Antonio Mohamed y su filosofía: ganar, aprender y creer

Con una carrera llena de triunfos, pérdidas y renacimientos, Antonio Mohamed ha hecho del futbol una extensión de su vida. El Turco revela la manera en que sus experiencias personales y su amor por el futbol moldearon su forma de dirigir y entender el deporte.
Antonio Mohamed tiene claro que el futbolista para rendir, debe desconectarse, para volver con una pasión renovada.
Antonio Mohamed tiene claro que el futbolista para rendir, debe desconectarse, para volver con una pasión renovada. / Agustin Cuevas/Getty Images

Antonio Mohamed no solo ha sido uno de los técnicos más exitosos del futbol mexicano —campeón con América, Monterrey, Tijuana y Toluca—; también ha construido una filosofía de vida y de juego que desafía la lógica del resultado inmediato. En un entorno donde la presión suele devorar a los entrenadores, el “Turco” propone una mirada más humana: trabajar, disfrutar, descansar y volver a empezar con pasión renovada.

No somos máquinas”, repite. Para Mohamed, el descanso no es una pausa, sino parte del proceso creativo. Desconectar del futbol le permite conectar con su esencia. Su visión del deporte es casi espiritual: el cuerpo técnico no es una fábrica de tácticas, sino un grupo de personas que piensa, siente y vive el futbol.

Su recorrido lo confirma. De Argentina a México, de Brasil a España, Mohamed ha vivido transformaciones profundas. “Empecé de una manera y fui mutando para llegar a lo que soy hoy”. Esa evolución constante es su escuela. No cree en un sistema rígido, sino en adaptarse al contexto, aprender del camino y mejorar cada día.

En su análisis del futbol mexicano, el “Turco” habla sin rodeos: el talento está, pero falta competencia y mentalidad. “No es lo mismo un chico que llega con 300 partidos en fuerzas básicas que uno con 120”. Para él, el futbol mexicano debe reformular su estructura desde las bases, ofrecer más minutos a los jóvenes y reducir la dependencia del extranjero. “El jugador mexicano se la tiene que creer”. 

Esa frase, tan simple como profunda, es su diagnóstico: México no necesita copiar a nadie; necesita confiar en sí mismo. Así lo enseñó cuando enfrentó al Liverpool: “Vamos a jugar agresivo, de tú a tú. Ellos entrenan igual que nosotros”, les dijo a sus jugadores de Monterrey en el vestidor.

Como entrenador, Mohamed basa su éxito en tres pilares: conocimiento, lealtad y convencimiento. “La mejor manera de enseñar es con conocimiento. No porque tengas el cargo, sino porque convences”. En su idea de liderazgo no hay imposición, hay coherencia. Sus equipos ganan porque creen, porque sienten que su entrenador los guía desde la verdad. 

Esa es su ética del liderazgo: la autoridad nace del ejemplo y de la verdad que se demuestra en la práctica. Cuando sus jugadores ven que lo que él predice sucede en la cancha, nace la confianza. Y de esa confianza, el éxito.

Huracán, su máximo sentimiento

Su relación con Huracán, el club de su vida, revela el costado más humano de su filosofía. Habla de Huracán con amor, con devoción, como si se tratara de un vínculo espiritual. “No lo negocio, es mi vida, mi debilidad”. En ese sentimiento puro se esconde la clave de su éxito: dirigir con el corazón, sin perder la cabeza. Amar lo que se hace, pero sin dejar de pensar. Esa tensión entre emoción y razón es el motor de su carrera.

“Hay veces que nosotros estamos por jugar, una hora antes o incluso más y perdón, pero en el vestuario está jugando Huracán y yo estoy viendo el partido en el iPad o en una tablet”, comenta, donde el sentimiento se convierte en mística, ese es Huracán, su club del alma. Habla de él como de una extensión de su identidad. Para Mohamed, la pasión no se enseña, se transmite. Por eso, su futbol tiene alma: mezcla táctica con emoción, razón con corazón.

Para Mohamed, el futbol no es solo técnica ni físico. Por eso, valora tanto la alegría del grupo, la unidad y la pasión. Cada título que ganó —en México, Argentina o Brasil— tiene un trasfondo humano distinto. A veces, la clave fue la unión; otras, la estrategia. Pero siempre, el convencimiento colectivo. “Cada gloria fue diferente. Lo importante es el grupo que cree”.

Su recorrido por México le ha dado una lectura única del futbol local. Reconoce que hay una brecha entre los equipos con más recursos y los que luchan desde abajo, pero insiste en que el trabajo, la unión y la mentalidad pueden acortar cualquier distancia. “Hay que jugar por capacidad, no por obligación”, dice. Lo demostró cuando hizo campeón a Tijuana, un club recién ascendido, o cuando levantó títulos con planteles distintos pero con la misma convicción colectiva: creer.

La visión del “Turco” rumbo al Mundial 2026

Mohamed mira hacia el futuro con optimismo. Cree que México puede dar un salto histórico en el Mundial de 2026, que organizará junto a Estados Unidos y Canadá. “Va a llegar al quinto partido. Mínimo Cuartos de Final”, asegura. Su confianza no se basa en el deseo, sino en la observación: de una generación que combina juventud con experiencia y un cuerpo técnico con bagaje internacional.

“Imagínate, yo conozco el jugador del 95, del del 2005, del 2015 y del 2025. Estuve con todas estas generaciones y la verdad es que hay un cambio radical en el profesionalismo del jugador mexicano”.

Sin embargo, advierte que el verdadero desafío no será físico ni técnico, sino mental. “Es mentalidad, cien por ciento. No hay otra”. Para Mohamed, la clave está en que los futbolistas mexicanos se liberen de la presión y de la autocrítica constante. Los próximos años, dice, deben servir para construir una identidad: jugadores que compitan sin miedo, que crean en su nivel, que enfrenten a las potencias sin complejos.

Esa visión encierra su filosofía de siempre: creer para crear. El futbol —como la vida— se juega primero en la cabeza y luego con los pies.

Antonio Mohamed es, en definitiva, un filósofo del futbol mexicano moderno. Sus títulos son solo la superficie de una manera de entender el deporte como camino de transformación. Para él, el éxito no está en ganar una final, sino en evolucionar cada día, enseñar con verdad y competir con pasión. Y si México adopta esa misma mentalidad, el “Turco” está convencido: el 2026 puede ser el punto de inflexión.


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Mario Palafox
MARIO PALAFOX

Editor SR en Sports Illustrated México. 25 años de experiencia en medios. Ha cubierto 4 Copas del Mundo, Juegos Olímpicos, Fórmula Uno, NBA, NFL.