Connor Panas, el jardinero de los Piratas que alimenta perritos en el malecón de Campeche

No importa si el marcador se inclina con la crueldad de una derrota o la más dulce de las victorias. No importa si Connor Panas, jardinero de los Piratas de Campeche, regresa exhausto después de nueve entradas o la euforia todavía vibra en su cuerpo. Cada noche, repite el mismo ritual: se sube a su scooter, avanza hacia el malecón y suena la campanilla de su manubrio para que la decena de perros callejeros que alimenta, corran hacia él.
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Todas las noches, sin falta, Connor les lleva algo de comer. Bolsas de croquetas que paga con su propio dinero o las sobras de comida que rescata del clubhouse, que de otro modo acabarían en la basura. Nada es demasiado poco: lo importante es que los perros del malecón tengan un plato asegurado al final del día.
“Habré gastado unos 20,000 pesos en darles comida. Pero me gusta hacerlo. Si no compro la comida, a veces tomo un poco de lo que sobra en la comida previa al juego. No me importa hacerlo, me hace sentir bien. Me gusta verlos cada día y darles de comer. Vale la pena”, dice Connor desde el Estadio Alfredo Harp Helú, donde los Piratas de Campeche disputan ante los Diablos Rojos del México la Serie de Campeonato de la Zona Sur.
Mientras el equipo se encuentra en la capital, Connor espera que los perritos del malecón no estén pasando demasiada hambre. Confía en reencontrarlos en cuanto vuelvan a Campeche, con la certeza de que la primera noche volverá a buscarlos. “Lo hago cada vez que estoy en casa. Obviamente ahora no puedo, así que espero que no estén tan hambrientos estos próximos días, pero en cuanto regrese… cuando juguemos el martes contra los Diablos en casa, los alimentaré después del juego y me aseguraré de que tengan una buena comida”, le dice a Sports Illustrated México.
¡Tranquilos, aquí está Panas! 👊🏼#SomosLaMareaRoja pic.twitter.com/3pqp3L9DRH
— Piratas de Campeche (@LosPiratasMx) May 30, 2025
Los Piratas de Campeche han escrito la gran historia de la postemporada. Después de casi una década de ausencia en los playoffs, acaban de conquistar el primer juego de la serie contra los poderosos Diablos Rojos, una victoria inédita en el año, la primera vez que logran doblegarlos.
Connor es parte de la nueva camada de peloteros que llegaron este año a los Piratas como parte de una reconstrucción que, contra todo pronóstico, ya los tiene instalados en la Serie de Campeonato en el Centenario de la LMB. Desde su arribo a Campeche —donde llegó vía cambio desde El Águila de Veracruz— comenzó a notar a los perros que rondaban el malecón hasta que empezó a alimentarlos cada noche.
Lo hace porque cada uno de esos perros le recuerda a su propio perrito en Canadá, al que extraña profundamente durante la temporada. Alimentarlos es, de alguna forma, acortar la distancia, mantener vivo un lazo que lo acompaña incluso a kilómetros de casa.
“Este es mi segundo año jugando en la LMB y, la verdad, desde entonces desarrollé una rutina en Campeche. Todas las noches regreso a casa en scooter por el malecón y ahí, en diferentes puntos, me esperan más o menos los mismos diez perros a los que alimento cada noche. Ya es simplemente una costumbre. Me gusta poder darles algo de vuelta y además me recuerdan a mi perro en casa. No puedo evitarlo: me nace darles comida, agua, cuidarlos un poco”, confiesa el jardinero.
Con el tiempo, Connor empezó a reconocer a los perros que lo esperan en distintos puntos de su recorrido nocturno. “Justo junto a nuestro estadio hay una farmacia donde suelen estar recostados unos cuatro perros. Esos son los primeros. Luego, un poco más adelante, hay otros cinco cerca de un muelle pequeño a los que también me gusta alimentar”, explica,
Son cerca de diez los perros que ya forman parte de su rutina nocturna. Están repartidos en distintos puntos del malecón. Entre ellos hay una que se ha vuelto especial: la bautizó como Sky, por el color de su pelaje, y sueña con llevársela a Canadá el próximo año, cuando complete todos los trámites necesarios para darle un hogar definitivo.
“La llamé Sky. No sé por qué, pero su pelaje negro y gris me recuerda al cielo nocturno. Me encantaría llevármela a casa; tiene modales increíbles para ser una perrita callejera. Me puse esa meta porque, ya sabes, hay que ponerle vacunas y hacer todo ese tipo de trámites. Así que, si ella sigue ahí el próximo año, voy a iniciar el proceso para llevármela a casa”, dice Panas, que al finalizar la temporada se desempeña como maestro de secundaria.
Con Panas, ¡PURO POWER! 🏴☠️🔥💣
— Piratas de Campeche (@LosPiratasMx) August 3, 2025
Cuadrangular de Connor Panas para darle la vuelta.#SomosLaMareaRoja pic.twitter.com/JHILsDfglr
Hasta ahora, Connor ha costeado todo con su propio dinero, pero sueña con que su rutina no quede en un acto solitario, sino que pueda transformarse en algo mayor. “Algo que me gustaría hacer cuando vuelva el próximo año es desarrollar quizá una fundación o un GoFundMe para ayudar a que perros como ella puedan tener un hogar, ser queridos y dejar la calle”, dice esperanzado.
Sería también una manera de devolverle algo a Campeche, una ciudad que, asegura, ha aprendido a querer profundamente.“Amo Campeche, la ciudad es increíble, los aficionados son maravillosos”, confiesa.
No importan las derrotas que duelen ni el cansancio que pesa en las piernas después de nueve entradas. No importa si la euforia de la victoria aún late en el aire o si la desilusión nubla el ánimo del equipo. Cada noche Connor Panas está ahí: en el malecón de Campeche, con su scooter y su campanilla, alimentando a los perritos que lo esperan ansiosos por su comida.
