La irremediable agonía del revés a una mano y un rebelde llamado Lorenzo Musetti

Lorenzo Musetti es el último gran custodio del revés a una mano, un golpe en peligro de extinción en el tenis moderno. En él, el arte clásico del juego encuentra su última expresión viva.
Lorenzo Musetti ejecuta su revés durante una práctica en Aorangi Park antes de Wimbledon 2025 en el All England Club
Lorenzo Musetti ejecuta su revés durante una práctica en Aorangi Park antes de Wimbledon 2025 en el All England Club / Dan Istitene/Getty Images

No es casualidad que Lorenzo Musetti haya nacido en Carrara, la ciudad del mármol en Italia. El joven tenista parece esculpido por el mismo cincel que labró las estatuas de Canova, una ilusión que además se exacerba cuando despliega su elegante revés a una mano, un golpe que ejecuta desde el lado opuesto a su mano dominante.

Actual número 10 en el ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP), Musetti es uno de los últimos custodios del legado del revés a una mano —aquel que con tanta maestría ejecutaron Pete Sampras, Stan Wawrinka, Roger Federer y Richard Gasquet—, que se resiste a la extinción de uno de los movimientos más sublimes que el tenis haya conocido.

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Lorenzo Musetti enfrenta con un revés a Frances Tiafoe en los cuartos de final de Roland Garros
Lorenzo Musetti enfrenta con un revés a Frances Tiafoe en los cuartos de final de Roland Garros / Clive Brunskill/Getty Images

Mientras el juego moderno acelera hacia la fuerza bruta y la velocidad más vertiginosa, Musetti desafía la prisa con una pincelada de su mano derecha. 

Y su extinción es, sin embargo, irremediable. 

De los tenistas en el top 10 del ranking de la ATP, solo Lorenzo Musetti mantiene el revés a una mano dentro de su arsenal. El búlgaro Grigor Dimitrov y el griego Stéfanos Tsitsipás, que también utilizan el golpe, ocupan el lugar 25 y 28 de la lista, respectivamente. 

De acuerdo con la ATP, la última vez que dos jugadores con revés a una mano coincidieron en el top 10 fue en la semana del 25 de octubre de 2021: Stefanos Tsitsipás ocupaba entonces el número 3 del ranking y Dominic Thiem —hoy ya retirado— el puesto 9. 

Stefanos Tsitsipas enfrenta con un revés a Lorenzo Musetti en cuartos de final del Rolex Monte-Carlo Masters 2025.
Stefanos Tsitsipas enfrenta con un revés a Lorenzo Musetti en cuartos de final del Rolex Monte-Carlo Masters 2025. / Clive Brunskill/Getty Images

El contraste con el pasado es evidente: cuando la clasificación de la ATP se hizo oficial en agosto de 1973, nueve de los diez mejores tenistas del mundo ejecutaban su revés con una sola mano. El único que rompía la regla era Jimmy Connors, quien eventualmente se convirtió en el primer No.1 del mundo con el revés a dos manos en su repertorio. 

Desde entonces, el rumbo del tenis ha sido claro: un deporte cada vez más veloz, más físico y más exigente, donde el revés a dos manos se impuso como herramienta de control y consistencia.

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Alejandro Arroyo, periodista especialista en tenis, resume la situación con claridad.“El tenis no es un deporte cíclico, como por ejemplo es el futbol, donde las ideas van y vienen. En el tenis no; el tenis es un deporte lineal y vamos hacia una única dirección, que es que siempre el juego va a ser más rápido y más intenso. No se va a volver a jugar más lento, con lo cual el revés a una mano no va a volver. Siempre va a haber alguna excepción, pero cada vez hay menos y cada vez tiene más sentido que así sea”, explica.

Musetti también lo tiene claro. El tenis avanza en línea recta, sin derecho al retorno. No hay marcha atrás. No hay nostalgia que valga.“Ahora la velocidad y el físico hacen que el juego sea más rápido, así que no creo que el juego lento, más técnico, por así decirlo, vuelva en un futuro próximo”, dijo Lorenzo en abril de este año. 

El revés a una mano, según la voz de quienes lo han sostenido en la élite, es una declaración estética y técnica. Es, además, un golpe que aporta diversidad al juego, un contraste necesario en un circuito que tiende a la uniformidad. 

Roger Federer es uno de los grandes defensores del revés a una mano.
Roger Federer es uno de los grandes defensores del revés a una mano. / David Gray - Pool/Getty Images

Roger Federer, un ídolo del revés a una mano, lo describe como un antídoto contra la monotonía de los intercambios repetitivos. Para él, caer en un duelo plano de fuerza equivalía a entrar en un pulso interminable donde el rival se siente cómodo. 

