Los relatos que circundan el Juego de Estrellas LMB

El debate en torno a la globalización, la profesionalización de las Academias y la filosofía consgrada al espectáculo se funden en un juego de exhibición que promete ser memorable.
Estadio Alfredo Harp Helú, sede del Juego de Estrellas.
Estadio Alfredo Harp Helú, sede del Juego de Estrellas. / Foto: Hector Vivas/Getty Images.

Aunque casi siempre están desprovistos de estímulos competitivos, los Juegos de Estrellas pueden ser un termómetro fiel para entender el camino que están tomando los circuitos profesionales en términos ideológicos, filosóficos, narrativos, mediáticos y comerciales.

Para conmemorar su centenario de fundación, la Liga Mexicana de Beisbol propuso un nuevo formato que se constituye a partir de un enfrentamiento entre una Selección Mexicana —que incluye a jugadores de doble nacionalidad— y una constelación de Estrellas LMB —en el que pueden confluir extranjeros y mexicanos no seleccionados—.

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Pirotecnia aparte, esta apuesta también ayuda a entender la actualidad del beisbol de verano. El circuito está en medio del segundo año de una política de peloteros extranjeros que ha cambiado la manera en que se promueve el producto y, sobre todo, la manera en que se autopercibe la propia liga. 

Hay dos relatos que pueden parecer contradictorios, pero que coexisten en armonía y que explican, parcialmente, el estado de salud de la LMB. Mientras academias como la de los Diablos Rojos, Toros de Tijuana, Acereros de Monclova, Sultanes de Monterrey y Leones de Yucatán han alcanzado un grado de profesionalización nunca antes visto, la liga se ha reconocido en el espejo de la internacionalización y la globalización.

Al repasar los rosters del juego de estrellas, la Selección Mexicana, pilotada por Vinicio Castilla, presume de los dos mejores bateadores a nivel de porcentaje de todo el circuito: el intermedialista monclovense de los Diablos Rojos, Carlos Sepúlveda (.421), y el jardinero sonorense de los Saraperos de Saltillo, Brandon Villarreal (.418). Sepúlveda, como los también seleccionados Julián Ornelas (OF) y Juan Carlos Gamboa (SS), es producto de la Academia Harp Helú de Oaxaca. Villarreal, surgido de los Sultanes de Monterrey, comparte orígenes con el inicialista Víctor “La Chule” Mendoza, otra de las cartas importantes del roster mexicano y quien se ha sostenido como una de las caras de la franquicia de los Sultanes durante la última década.

El roster de las Estrellas LMB, dirigido por Lorenzo Bundy, está conformado por buena parte de los mejores jonroneros de este año en la liga. Los dominicanos Aderlin Rodríguez (Toros de Tijuana) y Alejandro Mejía (Dorados de Chihuahua), el venezolano Ángel Reyes (Rieleros de Aguascalientes) y el cubano Yadiel Hernández (Tecos de Dos Laredos) se ubican en la parte alta de la lista de jugadores con más cuadrangulares en el año; lista a lo que solo tiene acceso un representante del combinado mexicano: Nick Torres (Algodoneros de Unión Laguna), un pelotero nacido en Long Beach, California que cuenta con la doble nacionalidad.

Hablando del pitcheo, este año es posible establecerlo como el año 1 d.B. (después de Trevor Bauer). Ningún lanzador abridor en el circuito ha logrado sostener su efectividad por debajo de los 3.45. La temporada pasada, a Bauer no le fue suficiente su microscópica ERA de 2.48 para imponerse en dicho departamento a su compatriota Zac Grotz (2.35), que este año pasó de Acereros a Diablos Rojos para intentar paliar, sin éxito, la partida del exCy Young a Japón.

Los únicos lanzadores abridores por debajo de los 4.00 de efectividad este año abanderan sus respectivos rosters: el estadounidense Tyler Danish (Olmecas de Tabasco), por el equipo de Estrellas LMB, y el cubano naturalizado mexicano Yoanner Negrín (Leones de Yucatán), por la Selección Mexicana. Ambos, conviene matizar, procedentes de plazas como Tabasco y Yucatán, que se definen a partir del pitcheo.

El caso de Negrín también resulta interesante para abordar el escándalo de actas apócrifas en el que se vieron involucrados varios equipos en 2023. Uno de los clubes más afectados mediáticamente fueron, precisamente, los Leones de Yucatán, señalados de presentar documentos falsos o manipulados ante registros civiles locales para tramitar la doble nacionalidad de algunos peloteros. 

Dicho episodio fue uno de los motivos que orilló a la oficina de la liga a establecer, en 2024, que todos los clubes tenían la posibilidad de registrar hasta 20 peloteros no nacidos en México; algo que, a ojos de propietarios como Eustacio Álvarez, de Rieleros de Aguascalientes, ha hiperbolizado la brecha de desigualdad en el circuito de verano.

Este domingo, cuando se cante play ball en el Estadio Harp Helú de la Ciudad de México, en medio de los festejos por el centenario de la Liga Mexicana de Beisbol, habrá varios relatos circundando un espectáculo que, filosofía aparte, promete ser memorable. 


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Ricardo López Si
RICARDO LÓPEZ SI

Editor en Sports Illustrated México. Periodista y escritor.