Isaac del Toro: El problema no fue despertar, sino intentar dormir

Isaac del Toro hizo historia en el Giro de Italia al convertirse en el primer mexicano en vestir la Maglia Rosa. A sus 21 años, el joven ciclista vive un sueño que aún le cuesta asimilar. Esta es la historia detrás del logro que lo desveló de emoción.

Isaac del Toro de convirtió en el primer ciclista mexicano en vestir la Maglia Rosa en el Giro de Italia. / @giroditalia

Por un instante, el problema no fue alcanzar la cima. Fue intentar dormir después de tocarla.

Isaac del Toro no podía cerrar los ojos. No porque no estuviera cansado —su cuerpo había pedaleado por horas en la montaña italiana, devorando kilómetros, silencios y miedos—, sino porque su mente todavía no entendía lo que había pasado.

“El problema no fue despertar, sino entrar a la cama e intentar dormir”, dijo El Torito en videconferencia desde Italia, un día después de hacer historia. “Fue increíble, una locura”.

Tiene apenas 21 años y ya es el primer mexicano en portar la Maglia Rosa, el jersey que identifica al líder del Giro de Italia, una de las tres grandes vueltas del ciclismo mundial. No lo dice con grandilocuencia, ni con tono de héroe.

“Es como un sueño. Estoy viviendo esto día a día”, cuenta, con la voz entre la emoción y el asombro. “Estoy muy emocionado, claro que a veces estoy un poco nervioso y es normal. Solo tengo 21 años y está bien. No tengo mucha presión ahorita”.

Isaac no parece tener prisa por entenderlo todo. Quizás porque, a diferencia de otros corredores que ven en el liderato una carga, él se está descubriendo a sí mismo.

“Nunca lo he visto como el hecho de hacer historia o ser el primero, sino como una competencia interna conmigo mismo para ser mejor”, dice. “Está siendo increíble y difícil de realizar, porque es algo que todos quieren, y no tengo ningún arrepentimiento de lo que ha pasado hasta el momento de lo que he podido controlar”.

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Isaac, del equipo UAE Team Emirates, no compite solo contra el cronómetro, ni contra otros ciclistas, sino contra sus propias dudas.

“Ayer me sentí cómodo en la bicicleta y creí en mí”, confiesa. Y aunque lo dice con sencillez, detrás hay una historia de años de sacrificios, de entrenamientos lejanos, de vivir más en la carretera que en casa, de apostar todo por un sueño que, para un joven mexicano, parecía muy lejano.

Pero él llegó. Y no lo hizo solo.

“Hay muchas personas importantes alrededor de mí. Cada persona me ayuda a ser mi mejor versión. Solo puedo estar agradecido con mis compañeros, mi familia y mi país”, dice con un tono que no busca cámaras.

No se ve a sí mismo como un símbolo, aunque lo sea. No corre por los reflectores, sino por el deseo honesto de crecer.

“Vamos a continuar como lo estamos haciendo. No cambia nada, el objetivo es el mismo y lo vamos a intentar”, asegura. Sin alardes. Sin discursos.

Porque Isaac sabe que lo importante no es haber llegado, sino mantenerse. “Quiero seguir creciendo y continuar de la manera en la que lo estoy haciendo. Estoy muy orgulloso de ser mexicano”, afirma, con la misma fuerza con la que pedalea cuesta arriba.

En el fondo, su historia no es solo la de un joven que se enfundó la Maglia Rosa. Isaac del Toro soñó con algo grande. Y cuando despertó, lo estaba viviendo.