El arte de moldear peloteros en México

Las academias, los lugares donde se prospecta y se desarrolla el talento precoz, se han convertido en un actor fundamental dentro de la industria del beisbol mexicano.
La Academia Harp Helú de Oaxaca ha promovido varios peloteros mexicanos a Grandes Ligas.
La Academia Harp Helú de Oaxaca ha promovido varios peloteros mexicanos a Grandes Ligas. / Foto: Cortesía AHH.


Detectar talento es interpretar el estruendo de un contacto sólido con el bate como una sonata. Por eso hay quien se fía más del oído que de los ojos. 

Desarrollar talento, a su vez, es proveer herramientas competitivas que, paradójicamente, no devienen en certezas, sino en buenos augurios. 

A su modo, todas las organizaciones quieren moldear el mejor talento posible en sus fincas. Pero, ¿qué hace que unas academias sean mejor que otras?

De los 90 prospectos que participaron en un showcase organizado por la Liga Mexicana de Beisbol hace unos días, ante la presencia de scouts de las mejores ligas profesionales del mundo, Diablos Rojos del México aportó 25, Leones de Yucatán 24, Acereros de Monclova 8 y Toros de Tijuana 5. 

El mosaico ofrece pistas sobre los programas que mejor están trabajando a nivel formativo en México.

Mientras los Diablos Rojos del México se sostienen a partir de una infraestructura que rivaliza con las academias que montaron los equipos de Grandes Ligas en los principales graneros de República Dominicana, organizaciones como los Acereros de Monclova definen su modelo a partir de valores institucionales y culturales que trascienden lo deportivo.

En el caso de Leones de Yucatán, su filosofía se centra en el desarrollo. Aspecto que comparten los Toros de Tijuana, cuya apuesta se distingue por allanar el camino rumbo al beisbol de Estados Unidos.

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Diablos Rojos del México, la profesionalización del método

Antes de tomar posesión como director de la Academia Harp Helú en Oaxaca hace un año, el otrora periodista venezolano Octavio Hernández Pernía se volvió un personaje relevante en los círculos especializados de estadística avanzada y sabermetría.

Por ello, su visión de proyecto está construida a partir de “establecer objetivos y metas cuantificables” para los prospectos. 

Cuando refiere al músculo de la infraestructura de la academia de los Diablos Rojos como diferenciador, habla de “10 hectáreas, cinco campos, un infield y cajas de bateo”. Pero, sobre todo, de una ambiciosa apuesta tecnológica sujeta a su “proceso de desarrollo y de mercadeo”. 

“Utilizamos sensores que nos miden velocidad del swing, plano del swing, velocidad de las manos. Tenemos un sistema que nos permite mostrarle a todos los equipos de Grandes Ligas nuestros juegos interescuadras. Esto atado a un sistema de video, con cuatro cámaras, que nos permite poder enviar toda esa información en tiempo real, video junto con la data”, detalla. 

Solo este año, Diablos Rojos ha exportado 14 peloteros a Grandes Ligas; cifra récord para una institución por cuya academia pasaron los hermanos Urías, Roberto Osuna, Julio Urías, Giovanny Gallegos, Isaac Paredes y Tirso Ornelas.

Acereros de Monclova, la fuerza de una cultura organizacional

Al concluir la exhibición, los ocho prospectos de los Acereros de Monclova se arremolinan en torno a alguien para escuchar una especie de arenga mezclada con toda clase de arrumacos. La figura paternal en cuestión es Valentín Gámez, gerente deportivo del club, quien se encarga de hacerles saber a los adolescentes que “la directiva está para brindarles las herramientas que necesiten”.

Al abordarlo, establece que la Academia Gerardo Benavides Luna tiene “una cultura y filosofía muy bien definida”, que exige tanto en lo “deportivo como en lo integral”. Esto en consecuencia del tipo de plaza que es Monclova, una ciudad de clase trabajadora que se reconoce a partir de su condición de bastión industrial.