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“Mi objetivo en el circuito siempre fue evitar eso, porque si juego cada punto de la misma forma contra mi rival, le estoy dando exactamente lo que quiere. Lo que él no quiere es que yo mezcle, que aporte variedad… Ver a dos jugadores disputar veinte puntos idénticos uno tras otro puede ser interesante, es como un pulso de fuerza. Pero yo prefiero decir: ‘No entremos en ese pulso; entremos en otro juego distinto’”, le dijo el ex tenista suizo a GQ en 2024.

El revés a una mano es de los golpes más elegantes y, al mismo tiempo, más exigentes del tenis. En la foto, Grigor Dimitrov
El revés a una mano es uno de los golpes más elegantes y, al mismo tiempo, más exigentes del tenis. En la foto, Grigor Dimitrov / Getty Images

Para Grigor Dimitrov, el revés a una mano es una cuestión de sensaciones: “Cuando lo conectas bien, se siente como un jackpot”, una satisfacción que ningún otro golpe ofrece. Richard Gasquet lo convirtió en un gesto de identidad, defendiendo su elegancia natural, capaz de unir precisión y belleza en una sola acción. Stan Wawrinka, en cambio, mostró su costado más brutal: John McEnroe lo definió como “uno de los más potentes de la historia”, prueba de que la estética no está reñida con la fuerza. 

Sin embargo, cada vez son menos los tenistas que se atreven a aprenderlo, y cada vez son menos quienes lo enseñan. El revés a una mano, antaño considerado un gesto natural y elegante del repertorio clásico, ha sido desplazado por el pragmatismo del golpe a dos manos: más estable y funcional en el tenis moderno. “Es un golpe que en general consigue una gran regularidad. No es que genere más velocidad, sino que tiene más posibilidades de contrarrestarla”, explica Javier Frana, ex tenista y ganador de Roland Garros en la modalidad de dobles mixtos.

Lorenzo Musetti ejecuta un revés contra Holger Rune en octavos de final del Abierto de Francia 2025
Lorenzo Musetti ejecuta un revés contra Holger Rune en octavos de final del Abierto de Francia 2025 / Adam Pretty/Getty Images

En los circuitos juveniles, el golpe a una mano ya es una rareza; una reliquia que sobrevive apenas en manos de unos cuantos románticos. Ni siquiera figuras como Tsitsipás o Dimitrov, que lo ejecutan con virtuosismo, han logrado revertir esa tendencia. 

Las razones son varias y también vale la pena someter ambos golpes a criterios técnicos. Como explica Javier Frana, el revés a dos manos permite una transición más eficiente entre golpes. “Es mucho más rápida la manera de pasar del drive al revés. Con el revés a una sola mano tenés que cambiar el grip, mientras que cuando va al revés a dos manos, la mano hábil ya está empuñada de drive”, explica Frana.

“Por lo tanto tenés una guía muy clara y más rápida para tener bien agarrado el grip y eso te hace reaccionar más rápido, es más estable”, señala. Así, en fracciones de segundo, el jugador puede soltar o activar una de las manos según hacia dónde vaya la pelota, sin necesidad de modificar la empuñadura.

Y sin embargo, Musetti persiste. 

“Creo que mi juego es un poco diferente al de los demás por el revés a una mano, y me gusta mucho variar y cortar la pelota... Ahora creo que el juego moderno se basa más en el saque y el primer golpe... o en el saque y la devolución. Pero ésa no es mi forma de jugar”, le dijo Lorenzo a ATP.

A diferencia de otros exponentes del revés a una mano, el golpe de Musetti no se diluye ante la exigencia física del tenis contemporáneo. “Por lo que Musetti puede ser un top ten y optar a un gran título a día de hoy, es porque tiene mucha potencia en el golpe: puede pegar desde muy atrás, tiene alcance y es profundo su golpe”, puntualiza Arroyo. “Dimitrov o Tsitsipas son jugadores que también golpean con una mano pero no tienen potencia en el golpe y para que un revés a una mano pueda sobrevivir en la élite tienes que tener potencia en el golpe”, enfatiza. 

El joven carrarese de 23 años es, entonces, el último heredero conocido de un legado que agoniza y su juego es un acto de rebeldía silenciosa.

Verlo ejecutar el movimiento que custodia es como contemplar una especie de arabesco. Su cuerpo, suspendido en el aire en un gesto que parece coreografiado por un dios menor del equilibrio. Es una escultura que respira, un mármol en fuga; tallado por el instante y la cruda nostalgia del pasado.  


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Alejandra González Centeno
ALEJANDRA GONZÁLEZ CENTENO

Reportera y creadora de contenido en Sports Illustrated México.