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Eran las nueve y media de la noche de ayer y el FC Barcelona hacía oficial el parte médico del futbolista francés en el que confirmaba la rotura fibrilar en el bíceps femoral izquierdo y el tiempo estimado de baja: cinco semanas. El hecho de que Dembélé se lesione no es ninguna novedad pues son ya seis las veces que el extremo galo se ha quedado en el dique seco a causa de una u otra dolencia, pero si toda la historia que envuelve a esta última.

Tras el encuentro que abría La Liga en San Mamés el pasado viernes, Ousmane sintió unas molestias en la zona, los médicos del club lo notaron y le preguntaron si estaba bien a lo que el futbolista respondió afirmativamente. El joven extremo le indicó que no eran más que unos calambres a causa del esfuerzo físico del partido y el doctor del club, Xavi Yanguas, le invitó a hacerse una ecografía para asegurar que no fuese algo grave, pero él la rechazó.

Dembélé no acudió al día siguiente a las instalaciones deportivas del club pues el técnico les había dado el fin de semana libre y se fue a Senegal para disfrutar de dos días de fiesta. El francés ya tenía programado el viaje y regresó ayer a los entrenamientos aún con unos dolores que fueron a más a lo largo de la sesión hasta que no pudo continuar. Fue entonces cuando si se le hicieron las pertinentes pruebas y de ahí el diagnóstico que los servicios médicos del club hicieron oficial ante el enfado de Ernesto Valverde y todo el equipo en la tarde de ayer.

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Cuatro centímetros de rotura de fibras en el bíceps femoral de la pierna izquierda que le tendrán apartado del grupo mínimo cinco semanas en una lesión más del galo, que se suma a Leo Messi y Luis Suárez desarbolando por completo el tridente ofensivo del equipo el curso pasado. Antoine Griezmann tendrá que ser el centro de todo el juego culé ante el Real Betis este fin de semana a la espera del regreso de sus dos compañeros en la línea de ataque, igual que apuntaba a ser el ancla para que Dembélé sentase la cabeza, pero parece ser que no.