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Loquillo, el roquero más famoso de Barcelona, cantaba en una de sus canciones a esos “tipos duros que nunca fueron blandos”. Una frase hecha para el Barcelona y su política de fichajes en estos últimos meses. Los culés han pasado de fichar al bajito humilde que agacha la cabeza y demuestra con el balón en los pies a ese tipo rudo al que nadie le sopla. Primero fue Arturo Vidal, un jugador que aportó carácter en la medular, y ahora Kevin Prince Boateng, el sorprendente fichaje para la delantera blaugrana, el tipo duro que, junto a Luis Suárez, impondrá su ley en la parte más alta del esquema táctico de Ernesto Valverde.

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Este Barcelona ha dejado atrás el pop rock de Josep Guardiola, en el vestuario ya no se escucha Cold Play, desde la llegada del Txingurri, no sabemos si influido por la escena rock vasca, el vestuario se ha vuelto más rudo y los chicos malos han empezado a emerger en el Camp Nou. Kevin Prince Boateng y Arturo Vidal, dos jugadores con experiencia en la Bundesliga y la Serie A y con fama de que pocos les pueden toser. Dos jugadores que se han sumado a Luis Suárez y Jordi Alba como los bad boys del FC Barcelona. Los blaugranas empiezan a ser los chicos malos de La Liga.

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Continuando con la figura de Loquillo estandarizada en el conjunto culé, aunque al cantante se le hayan relacionado con otros equipos, los nuevos futbolistas no serán juzgados por su físico, pero sí por su fuerza y su nivel de formaliad. Ellos tampoco han llegado a la Ciudad Condal para hacer amigos pero prometen solidaridad y que todos sus compañeros puedan contar con ellos. De ellos también dicen que son un tanto animales pero seguro que se consideran sentimentales. Además, están abonados a la filosofía de la canción: “para qué discutir si puedes pelear”.

Al margen de las canciones, muchos están pensando y creando sobre la llegada del chico malo a Barcelona. Sobre la coincidencia de dos de los chicos con peor fama del fútbol en el Camp Nou. Desde que pueden ser los protagonistas de un nuevo GTA hasta la incursión de alguna agencia de seguros en La Liga. Yo, defensor del fútbol de antes y en contra de la parafernalia actual, he de decir que apuesto por sus bad boys. Cada partido es una nueva batalla y los buenos no siempre ganan.