“El reclutamiento de talento ha sido muy bueno en los últimos años. Le hemos invertido tiempo, dinero, atenciones, instructores capacitados para satisfacer todas las necesidades de los chavos que estamos formando”, detalla.

Luego de establecer que les “importa mucho el pelotero, pero también la persona”, Gámez explica que se enfocan mucho en “perfiles físicos y atléticos”, que van en sintonía con el tipo de equipo que les interesa construir. 

Leones de Yucatán, el efecto Campillo

Después de contrastar su método con los Toros de Tijuana, el exlanzador ligamayorista Jorge Campillo se convirtió en el director de desarrollo y de la academia de los Leones de Yucatán; una faceta que, por momentos, disfruta incluso más que la de jugador.

“Traemos un buen programa de desarrollo. Siempre tratamos de estar innovando, sabemos que Grandes Ligas está cambiando mucho su forma de trabajar. Tratamos de estar a la par de ellos físicamente, que hoy es fundamental”, puntualiza.

E insiste en que, contrario a lo que se piensa, el talento mexicano puede estar, desde lo físico y lo atlético, a la altura de los prospectos venezolanos y dominicanos. 

Para Campillo, la clave está en la etapa de desarrollo, más que en la detección. “En México sobra el talento”, dice con tono aleccionador.

Toros de Tijuana, un territorio fértil 

Tijuana no solo se ha convertido en una manantial de peloteros de élite como Alejandro Kirk (Blue Jays de Toronto) o Jonathan Aranda (Rays de Tampa Bay), sino también de actores fundamentales en el proceso de detección y desarrollo.

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Con el legendario Raúl Cano a la cabeza como figura visible, gente como Guillermo Armenta (figura clave en el descubrimiento de Randy Arozarena), Jorge Campillo (director de desarrollo de los Leones de Yucatán) y Emmanuel Valdez (scout de los Gigantes de San Francisco) han hecho carrera en las fincas tjuanenses.

“Tenemos un dueño que le apasiona el beisbol y nos da todas las herramientas para trabajar”, dice Cano. “Hemos tenido un muy buen ojo visor para detectar el talento y moldearlo desde el aspecto técnico. Somos uno de los equipos más jóvenes del circuito, y en 11 años hemos exportado 76 muchachos a Estados Unidos”. 

La filosofía de exportación masiva

Sin que eso suponga mantenerse indiferentes a la exportación a Grandes Ligas, Acereros de Monclova defiende la idea de tener cada vez más peloteros surgidos de sus fincas en el line up y el staff de lanzadores. 

Diablos Rojos, por mandato de la familia Harp, también se reconoce en dicha filosofía, aunque su modelo está principalmente orientado a la exportación masiva. 

Esto permite —matiza Octavio Hernández Pernía— que después los clubes capitalicen los derechos de retorno de todos esos prospectos que ya se terminan de formar en Clase A, AA y AAA de Estados Unidos, “para luego ser figuras en el beisbol mexicano”. Y refiere al ejemplo de Carlos Sepúlveda, uno de los líderes de promedio este año en LMB con los Diablos Rojos, quien pasó varios años en las sucursales de los Cubs de Chicago antes de irrumpir como una estrella en el verano mexicano.

En esa misma vía, Jorge Campillo explica que buscan que todos sus peloteros, sin excepción, sean material de exportación: “Preferimos que ellos firmen con equipos de Grandes Ligas, se desarrollen y que luego regresen formados para poder participar con nosotros en un futuro”.

Tijuana, por su parte, sigue sacando el pecho ante la proliferación de peloteros fronterizos en el mejor beisbol del mundo, conscientes de que el crecimiento de la pelota mexicana pasa por recuperar la influencia que tenía, hasta la década de los ochenta, como la principal mina de talento latinoamericano en clave Grandes Ligas.


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Ricardo López Si
RICARDO LÓPEZ SI

Editor en Sports Illustrated México. Periodista y escritor.