El ciclismo se futboliza

El ciclismo profesional ha burlado su reglamento que prohíbe los traspasos para entrar en una etapa de compra y venta de estrellas, más cercana al rodar del balón que al pedaleo tradicional
Cada vez son más frecuentes los traspasos antes de la finalización de contrato de los ciclistas, lo cual está prohibido.
Cada vez son más frecuentes los traspasos antes de la finalización de contrato de los ciclistas, lo cual está prohibido. / Getty Images

El ciclismo cambia, lo hace a la velocidad de un pedaleo, pero con una similitud cada vez más cercana al rodar de un balón de futbol. Es extraño decirlo, pero la evidencia es contundente: el ciclismo se futboliza en lo referente al mercado de los traspasos, prohibidos sobre el papel, pero el negocio de comprar y vender contratos de corredores es cada vez más habitual y las millonarias cifras de estos negocios hacen pensar en el balompié.

La muestra más reciente es la de Oscar Onley. El ciclista británico —cuarto lugar en el más reciente Tour de Francia— cambió de agrupación aún con contrato vigente hacia el INEOS Grenadiers. De acuerdo a la prensa europea, este movimiento trajo una indemnización cercana a los seis millones de euros para el Picnic PostNL, con el cual rodó el Tour. Esta jugada, además de la inyección de capital, ofrece oxígeno financiero al equipo de los Países Bajos: Onley era su principal activo en carretera para la temporada 2026.

No te pierdas: Isaac del Toro cumplirá su sueño de correr el Tour de Francia

La reglamentación de la Unión Ciclista Internacional (UCI) no contempla este tipo de operaciones. De hecho, en países como Francia cualquier cláusula de rescisión está prohibida, pero la realidad ya ha rebasado a la letra sobre piedra. Según el reglamento ciclista vigente, “cualquier sistema de indemnización por traspaso está prohibido”, pero hasta en el mar más sereno las corrientes subterráneas pueden dar sorpresas.

La Vuelta... al reglamento

No es nuevo: para cada artículo hay una llave maestra. En el caso del ciclismo, como en el futbol, este tipo de movimientos —vale recordar el ocurrido a finales de 2025 con el español Juan Ayuso, excompañero del mexicano sensación Isaac del Toro en el UAE— se pretextan y plasman en papel notariado como rescisiones de mutuo acuerdo. En el caso del español el argumento oficial fue: “Tras diferencias en la visión deportiva y la armonía del grupo, se decidió rescindir el contrato para unirse al Lidl-Trek a partir de 2026 por cinco temporadas”. Estas negociaciones van de la mano con indemnizaciones por daños y perjuicios. Vaya, funcionan como traspasos encubiertos.

De acuerdo al portal EuroSport, de la misma forma se han resuelto varios casos más como los de Remco Evenepoel, Primoz Roglic o Cian Uijtdebroeks, todos con cifras millonarias por detrás.

Estos movimientos ya resuenan fuerte en el mundo del ciclismo profesional ante el silencio de la UCI, máxima autoridad de la competencia. Quienes levantan la voz piden al organismo ajustar los reglamentos reguladores, claramente ya rebasados, para definir con transparencia las nuevas normativas del mercado de traspasos.

De lo contrario, casos como los del equipo Picnic PostNL continuarán dando la vuelta a los viejos mandamientos del ciclismo y situaciones como las de Marc Hirschi, Marcel Kittel, Tiesj Benoot, además de Onley —que han abandonado el equipo antes de tiempo a cambio de redituables compensaciones económicas— ocurrirán de nuevo una y otra vez.

En un deporte que vive casi exclusivamente del patrocinio, la UCI enfrenta un punto de quiebre importante: mantenerse en inacción frente a un mercado de traspasos cada vez más futbolizado o admitir la realidad y actualizar sus reglamentos al mundo financiero de hoy.


Published |Modified
Ángel Soto M.
ÁNGEL SOTO M.

Editor y redactor de Sports Illustrated México.