una afición golpeada, pero a final de cuentas es una afición fiel. Quienes somos atlantistas seguimos inculcando a nuestros hijos, sobrinos o primos ese amor por los colores. Cierto, no ha estado desde hace muchos años en la Primera División, pero esperemos que regrese y, con la actitud y las ganas que tiene Emilio Escalante para que este equipo vuelva a trascender, quienes somos atlantistas ahí estaremos apoyando”.
El amor que supera al propio club
La película documental de nuestros #PotrosDeHierro "El Equipo del Pueblo. Un sueño Atlante", del Dir. Rafael Aparicio, se proyectará por 1ra vez en México en el Festival Internacional de Cine de Mérida y Yucatán 2025.
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Aquí todos los detalles: https://t.co/iesgr54YSM#SerAtlante pic.twitter.com/J12RyHGBMV
Víctor Miguel Villanueva es periodista, historiador, catedrático y escritor. De él surgió Entrevero Azulgrana, obra en donde recopila la historia, las voces y las memorias del Atlante, texto rico en relatos de jugadores, cronistas y aficionados que han vivido las distintas etapas del club y sus años más dulces, además, por supuesto, de los más turbulentos, como lo han sido estos últimos.
"El atlantista hoy en día es igual al de siempre... es muy amoroso, es muy bravo... ingenioso... y aguanta castigo, es estoico, resiliente"
- Victor Miguel Villanueva / Historiador
“Los atlantistas hemos sido muy maltratados. Solo deseamos que nuestro equipo exista, que podamos verlo saltar al terreno de juego, ver la camiseta azulgrana, ver el escudo y hacer de las gradas una fiesta con nuestros gritos auténticos, porque todos sabemos que solo hay dos equipos que tienen un grito auténtico: la Universidad Nacional con el ‘Goya’ y el ‘Les guste o no les guste…’ del Atlante. Si vamos a la hemeroteca lo encontramos ya en periódicos como El Universal y Excélsior al final de los años 20; los demás son copias adaptadas a cada club”.
De acuerdo con Villanueva, los atlantistas poco saben de títulos y tampoco les interesan como a otros. Ser azulgrana, comparte, es tener tradición, historia y abolengo, y la mayor preocupación hoy es la posibilidad de, ante la falta de ascenso deportivo, ver al Atlante desaparecer.
“La ruta correcta era esperar y conseguir deportivamente el ascenso. Eso es lo que le hubiera gustado al atlantista. Ahora, si en verdad se confirma el rumor y compraron la franquicia, el amor por ese equipo es muy grande y los atlantistas van a estar ahí. Y van a tomar las rampas del Estadio Azteca y van a tomar la tribuna y van a gritar y van a mostrar su amor a ese equipo, porque sin duda el amor al equipo es mucho más grande que el propio club”.
El Atlante no es un club que viva de títulos, sino de identidad. De gritos auténticos, de generaciones que heredaron colores aunque su vitrina sea de las más pequeñas del futbol mexicano. No importa, porque para los Potros de Hierro ningún título está por encima de su ser, que como se lee en Entrevero Azulgrana, surgió de “un equipo que nació en las calles y talleres, que se hizo grande en el barrio y que nunca dejó de ser pueblo”. Nada vale más que esto para un atlantista.
