La gestión de Boone con los Yankees otro fracaso en Nueva York

Los Yankees de Nueva York colapsaron ante los Blue Jays de Toronto en la Serie Divisional de la Liga Americana. La derrota ante los canadienses reabre de inmediato el debate sobre el futuro de su mánager, Aaron Boone, quien completó su octava temporada al frente del equipo sin conseguir un título de Serie Mundial.
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Desde que asumió el cargo en 2018, Boone ha mantenido a los Yankees en la contienda casi todos los años. Ha clasificado a playoffs en siete de ocho temporadas y los llevó Yankees hasta la Serie Mundial en 2024, donde cayeron ante los Dodgers de Los Angeles en cinco juegos. Sin embargo, la continuidad competitiva no ha sido suficiente para acallar el descontento de una afición que está acostumbrada a medir éxito exclusivamente en campeonatos.
The Yankees lost 6 out of 7 in Toronto over the summer.
— MLB (@MLB) October 4, 2025
Aaron Boone thinks they are a different team now in the #Postseason.
(MLB x @bookingcom) pic.twitter.com/exUpZ2X4iF
La eliminación ante Toronto acentuó la sensación de que el proyecto de Boone ha llegado a su límite. La ofensiva ha vuelto a desaparecer en momentos clave —hubo un momento de brillantez en la victoria del juego 3— y las decisiones en el manejo del pitcheo han sido nuevamente cuestionadas. La narrativa se repite: un equipo con nómina —más de 300 millones de dólares— y talento suficientes —Aaron Judge, Giancarlo Stanton, Max Fried— que no logra ejecutar bajo presión.
Y el problema no es el resultado puntual, sino la reiteración del patrón. Desde 2009, el equipo no ha logrado superar su propia barrera en postemporada. Han sido competitivos, pero no dominantes.
El exjugador Karim García, quien jugó con los Yankees en 2003, tiene una postura tajante sobre la continuidad de Boone. “Veo muy difícil que regrese. No han ganado. Todo mundo aquí está buscando campeonatos y los Yankees llevan muchos años soñando con 2009”. Su diagnóstico es compartido por buena parte de los fanáticos: la franquicia vive de la exigencia histórica de sus 27 anillos de Serie Mundial y otra eliminación temprana —especialmente después de haber disputado el Clásico de Otoño el año pasado— es difícil de sostener.
We take another look at how the 5th inning unraveled for the Yankees, ultimately leading to 5 runs for the Dodgers pic.twitter.com/Znsfiljd0R
— FOX Sports: MLB (@MLBONFOX) October 31, 2024
Aun con la presión externa, Boone cuenta con un respaldo institucional importante. Su contrato, vigente hasta 2027, y su relación cercana con el gerente general Brian Cashman le han dado estabilidad. El analista Mark Feinsand, de MLB Network, adelantó incluso antes del tercer juego que ni Boone ni Cashman serían despedidos, independientemente del resultado. “Podrían perder 14-0 y no pasaría nada”, aseguró.
Este respaldo se enmarca en la filosofía del propietario Hal Steinbrenner, quien ha optado por una gestión más paciente y menos reactiva que la de su padre, George Steinbrenner, conocido por su impaciencia con los mánagers y los jugadores.
Y es que en esta versión moderna de los Yankees, las decisiones se toman con un fuerte peso en el departamento de analítica. La leyenda de los Bombarderos, Bernie Williams —que ganó cuatro Series Mundiales con el equipo— ha señalado esa diferencia como clave para entender el presente del club, especialmente comparándolo con la era de Joe Torre. “Creo que Joe Torre tenía mucho más que decir sobre la elección del equipo y la alineación. Creo que Aaron Boone está trabajando en una situación donde hay mucha gente, o muchos matemáticos, revisando sus análisis y elaborando una especie de alineación para que él pueda hacer una suposición fundamentada, prediciendo el resultado futuro de un partido que aún no se ha jugado, basándose en actuaciones pasadas”, dijo Williams.
Esa percepción es central en el debate actual.
Una parte de la afición y de los medios considera que Boone se ha convertido en una figura sin autoridad real dentro del dugout. Las decisiones de pitcheo, las sustituciones y el uso del bullpen han sido objeto de críticas reiteradas. En la narrativa pública, Boone representa la continuidad de un sistema que privilegia los datos sobre el instinto de juego, y que no ha logrado traducir esa información en resultados concretos.
El exjardinero Karim García comparó su caso con el de Dave Roberts en los Dodgers, otro dirigente criticado por su dependencia del front office hasta que el club finalmente ajustó su estructura, contrató varias superestrellas —realmente varias— y logró el campeonato.
“Veo ahorita a Aaron Boone y es exactamente como estaba Dave Roberts. Mucha gente decía cosas de Roberts, ¿por qué no ganaban? Porque en la oficina siempre le mandaban los cambios y él lo hacía. Ahorita los Dodgers ya le dieron la vuelta a la página, ya ganaron la Serie Mundial”, dijo.
Para García, el problema no es solo de gestión, sino también de conformación de plantilla: “Los Yankees necesitan más pitcheo. No les ayuda la gente lesionada, sobre todo Gerrit Cole, que era su as”.
The @Yankees score EIGHT unanswered runs to force a Game 4! #ALDS pic.twitter.com/TuXw1meUhs
— MLB (@MLB) October 8, 2025
La prensa especializada en Estados Unidos muestra posturas divididas. Algunos sostienen que Boone debería continuar, argumentando que el club ha sido competitivo y que las causas de las derrotas van más allá del mánager. Otros, como Ken Rosenthal, han señalado que “todas las opciones están sobre la mesa” si llega una nueva eliminación, insinuando que la paciencia del dueño podría agotarse si el ciclo no ofrece señales de cambio.
El dilema no es nuevo: los Yankees deben decidir si mantener una línea de trabajo que prioriza la consistencia o si romper con un modelo que no ha entregado el campeonato esperado. Boone simboliza esa tensión. Es un dirigente con buena relación con los jugadores, disciplinado en la ejecución del plan institucional y con historial ganador en temporada regular, pero sin el impacto definitivo en octubre.
El desenlace de esta serie definirá si los Yankees reafirman la confianza en su proyecto o si dan inicio a una reestructuración profunda. Hal Steinbrenner deberá decidir si mantiene la estabilidad o si busca devolver al club la identidad competitiva que alguna vez lo distinguió.
