Luis Enrique y la generación perdida del PSG

El método de gestión del entrenador asturiano tiene al conjunto parísino en su segunda final de Champions League en la historia, luego de vencer al Arsenal.
Marquinhos y otros jugadores del PSG celebrando el pase a la final.
Marquinhos y otros jugadores del PSG celebrando el pase a la final. / Foto: David Ramos/Getty Images.

Sylvia Beach, expatriada estadounidense, no solo quedó inmortalizada como la fundadora de la mítica librería Shakespeare and Company y como la principal promotora de la publicación de Ulises, el libro más famoso de James Joyce, sino también como la amalgama que permitió que talentos bohemios y erráticos como Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald y Ezra Pound confluyeran en una misma escena durante la París de la posguerra. Gertrude Stein, también escritora, los bautizó como “la generación perdida”.

Luis Enrique, el entrenador que hoy clasificó al París Saint-Germain a su segunda final de Champions League en la historia tras vencer al Arsenal, ha hecho una labor de mecenazgo intelectual más o menos parecida con la generación que sucedió al tridente dorado conformado por Kylian Mbappe, Neymar y Lionel Messi.

Con Ousmane Dembélé, Désiré Doué y Khvicha Kvaratskhelia como nuevas puntas de lanza, el PSG consiguió lo que no logró acaudillado por tres de los diez mejores jugadores del siglo XXI: instalarse en la final de la Champions League.

El tránsito fue convulso. El método de gestión de Luis Enrique quedó expuesto tras la revelación de la charla táctica que sostuvo con Mbappé en la intimidad en la previa de un partido ante el Barcelona. “He leído que te gustaba Michael Jordan”, le dice. “Jordan cogía de los huevos a todos sus compañeros y se ponía a defender como un hijo de tu puta. Tú tienes que dar ese ejemplo, como persona y como jugador, de ir a presionar a (Pau) Cubarsí y (Marc-Andre) ter Stegen. Y te vas a pegar todo el partido presionando. Y volviendo rápido. ¿Para qué? Para ser un líder”.

Por esas mismas fechas, se hizo público el desencuentro que tuvo con Ousmane Dembélé a causa de un desplante del exjugador del Barcelona, lo que estuvo a punto de romper la relación entre ambos. El conflicto, al final, quedó disuelto con una disculpa del futbolista francés en el despacho de Luis Enrique. “Confía en mí y es un caso cerrado”, zanjó el jugador. Casualidad o no, durante los meses venideros, explotó la versión más madura y competitiva en clave élite de Dembélé desde que irrumpiera en el Lille con 18 años. 

Kvaratskhelia, que venía de fungir como un solista virtuoso en el Napoli de Luciano Spalletti, también se enganchó a la dinámica del equipo, cautivado por el método de gestión del entrenador asturiano. “Cuando alguien se acerca a ti con calma y te explica todo, el jugador se esfuerza aún más por entender y rendir aún mejor”, reveló en una entrevista a profundidad con el portal de la UEFA.

En las proyecciones de inicio de temporada, el tridente Dembélé-Doué-Kvaratskhelia no invitaba a ser demasiado optimista con las posibilidades del PSG para pelear por la Champions League. Tampoco invitaba a descartarlos de facto. La razón: Luis Enrique, un entrenador cercano que se bajó del pedestal de los ajedrecistas para transmitir mejor sus ideas.


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Ricardo López Si
RICARDO LÓPEZ SI

Editor en Sports Illustrated México. Periodista y escritor.